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Comodidad.

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Jin Ling se siente fuera de lugar al ir al receso de las nubes sin sirvientes, discípulos o siquiera una invitación. Tras salir del muelle de loto, había concluido que si no lo hacía tan pronto como fuera posible, le costaría mucho reunir valor después.

Pasa con la ficha de jade que le ha dado La Sizhui, años antes. Te de ignorar lo más arduamente posible las miradas de los discípulos Lan, hasta que alcanza a llegar al pabellón de la biblioteca, donde sabe que Lan Sizhui pasa la mayor parte del tiempo.

—Puedes colocarlo a un lado, gracias —, escucha su voz, sin que su mirada se despegue de los pergaminos que transcribe con prolija letra. Jin Ling frunce el ceño, su presencia seguramente fue confundida con la de algún otro discípulo.

Lan Yuan se ve sereno, su mirada centrada en su trabajo lo hacen lucir mayor a lo que es. Su postura siempre recta como la de un buen discípulo Lan. Pero hay algo en él fuera de lugar, quizá un toque melancólico que difumina su vista y, en vez de verse concentrado, parece distraído y a la vez no. Es extraño e indescriptible.

— Sizhui —, llama una vez que se detiene frente al escritorio ajeno. Jin Ling puede ver cómo el agarre del pincel se aprieta por pocos segundos antes de dejarlo delicadamente en su escritorio.

Cuando Lan Sizhui levanta su mirada, Jin Ling siente una punzada por la falta de aquella cálida sonrisa que siempre lo recibe. Entonces descubre que su sonrisa no era la razón de su molestia, nunca lo fue. Lo que más pica en su pecho ahora, es ser la razón por la que no pueda contemplar más esa sonrisa.

—Líder de la secta Jin, ¿hay algún problema? —pregunta el discípulo Lan, inclinando la cabeza con curiosidad.

Jin Líng toma aire, y apoya ambas manos sobre el escritorio, haciendo al otro retroceder levemente sobre su propio asiento.

—No me llames así... —comienza, pese a no decir lo que realmente quiere decir, siente que su cara está envuelta en llamas. Traga saliva y toma aire nuevamente, necesita que el oxígeno llegue a su cabeza antes de hablar —. No me molesta tu sonrisa, me gusta tu sonrisa. Lo que me irritaba era no saber por qué me hacía sentir tan... tan...

Ha llegado más rápido de lo que pensó a su límite. La atenta mirada de Lan Sizhui es demasiado para él, simplemente demasiado . Jin Ling puede sentir que su rostro quema hasta la punta de sus orejas, y las palabras rápidamente volaron de él para evitar quemarse.

Jin RuLan, el joven líder de la secta Jin, nunca tuvo muy claro los asuntos que tienen que ver con sentimientos, apenas podía comprender el confort que le daba la amistad que los otros le daban. Pero, lentamente, con el paso de los años, ese confort se fue convirtiendo en algo más fuerte y pesado, algo que no podía controlar y se le escapaba como agua entre los dedos.

—¿A-Ling? —escucha un llamado tentativo, RuLan asiente con la cabeza, haciendo que Lan Sizhui por fin, por fin volviera a trazar un esbozo de una suave sonrisa sobre sus labios —. ¿Entonces, A-Ling no me odia?

Jin Líng inmediatamente niega con la cabeza, frunciendo el ceño. Aquella vez no supo cómo responderle, debió suponer que Lan Sizhui quedó con la impresión equivocada.

—A-Ling, ¿realmente no te desagradan mis sentimientos hacia ti? Ha pasado un tiempo, desde que A-Ling suele no querer mirarme o se aparta en mi presencia. No es mi intención incomodarte o forzar a que los aceptes...

Cuestión de (in)comodidad 「ZhuiLing」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora