Abrí los ojos escuchando el despertador. Tenía frio, no quería salir del futon pero colocaba el despertador en la puerta de la habitación para levantarme, me incorpore y me restregué la cara bostezando. Aunque tenía calefacción sabia que fuera de la habitación iba a hacer un frio de mil demonios, vivía en un área un poco alejada del centro de Kioto. Me levante, apague el despertador y abrí la puerta caminando en pijamas hasta la cocina.
-Que es ese ruido?
Choque medio dormida contra algo suave. Restregándome los ojos y confundida mire hacia delante, oh que sueño tan real pensé. En ese momento desperté realmente y me aleje hacia atrás rápidamente.
-oh buen día, es el despertador. Voy a mi habitación – me gire en una milésima de segundo y me encerré de nuevo haciendo chocar fuertemente la puerta contra el umbral.
Me quede sosteniendo la puerta mirándola fijamente pensando es porque demonios no me había acordado de que tenía un hombre en mi casa. Y ese hombre era... como decirlo? Una maldita preciosura.
-Buen día Chijiro, disculpa pero quisiera usar el ofuro, está bien si entro? – dijo detrás de la puerta haciéndome sobresaltar. Abrí la puerta y lo mire, ah dioses... de kimono mostrando descuidadamente un poco de su pecho y clavículas... creo que tengo un sangrado nasal. Bien tengo que tranquilizarme soy una adulta de 24 años.
- Si no hay problema.
- Muchas gracias. Entonces tengo otra petición.
- Oh si dime.
- Me puedes enseñar a usarlo? No lo entiendo bien ya que en mi pueblo teníamos algo más... tradicional.
- Si claro.
De donde salió este chico? Que tan pobre habrá sido? Aunque no parece haber trabajo al col por el tono de su piel. Fui hasta el baño. De paso le explicaría como se usa todo. Si no sabe cómo se una un ofuro... tal vez no sabe el resto.
-aquí es el baño – señale el inodoro – el lavatorio, ah ahora que lo recuerdo sería bueno comprar un cepillo de dientes – me temblaba la mandíbula.
Abrí la puerta del ofuro y le dije que entrara, pero no entro nadie. Salí a buscarlo, salía de me habitación con un cárdigan que tenia colgado en el perchero y me lo puso sobre los hombros.
-G – gracias- le dije arropándome. El me sonrió, como un perro obediente yo sinceramente quería gritar y arrancarme los pelos, que tan lindo y caballero podía llegar a ser?
Termine de explicarle todo y entro a darse un baño.
-No tardes, yo también quiero darme un baño antes de partir a la universidad.- le grite desde la cocina haciendo el desayuno.
Para ahorrar tiempo comí sola y le deje el suyo, fui a mi habitación, prepare mi ropa y mi bolso.
- Ah Chijiro, disculpa que moleste tanto, pero donde esta mi ropa? – me dijo por detrás desde la puerta.
- Está en la lavadora – le dije concentrada buscando si tenía en el bolso los apuntes que le prometí a Hikari.
- Pero... esta húmedo todavía
Me golpee la frente – ahhhhh se me olvido colgarlo anoche, igualmente vas a morir de frio si usas yukata en esta época del año... deja te voy a buscar varios kimonos que eran de mi abuelo hasta que compremos rop – me gire para salir de la habitación y no me percate que si él estaba preguntando dónde estaba su ropa, no iba a tener nada puesto más que una toalla, y pues así era. – Paz y tranquilidad... serenidad- me dije en mi mente. Salí de la habitación pasando al lado de el como un fantasma, lento y calmo sin una expresión en el rostro. Llegue al ropero viejo y senti el leve impulso de encerrarme y gritar allí con todas mis fuerzas, COMO ES QUE EN MI CASA TENIA A UN HOMBRE TAN RARAMENTE INOCENTE? Tome los kimonos viejos de mi abuelo, camine hasta él y se los di en la mano.

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El viaje de Kohaku.
FantasíaEsto es mi continuación de "El viaje de Chijiro". Kohaku se ve agobiado por sus nuevos sentimientos, no los entiende y hará lo imposible para buscar la raíz de estos, en este viaje descubrirá muchas cosas de si mismo y sobre el mundo humano. Con sus...