Suerte.

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Pisaba las rocas secas de lo que alguna vez fue el cauce de un río, me fascinaba ya que estaban moldeadas por la fuerte corriente del agua, eran suaves y lisas, como la superficie de una baldosa. Escuche mi propia risa de fondo. Yo de niña, sonreí. Una vez me caí a un río. Cuando recordé eso todo se volvió oscuro, tenía mucho calor y no podía moverme, sentía que un viento hirviendo me zamarreaba en el aire, finalmente tome mi cuello queriendo hablar pero tenía sed, mucha sed, era como si el agua de mi cuerpo hubiese desaparecido. Grite una voz seca.

Me destape empapada en sudor mientras el sol de otoño me pegaba en la cara. Tenía mucha sed. Qué hora era? Me levante del futon y me acerque al celular, ahhh... 10:24 am. Tenía dos llamadas perdidas de mama, menos mal que hoy es domingo. La llame pero no atendía deje el teléfono y me fui a llenar la bañera. Abri la canilla de agua caliente y recordé el calor agobiante del sueño que había sido aquello? Salí del ofuro y fui a la cocina por agua. Yo de niña me caí en un rio? Me empezó a doler la cabeza y busque una pastilla... -que raro- dije hablando sola – no se acerca mi fecha de menstruación.

Desayune y luego entre al ofuro, destape un frasco con flores de lavanda que me había regalado Yoshida Hikari, quien es mi mejor amiga desde que vine a vivir a Kioto. Desde pequeña me había mudado por el trabajo de mi papa asique decidí estudiar en el lugar que yo quisiera, por suerte mis abuelos maternos dejaron una casa aquí asique no desaproveche la oportunidad. Siempre me gusto esta ciudad de niña, y ahora el doble.

Rocié la bañera con las flores y me lave el pelo y el cuerpo, luego entre en la bañera... ahh el agua tan caliente relaja todos los músculos del cuerpo. Cerré los ojos mientras sentía el perfume de la lavanda tan delicado y fuerte al mismo tiempo.

-(suena el celular ruidosamente desde la otra habitación).

Abro los ojos frustrada, el dolor de cabeza ya se me estaba pasando.-MAMAAAAA- grite como si pudiese oírme. Salí de la bañera y me seque a medias para llegar a alcanzar el celular. –Ahhhh el tatami se va a mojaaaar- de nuevo hablando sola y quejándome con nadie.

Tome el celular. –Mama, hola.-

-Chijiro querida.- la extrañaba un poco, me hacen feliz sus llamadas después de todo.- como estas?

-Frio- me temblaba la mandíbula-con frioooo. Recién salgo de la bañera, tu?

-Abrígate bien, no te enfermes no quiero que molestes a Hikari.

-Si ya se ya se. Como estas?-pregunte devuelta.

- Bien hija. Hoy como es domingo tu papa me va a llevar a comer fuera- dijo entre risas. Desde que me fui estos dos se habían vuelto más novios que nunca.

-Ahh que lindo. Qué bueno que puedan disfrutar mas así.

-sí, estoy muy contenta con tu papa es más atento que de costumbre. Que harás hoy?

Pensé por un momento... no puedo mentirle es mi madre, pero si no me va a decir que soy muy solitaria que necesito mas amigos y demás. Le voy a poner la excusa de la universidad.

-No mucho, tengo que aprontar cosas para mañana de la uni, asique voy a estar tranquila en casa.

-Ay Chijiro... cuando vas a conseguirte un novio?

-MAMA! No digas esas cosas.

-Es que siempre estás tan sola, quiero alguien que cuide correctamente de vos cuando yo ya no este.

-Ay no mama basta, basta porque ya estas poniéndote dramática.

-Solo digo las cosas como son.

-Bueno, está bien. Más tarde te llamo, todavía tengo que ponerme ropa.

-EHH! Chijiro! vas a enfermart...

Le corte –uhh espero no se enoje tanto. Me puse ropa y medias, y luego me seque el cabello. Mientras me miraba al espejo me preguntaba porque nunca había sentido algo por otra persona. Algo como amor de pareja... nunca me había pasado... que tan rara era? Termine de secarme las puntas. Debería cortarlo? Lo tenía largo hasta la cintura, igualmente me gustaba mucho.

Me senté a come una mandarina en el kotatsu, mientras miraba instagram. Planeaba tirarme ahí todo el día pero me llego un mensaje de Hikari diciendo que tenía ganas de ir al templo Fushimi Inari –taisha. Hace mucho tiempo no caminaba y tenia gana de salir, en otoño Kioto es más linda que de costumbre para mí. Termine aceptando. Quede con ella en la estación de tren frente a la entrada del tempo. Prepare mi mochila, abrigo y salí hacia allí, no sin antes pasar por el kombini a comprar comida.

Los colores de Kioto se filtraban por las ventanas del tren mientras pegaba mi cabeza al vidrio. Cerré los ojos un poco soñolienta e inmediatamente los restregué, no podía dormirme, me quedé un poco embobada pegada a la ventana con la mirada perdida entre la ciudad. De repente una imagen vaga de un tren en el mar vino a mi mente. Tren en el mar? Estoy cada vez más rara. Gire la cabeza para mirar al asiento de enfrente y no pude respirar mas.

Eso... eso era una persona? No. Un ayakahsi? No parece. Quise gritar, no sale, el sonido no sale, no puedo moverme estoy paralizada, mire de reojo a rodos a mi alrededor , el tren seguía andando pero dentro de el era como si el tiempo se hubiese frenado volví a mirar a esa cosa, ese fantasma negro con careta de ojos vacios me hundía la mirada.

-Atención pasajeros, próxima estación Inari.

La gente empezó a moverse y yo estaba paralizada, esa era mi estación, tenía que bajar ya. Una niña me piso el pie y por fin reaccione exhalando el aire que tenía atrapado dentro. Mire al frente y el fantasma ya no estaba. No pensé, me pare, y salí del tren medio caminando medio corriendo, tratando de parecer lo más normal que podía.. Que había pasado?! Qué pasa con mi cabeza? Sentía que me vibraba la garanta mientras caminaba hacia la máquina expendedora, me saque una bebida de durazno y otra de frutilla para Hikari. Qué pasa? Qué pasa? No entendía como mi cuerpo seguía funcionando normalmente. Fui hacia el baño moje mi cara. Me mire al espejo y comprobé que estaba sola.

-Estas bien.- afirme. –es el estrés porque hace mucho no te subías al tren, tranquila. Estas bien.

Me tranquilice y me dirigí hacia la entrada principal de la estación.

-Hikari!- la llame viéndola a lo lejos. Alzo una mano mientras se acercaba a mí. Hikari era una chica tan linda y tierna, siempre de rosa y pelo corto, ay es tan linda, que suerte tengo que sea mi amiga.

-Chijiroooo, como estas te extrañeeee- dijo mientras me abrazaba.

-Bien bien ejeje.- es taaaan linda pensé.-bueno vamos?

-si!

Charlamos hacia la entrada del templo que en realidad quedaba a unos metros de la estación. Entramos y cruzamos el torii. De repente un escalofrío recorrió mi pecho y sentí un sabor a metal. Mal augurio. 

El viaje de Kohaku.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora