El papá, la mamá y el tío simpático.

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El sol comenzaba a asomarse desde lo más alto del hermoso cielo cubierto de nubes que enbellecian su natural azul celeste, mientras un animado shinobi caminaba a través de las calles de Konoha siendo seguido por su linda Sarada que maullaba de vez en cuando, el oji ámbar se limitaba a sonreírle fugazmente mientras recordaba esa graciosa y agradable velada de la noche anterior, si bien Sasuke le había mostrado los dientes en más de una ocasión, se permitió a sí mismo compartir ese momento familiar como uno más, y es que Mitsuki era consiente de su inminente soledad en Konoha, su entorno familiar no fue, ni era precisamente normal, su padre era un shinobi científico bastante excéntrico, por no decir anormal, una de las tantas razones por la cual estaba siendo custodiado día y noche, eso incluía a los ex miembros de Taka, Juugo, Karin y Suigetsu, pasados criminales que el podía llamar familia, suspiró al mismo tiempo que su sonrisa se la llevó el viento, odiaba sentirse melancólico, miró una vez más el cielo mientras que cerró los ojos dejándolo escapar un claro y cansado suspiro, saltó a lo más alto de un edificio con la felina en sus brazos, ambos contemplaron la vista panorámica mientras el  semblante de peli celeste era serio, pensar en todo lo acontecido a lo largo de su estancia en Konoha le hacía sentir esa melancolía que tanto detestaba, las emociones no eran lo suyo, ni mucho menos los sentimientos, pero quería sentir todo lo bueno de sentirse vivo, reír, divertirse, emocionarse, querer y ser querido, aún si todo resultaba en un lío, porque meterse en líos era algo normal en él, definitivamente debía de dejar atrás sus problemas existenciales, pero Mitsuki sin problemas existenciales no era Mitsuki, sonrió de solo llegar a esta absurda conclusión, porque de cierto modo tenía razón, era un humano artificial después de todo, se descubría a sí mismo cada día, a cada momento, a cada segundo, sonrió de manera casi imperceptible y fue entonces que la pequeña Sarada saltó hasta su hombro derecho acariciando su mejilla tratando de animarlo, su sonrisa se hizo más amplia al sentir esa conocida fuente de chakra.

- ¿Mitsuki...?

Volteó encontrándose esos ojos zafiro y esa mata de cabellos rubios.

Mitsuki: Boruto...

Sonrió como siempre.

Boruto: Vaya, no esperaba encontrarte aquí, estaba escapando de Sarada, al parecer quería programar un entrenamiento con el InoShikaChou el fin de semana, y la verdad es que quiero holgazanear ese día.

Apartó la mirada al decir esto último.

Mitsuki: Ah, mañana es el día libre del Hokage, y quieres pasar tiempo con él.

Concluyó a lo que el rubio enrojeció como termómetro.

Boruto: ¡Te...te equivocas-dattebasa!

Gritó totalmente escandalizado.

Boruto: Alto, ¿como sabes tu eso?

Preguntó curioso.

Mitsuki : Se lo oí a Sasuke-san y Sakura-san ayer cuando fui con Sarada a ver a Sarada.

La expresión del Uzumaki no tenía precio por lo que el peli celeste sonrió de ser el causante del lío del Uzumaki.

Boruto: ¡¿Que es eso de Sarada y Sarada?! ¡¿Cenaste con la tía Sakura y el tío Sasuke?! ¡¿Como?!
¡¿Cuando?! ¡¿Y como es que saliste vivo?!

Preguntó atropelladamente zarandeadolo de aquí para allá a lo que sonreía inocentemente.

Mitsuki: Es un secreto...

Se limitó a decir cuando cierta azabache hizo acto de presencia haciendo notar el oscuro, denso y amenazante chakra.

- Con qué aquí te escondite maldito holgazán...

Mitsuki y su gatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora