𝗩𝗢𝗟𝗩𝗘𝗥/ La guardiana y el príncipe Caspian (LCDN#2)

PRÓLOGO

En Narnia han pasado 1300 años desde la partida de los reyes y reinas, la protectora Oeste fue enviada a ser resguardada en una ubicación secreta, donde nadie pudiera hacerle ningún daño. En esos 1300 años los telmarinos se adueñaron de Narnia haciendo que los narnianos que quedaban huyeran a el bosque; los protectores desaparecieron sin dejar rastro y los árboles se sumieron en un profundo sueño.

En una noche oscura la esposa del autoproclamado rey, Lord Miraz, tío del futuro rey de los telmarinos, estaba dando a luz a su primer hijo.
-Fue niño mi Lord- le dijo un sirviente a Miraz
-Los dioses nos han bendecido- dijo mostrando una sonrisa que delataba su alegría y orgullo - ¿Y su sobrino? - la sonrisa se borró de golpe ante la pregunta de uno de sus guardias -Ya saben sus órdenes- dijo el rey cambiando su tono a uno más serio y entró a ver a su primogénito.

En el otro lado del castillo un viejo profesor entraba apresurado en la habitación de su estudiante. Al entrar, inmediatamente le tapó la boca al príncipe, provocando que este se asustara.
-Soy yo Caspian- susurró el profesor quitándose la capucha haciendo que el príncipe se relajara - Dame cinco minutos más- dijo el somnoliento príncipe volviéndose a dormir -Hoy no observaremos estrellas joven príncipe, tiene que huir- dijo el profesor haciendo que Caspian se levantase forzadamente     - ¿Qué paso? - preguntó alterado -Tu tía ha dado a luz a un varón- anunció el profesor y el príncipe sabía exactamente lo que aquello significaba. Caspian buscaba sus botas, mientras su profesor abría un pasadizo escondido en el cuarto del príncipe justo a tiempo ya que unos minutos después entró el general de Miraz y ordenó que atacarán a punta de flecha la cama del príncipe, pero cuando se dieron cuenta ya era tarde.

El príncipe y el profesor bajaron las escaleras corriendo rápidamente hasta llegar a los establos, el profesor le entrego una espada y una capa cuando este ya estaba montado en el caballo.
-Tendrás que ocultarte en el bosque- le dijo a el príncipe, un escalofrío de temor recorrió su espalda -¿Cómo?- preguntó asustado -En el bosque, le temen y asi no te seguirán, y una cosa más- explicó entregándole un cuerno en forma de león, el chico lo admiro sin saber su valor -Sóplalo si necesitas ayuda- le dijo el profesor -¿Volveré a verlo?- le preguntó Caspian -Espero que así sea joven príncipe, pero desde ahora todo cambiará- al profesor le dolía no poder acompañarlo, pero sabía que debía quedarse, no podía ser una carga para el joven.
- ¡Suban el puente! - se escuchó el grito de uno de los guardias
-Tiene que huir ahora-ordenó el profesor y el príncipe empezó a cabalgar.

- ¡Un hijo! Lady Prunaprisma le ha dado un hijo a Lord Miraz- se exclamaba dentro de los muros mientras Caspian escapaba del reino que le habían arrebatado. Cabalgó con unos cuantos soldados detrás de él hasta llegar a la orilla del bosque haciendo que unos soldados se detuvieran por miedo a lo que habitaba en su interior pero el príncipe no dudó y se adentró en el bosque; volteó para ver si aún lo perseguían y al girar su vista hacia el frente una rama le golpeó la cabeza haciendo que quedara colgando de su bota, la cual se había quedado atorada en la silla de montar arrastrando a el joven príncipe por el bosque hasta que logró zafarse.

Cuando se quedó tirado noto un par de figuras diminutas asomarse de la oscuridad, Caspian, asustado, buscó su espada, pero estaba demasiado lejos y uno de los enanos ya había sacado la suya mientras se acercaba a él, de repente se escucharon los golpes de los cascos de los caballos y gritos de los Telmarinos, Caspian se dio cuenta de que al lado suyo tenía el cuerno que le había dado el profesor así que lo tomó.
- ¡No! - exclamó uno de los enanos para que acto seguido el joven lograra tocar el cuerno antes de sentir algo duro pegar contra su nuca haciendo que se desmayara.

Mientras que, dentro de la casa de los enanos y un amable tejón, en una caja de cristal viejo y gastado, la guardiana que albergaba en su interior despertaba de su largo sueño.