CAPITULO 12. RHEA (PARTE I)

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No es Henry.

Las palabras daban vueltas en mi cabeza como si estuvieran atrapadas en un laberinto y no pudieran encontrar la salida.

—Por supuesto que es Henry —dije. ¿Quién más podría ser?Me había tocado. Se había quedado con nuestro hijo. Había hecho todo lo que Henry hubiera hecho.

Sin embargo, no me había besado. Algunas de las cosas que había dicho no habían sonado bien, no habían sonado como Henry. Algo se sentía raro todo el tiempo. Lo descarté como una consecuencia de mi visión, de él apenas aferrándose a este mundo en primer lugar, pero ¿y si no lo era?

El frío me llenó de terror. La única persona capaz de imitarlo tan bien, Cronos.

Por supuesto. Por supuesto. Yo era una idiota y todo este tiempo él había jugado conmigo. Había cuidado de Milo. Lo había alimentado. Lo había mecido para dormirlo. Había estado a mi lado durante horas, mirando como el pecho de Milo se elevaba y caía de manera constante.

—Vamos —dijo James suavemente, tomando mis manos temblorosas—. Vamos a salir de aquí.

—No puedo. —Me quedé mirando la tomadura de pelo de Cronos en forma de Henry y la furia ardiente que nunca había sentido antes corrió por mí—. No puedo dejar a Milo.

—No hay nada que puedas hacer por él aquí —dijo James—. Ava seasegurará de que no le pase nada.

A pesar de que la ira sacudía mis huesos, sabía que Cronos no lo lastimaría tampoco. Cualquiera que sea la razón que tenía para hacerlo, él había sido bueno con Milo hasta ahora y James tenía razón. No había nada que pudiera hacer, no cuando yo no podía siquiera tocar al bebé.

—Vamos a ir al Consejo tan pronto como encontremos a Rhea —prometió James—. Pero ahora tengo que hablar contigo y no podemos hacerlo delante de él.

Miré a Cronos por encima del hombro de James.

—No está escuchando. Es prácticamente un zombie.

—Siempre está escuchando. —Me tocó el hombro—. Vamos, antes de que vuelva a despertar y empeoren las cosas.

En otras palabras, antes de que pudiera amenazarme con guardar silencio o la inacción. Después de decirle un silencioso adiós a Milo, cerré los ojos y me fui de la guardería, luchando a través de la arena movediza para volver a nuestra realidad.

Después de la brisa salada del Mediterráneo, el aire viciado del avión olía extraño. A mi lado, James parecía tan pálido como me sentía yo y ardientes lágrimas corrían por mi cara. James en silencio me ofreció un pañuelo de su bandeja. Cuando no la acepté, él mismo me secó las lágrimas.

—Debería haberlo sabido —susurré.

—No es culpa tuya —dijo James—. Cronos podría haber engañado a cualquiera de nosotros y es lógico que tuvieras esperanzas de que Henry estuviera en alguna parte. No es irracional. Es humano.

—Yo sabía que algo andaba mal. No paraba de decir cosas extrañas, no me besaba y la manera en que podía sostener a Milo cuando yo no podía tocarlo... —Negué con la cabeza—. Debería haberlo sabido.

—Ahora lo sabes, eso es lo importante —dijo James—. Necesito saber lo que le dijiste.

Un nudo se formó en mi garganta.

—Todo.

Le hablé de Rhea. Le había dicho los planes del Consejo para luchar. Todo lo que ellos me habían confiado, se lo revelé directamente al enemigo. Una vez más, debido a mi estupidez, cualquier ventaja que habíamos tenido sobre Cronos se había esfumado.

THE GODDESS  INHERITANCE #5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora