La cantidad de clientes en los baños el día de hoy era más de lo que soportaban nuestras instalaciones. No es que no nos hubiese pasado anteriormente, pero es frustrante porque tenemos que reorganizar las habitaciones y pedir disculpas ya que algunos espíritus desean quedarse en las habitaciones pero ya no nos queda ninguna disponible.
-No puedo imaginar cómo estará Kamaji allá abajo- le dije a uno de mis empleados.
-Señor, de por seguro que ahora se encuentra en buenas condiciones de trabajo, Yubaba nos maltrataba mucho. Es un placer trabajar así!.
Le sonreí y seguí administrando las habitaciones. De repente se empezaron a escuchar pasos que se aceleraban.
-Eh? Que ruidoso.- dije mirando al frente.
Lin se abrió paso por la puerta azotándola. –Kohaku! KOHAKU!
-Ey ey que pasa por que tanto alboroto.-dije levantándome de mi silla un poco enojado.
-Kohaku! Inari! Inari Está aquí!- los ojos de Lin temblaban de miedo.
Me agarre la cabeza –Ahhh..- suspire frustrado –una deidad, lo que me faltaba el dia de hoy. Satou – le dije a mi empleado- anda al patio de atrás y prepara el onsen y la habitación. Lin, manda a todos los empleados necesarios para ayudarle. Satou salió corriendo por la puerta trasera
-Si si. Ya les comunico- se dio la vuelta.
-Ah Lin. Donde está Inari? Qué forma ha tomado?.
-Por qué no lo ves por ti mismo querido Kohaku- dijo una voz tras la puerta. Alcé la mano ordenándole a la puerta que se abra y Lin se postro en el suelo. Me adelante por sobre mi escritorio y me postre.
Inari tenía la forma de una mujer preciosa, delicada, con extremidades finas y largas, su piel era tan blanca que reflejaba la luz de las lámparas encendidas en la habitación, su pelo negro lacio y pesado tocaba el suelo, mientras que un halo de luz roja salía por detrás de su cabeza.
-Kohaku, Lin, levántense.- Nos levantamos, ninguno de los dos se atrevía a mirar su rostro directamente todavía. –Lin querida, retírate.
-Si señora- se tropezó con la yukata y casi cae al suelo. Pero salió de la habitación cerrando la puerta.
-Kohaku, querido. Mírame.- diciendo esto su cálido dedo índice levanto mi mentón y pude verla a la cara. Jamás una cara tan hermosa me había dado tanto miedo, sus labios eran finos y rosas, una boca pequeña, tenía la nariz respingada y los ojos como los de un zorro blanco, de un intenso amarillo, enmarcados por pestañas negras las cuales parecían alas de una mariposa. Me caían lágrimas de los ojos de forma inexplicable.
-Kohaku, he venido a verte- su voz era suave, como aroma a bosque.
-Señora, dígame en que le puedo servir.
-Esta vez Kohaku no ay nada en lo que puedas servirme. He venido a hablar. Después que termines de trabajar, dirígete hacia mi habitación, es importante. Pero no te preocupes no has hecho nada malo.
Diciendo esto Inari dio media vuelta y se fue. Caí de rodillas al suelo, no pensé que fuera a verla en esta forma, casi siempre se presenta como un amable hombre viejo. Esta vez había desplegado toda su gloria. Que me querrá decir?
Apoye mi cabeza en la mano y llore un poco. Mirar a una deidad a los ojos para nosotros los espíritus jóvenes es algo que nos ahueca el pecho. Que tan joven soy? O que tan viejo? Si yo era un rio, como llegue aquí? Siento que una vez lo supe, pero me olvide, olvide donde vivía, olvide donde nací. Porque parezco un humano?
Me senté al borde de la ventana y prendí el kiseru. El humo de tabaco arremolinaba en el aire al salir de mi boca. Hace tiempo que el mar se había secado, ahora podía verse muy bien el tren yendo y viniendo de un lado de este mundo al otro. Golpee el kiseru contra el marco de la ventana para sacarle en tabaco y salí de la habitación. Caminar tarde por la noche entre los baños vacios medaba tranquilidad, es lindo ver algo que siempre me da estrés, estar tranquilo, baje hasta el patio trasero. El jardín había florecido por la presencia de Inari, se había formado un sendero de camelias y lirios hasta el onsen y había luciérnagas por todo el jardín. Camine pisando pétalos de cerezo, el cual también había florecido y se dejaba caer en forma de lluvia.
Me arrodille y golpee la puerta de la habitación.
-Pasa Kohaku.
Entre haciendo una reverencia y cerré la puerta
-Siéntate, no tengas miedo.- sirvió sake y bebimos.- quería verte desde hace tiempo. Tienes tabaco?
-Si. – extendí el sobre de tabaco hacia la mesa y ella comenzó a ponerlo en su kiseru.-de que quería hablarme señora.
-Has estado recordando algunas cosas estos últimos tiempos Kohaku. Quería que sepas que la que te hechizo fui yo. Yo lo hice con todos en este lugar hace bastante tiempo, antes de la llegada de Chijiro.- me tomo realmente por sorpresa.-Fuego?
-Si-chasquee los dedos, rogando que esta vez funcionara pero el fuego no salía. –lo siento, traeré fósforos.
-CHAZ!- se oyó- no te preocupes, era solo para molestarte un poco- fumo- estas consciente que estás perdiendo tus poderes no?
-Si señora-estaba en lo cierto... hace tiempo mi magia y poder habían estado desvaneciéndose poco a poco.
-Eso es porque tu corazón debe decidir. Te queda poco tiempo, si no vas a desvanecerte por completo.
-Decidir?
-Si, niño tonto - dijo golpeándome la frente suavemente con su kiseru – a este lugar le queda poco tiempo, todos comenzaran a recordar y a decidir sus caminos. No quieres ser el único atado a esta casa no? Debes recordar quien eras para saber lo que quieres más adelante, y debes decidir lo mejor para ti conforme tus experiencias pasadas o a lo que tu intuición te dicte.
De repente un kitsune atravesó la pared de la habitación y se acurruco en la falda de Inari.
-Hola precioso - dijo mientras lo acariciaba-que pasa, vigilaste a la humana?... oh ya está en casa!? Excelente noticia mi zorrito, gracias. – Inari beso la frente del zorro y desapareció.-Chijiro está en mi templo, es tu decisión.
Chijiro? Eh que está pasando? No entiendo lo que esta mujer me dice – que es mi decisión?.
-Quieres ver a Chijiro? Este viaje te ayudaría a decidirte.
-Viaje? Pero no puedo dejar solos los baños...
-Lin se encargara. Necesito que me digas que quieres hacer.
-pero... como Chijiro esta tan tarde en la noche sola en un templo.
-Kohaku el mundo humano tiene un tiempo diferente al nuestro, apresúrate, va a amanecer y tu oportunidad se te escapa de las manos.
Cuando dijo eso sentí que el tiempo era como arena en mis manos. Inari estaba en lo cierto, si este lugar fue diseñado para albergarme y luego desaparecer, debería salir de aquí, porque si no desaparecería con él. Pero el mundo humano? Que me va a pasar? Supongo que nada, Chijiro entro y no le paso nada, aunque debería comer algo de allí rápidamente para no desvanecerme.
Mire a Inari decidido –está bien, quiero ir.
Inari se puso de pie y me señalo que la siga al agua del onsen. Cerré la puerta tras de mí y la mire, estaba metida en el agua con ropa y todo, y a su lado estaba el sin cara.
-Eh! Y el que hace aquí? Que es esto?
-Este es el espíritu que acompaño a Chijiro la vez que estuvo aquí, gracias a su bondad le di el poder de moverse entre nuestro mundo y el de ella. El es como su guardián, te va a guiar hacia el otro mundo y mediante el vas a poder comunicante conmigo y volver si eso deseas. Vamos entra al agua, no tengas miedo. No te desvistas porque si no llegaras desnudo al otro lado.
Entre al agua caliente con mis sandalias puestas, la yukata flotaba a mi alrrededor y me acercaba lentamente hacia ellos.
-Muy bien, toca su máscara. – Apoye la yema de los dedos sobre esta- ahora voy a levantar mi mano, y vas a sentir un leve tirón hacia abajo, cierra los ojos y no dejes de respirar, el te va a guiar hasta donde ella se encuentre. Rápido, esta amaneciendo.
Inari apoyo las manos en la superficie del agua y empezó a iluminarse, encandilaba como la luz del sol – Que pasa si no me reconoce!? - le dije.
-No lo hará!- me dijo mientras levantaba una mano.
Sentí un tirón hacia abajo y todo lo que podía ver era una luz roja mientras el sin cara iba delante mío cayendo hacia ella. Vamos a matarnos dije en mi mente. El suelo del bosque cada vez se acercaba más y más y no sabía cómo parar. Sentí mi cabeza rebotando contra algo suave. Mire hacia el suelo y el cuerpo del sin cara se deslizo debajo de mi para erguirse. Apoye mi cara sobre la roca y suspire. Había llegado al mundo de Chijiro.
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El viaje de Kohaku.
FantasíaEsto es mi continuación de "El viaje de Chijiro". Kohaku se ve agobiado por sus nuevos sentimientos, no los entiende y hará lo imposible para buscar la raíz de estos, en este viaje descubrirá muchas cosas de si mismo y sobre el mundo humano. Con sus...