Hinata
—Esto no me gusta nada.
Neji se pasó una mano por el cabello, miró hacia Naruto, y soltó un suspiro. Estabamos a punto de irnos, de echo Neji ya estaba afuera, Naruto y yo lo seguiamos, pero en cuanto vimos el auto de papá, nos metimos nuevamente. A mí tampoco me gusta esto. Es decir ¿qué hacen mis padres aparcando el auto frente al piso de Neji?
—¿Qué pasa?— Naruto preguntó a Neji.
Se veía molesto y como no estarlo. Para empezar la idea del disfraz no le gustó nada. Por eso Neji tuvo decirle que, como no es de este mundo lo mejor era ocultar su verdadera apariencia. Solo entonces se dejó hacer, y Neji puso manos a la obra. Hace tiempo que es amigo de un chico llamado Lee, el cual es técnico en maquillaje y caracterización.
Así que Neji le pidió lo necesario para disfrazar a Naruto. Una peluca roja, lentillas de color verde, cejas falsas del mismo tono que la peluca, y maquillaje. Yo ayudé un poco aplicando el maquillaje para cambiar su tono de piel y ocultar sus bigotitos. Se veía diferente pero igualmente atractivo.
—¿Tan mal me veo?
—¿Qué?
—Me estás viendo fijamente desde que me pusieron esta cosa, es porque me veo mal ¿verdad?
—No. Para nada, te ves muy bien, solo que pareces alguien más. Es decir ya no te ves como mi Naruto.
—Carboncillo. ¿Qué tonterías
dices?—Habló Neji entre dientes.—¿Eh? Ah, y, yo...
Neji me estaba diciendo algo con la mirada pero no podía entender. Quería preguntarle directamente, pero seguro no era buena idea porque me hizo señas para que me quedara callada. Entonces el timbre sonó.
—Naruto, por favor, ve a mi habitación y quédate ahí hasta que yo vaya a llamarte.
—¿Por qué?
—Solo hazlo, por favor.
Naruto no se movió.
—Por favor.
—Si dejas que me quite todo esto, lo haré.
—Maldita sea, esta bien, pero has lo que te digo.
—Ya voy.
Naruto obedeció, mi hermano contó hasta diez y abrió la puerta. —Hola mis amores. ¿Cómo amanecieron?
—Muy bien mamá, gracias ¿y
ustedes?—Bien, muy bien como siempre, el sol ha salido y eso es lo importante.
—Siempre debemos ser positivos.
—Así es. Por cierto niños ¿no van a invitarnos a pasar?
—¿Ah? Es decir sí, adelante.
—Papá ¿dónde está Hanabi?
—En el auto. Dice que no quiere bajar porque seguramente ustedes van a enojarse con ella.
—¿Por qué ibamos a enojarnos?
Preguntamos al unísono.
—Porque harán de niñeros. Mamá y yo tenemos una reunión y Hanabi no puede ir. La hemos traído para que pase el día con ustedes pero ella dice que es lo suficientemente grande para quedarse sola en casa.
—Iré a por ella. —Neji se acercó más a mí y susurró antes de salir.
—Hinata ve a comprobar que todo este bien en la habitación.—¿Qué tienen en la habitación?
A mamá nada le pasa desapercibido. Tiene oido biónico, estoy convencida.
—Nada importante, el amigo de Neji le pidió que cuidara a su gato.
—¿Y lo tienen en la habitación?
—Sí, es que es un gato muy, muy...especial.
Mamá me dirigió una mirada de;
Haré como que te creo. Caminé a la habitación de Neji, llamando a la puerta tres veces pero Naruto no contestó, preocupada abrí, decidida a saber que pasaba con él. Aparentemente no estaba. Tenía que asegurarme de que no hubiese saltado por la ventana. Así que entré.Error. Grave, error.
Naruto salió del baño con una toalla sobre sus caderas, gotas de agua resbalando sobre su piel canela, el cabello alborotado.
—¿Hinata?
Me quedé como piedra a media habitación.
—Mmm
—Hinata, Hinata, ¿estás bien?
Quizá no debería reaccionar de esta manera, porque ya lo he visto completamente desnudo. Pero esta visión de él es tan, tan... sensual.
Que se me hizo la boca agua. E imaginé que deslizaba mi lengua por su six pack, y que mis dedos hacían lo mismo con su aparente sedoso cabello. Mantuve la boca abierta el tiempo suficiente para que él lo notará y acto seguido sentí la cara arder.—Sí, sí. Estoy bien.
—¿Segura? Tienes la cara como remolacha.
—No es nada, solo tengo calor,
mucho.—Déjame revisar.
—¿El qué?
Mi mente se nubló, Naruto estaba frente a mí a escasos centímetros, en un santiamén. Puso una mano en mi frente, comprobando mi temperatura. ¡Dios! Apenas podía respirar. Cuando me tocó, sentí una corriente eléctrica por todo el cuerpo. Me quedé tan quieta como pude, sintiendo su respiración en el rostro.
—Cierto, no tienes...
Le miré y dejó de hablar. Sus ojos se encontraron con los míos, de alguna manera sentí que nos comunicamos, aunque realmente no sé bien que fue lo que dijimos. Tragó grueso, su mano dejó mi frente deslizándose hacía mi mejilla. Fue como una caricia muy sutil.
—Son como nubarrones.
—¿El qué?
—Tus ojos.
Sonreí. Es la primera vez que escuchaba esto. Es decir, las personas suelen compararlos a la luna o las perlas, pero no a los nubarrones. Nunca.
—Y ¿eso es malo? Aunque me encantaría pensar que estás tratando de ser amable.
Para mi sorpresa Naruto se sonrojó.
Se veía tan lindo. —En realidad, estaba tratando de hacerte un cumplido.—¿De veras?
—Sí. Pero es la primera vez que lo hago, así que no tenía idea de que decir.
—Esta bien. Acepto el cumplido, gracias.
Naruto se acercó más. Nuestras narices casi se tocaban. —Lo que quería decir es que son preciosos.
Bajó la vista hacia mis labios. Se inclinó sobre mi. Mi corazón latía como caballos desbocados.
—Tus labios son rosas, tan bonitos, que me invitan a hacer cosas que jamás había pensado...
A estas alturas, sus labios rozaban los míos. Naruto estaba a punto de besarme, Naruto Uzumaki. Del que estaba enamorada hace demasiado tiempo. Lo mejor de todo es que ya no tenía ese estúpido disfraz. Su cabello como el trigo, estaba a la vista otra vez, sus perfectos ojos azules estaban mirándome aunque no supe describirlo, pero se sentía como algo cálido. Dios mío. Esto de verdad iba a pasar.
Naruto de verdad me iba a besar.
—Tenías razón, Hinata, es un gato muy especial.
La voz de mamá vino desde la puerta. Rompiendo mi burbuja de amor.
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IRREAL
FanfictionMe enamore de alguien que no existe. Los personajes no me pertenecen, propiedad de Masashi Kishimoto.