0.3 |~Chicle~

117 13 63
                                    

•[🍇]•

—¡Cal, iré a la tienda!— anunció el rubio mientras colocaba su chaqueta— ¿Quieres algo?

El moreno salió de la cocina y lo miró divertido.

—Ya has ido tres veces en la mañana— se cruzó de brazos, sonriendo con picardía —, qué traes, Luke, habla de una vez.

Empezó a pasar la mano por sus hebras doradas mientras ingeniaba alguna respuesta lógica.

—Pero qué dices— se hizo el desentendido—, es solo que quiero un dulce— se encogió de hombros.

Calum hizo un chasquido con la lengua y se acercó quitando los guantes para hornear que llevaba.

—Desde hace un mes he encontrado el cajón de la alacena lleno de chicles y a ti, mi querido amigo, no te gustan esos dulces— golpeó levemente el hombro del rubio—, pero estoy seguro que te gusta otra cosa— rió y se volteó para volver a la cocina.

Luke no tuvo ni la más mínima oportunidad para defenderse, las palabras se le atascaron en la garganta.

¿Era tan obvio?

Soltó un suspiro e hizo como que no pasó nada y salió del departamento para ir hasta la tienda de la esquina. Faltando unos metros para llegar, se dispuso a acomodar su ropa y cabello mientras que, con ayuda de su mano, comprobaba que su aliento siguiera oliendo a la menta del dentífrico.

—Bueno, Luke, ésta es tu oportunidad— se dijo a sí mismo mientras se llenaba de valor.

La campana de la entrada sonó, habían unas cuantas personas por los pasillos, y en la caja, ese ser precioso, creado por dioses y dotado con la hermosura de los ángeles.

Pero el rubio empezó con el pie izquierdo, pues se había quedado embobado mirándole hasta que sus ojos conectaron y sintió el sudor por todo el cuerpo, reaccionando con desviar la mirada y echarse a correr por el pasillo de "aseo para el hogar".

«¡Me miró! ¡Santa cachucha, sabe que existo sin haber tenido que comprar algo!» pensó, conteniendo un gritito.

Puso las manos sobre sus mejillas intentando refrescarse un poco mientras la vergüenza se le pasaba.

Cuando por fin se recuperó de semejante pre-infarto, empezó a caminar por los pasillos de la tienda para buscar los susodichos chicles.

—Mora azul, mora azul...— pronunciaba a la par que desorganizaba el estante de los dulces— ¡Mora azul!

Tomó la cajita de chicles y tragó saliva al notar que no había fila en la caja.

—Buenas tardes— saludó ¿una chica?

«Por un demonio, lo que faltaba» se dijo mientras sonreía.

—Buenas tardes— respondió con lamento.

La pelinegra pasó la cajita por el lector de códigos y Luke buscaba con desespero al chico de cabello azul.

—Serí-

—¿Sabes donde está el chico que atiende esta caja?— interrumpió.

La muchacha lo miró extrañada, pero unos breves segundo después lo entendió y le sonrió.

—Se fue hace poco.

Luke le pasó un billete y tomó la caja de chicles para salir casi furioso e irse a desquitar con Calum.

—Gracias— dijo amable, antes de poner su expresión de asesino.

Luego de haber salido de la tienda, escuchó  que alguien pispeaba, pero decidió ignorar el sonido, porque a decir verdad las veces que pensó que eran para él solo pasó vergüenza, y suficiente tenía con haber comprado más de cincuenta cajas de chicle de mora azul en menos de un mes siendo que el prefería las gomitas de ositos, y todo por el simple hecho de haber escuchado que al cajero le gustaban esos malditos chicles.

—¡Hey, el chico de los chicles!

«No puede ser. ESA VOZ ES DE...»

Luke volteó a verlo, con una cara de espanto mezclada con alegría.

—Hola— saludó sonriente.

Luke quería matarse, no estaba preparado para una conversación diferente a la de una compra en una tienda de barrio. ¿Qué se suponía que iba a hacer?

—Ho-hola— si no la había embarrado antes, seguramente ya lo había hecho.

—Quería darte esto, pero veo que no será necesario— enseñó una caja de chicles sabor a mora azul y soltó una risa.

«¿Será bueno decirle que esos chicles me producen mareo? Dios, pero ¡es un regalo!»

Los colores no tardaron en subirle a las mejillas y las palabras en atascarse, como de costumbre, en su garganta.

—Oh, pero que cosas, ¿no?— bromeó nervioso.

—Bueno, es que he visto que compras muy seguido esto— paso su mano por la parte trasera de la cabeza— así que dije: "¿por qué no regalarle uno?

Este es el momento en el que el pre-infarto se convertía en un infarto. Luke estaba manteniendo su hiperventilación para no parecer raro y luego espantar al chico que le gustaba.

—Pero ahora que lo pienso— llevó la mano sobre su barbilla— fue tonto hacerlo porque era obvio que ibas a comprar una caja.

—¿Obvio?— pensó en voz alta.

—No es que tenga buena memoria, pero solo recuerdo haber registrado dos o tres kilos de sal y harina, de resto solo chicles.

Y la vergüenza volvió a Luke y el peli azul lo notó.

—¿Sabes?— suspiró— te diré la verdad, solo hice esto para hablarte.

Si el rubio no podía decir algo antes, mucho menos ahora que estaba escuchando el sonido de la muerte.

—A mi no me gustan los chicles— dijo sincero Luke, tanto que ni él se lo creía.

Al peli azul casi se le salen los ojos y se le cae la boca ante semejante confesión.

—¿Cómo que no te gustan los chicles? Ya hasta me estaba sintiendo cercano a ti por compartir un gusto— cuestionó indignado.

Luke mordió el labio inferior, rogandole al cielo para que bajara el espíritu santo y lo iluminara para decir algo que no arruinara su futuro.

—Solo lo hacía para que te fijaras en mí— habló bajito.

La sonora risa del otro retumbó tanto en los oídos de Luke que no pudo evitar sonreír y sentirse un poco aliviado.

—Eres casi imposible de no mirar.

—No digas tonterías— dijo con timidez—, mejor, ¿no se te apetece un chicle?

El peli azul sonrió.

—¿Eso es una cita?— inquirió coqueto.

—No, bueno, digo... sí.

—Bien, entonces esta noche, a las siete en este punto.

Y como si fueran amigos de toda la vida el chico se despidió de Luke.

—Por cierto, soy Michael— mencionó antes de irse.

Y eso Luke ya lo sabía de antemano.

—L-Luke.

—Bonito nombre para una bonita persona.

Sin más, Michael se fue, dejando a Luke más embobado que antes, con el corazón a mil y ganas de gritar por la emoción.

Estaba dispuesto a hacerle un altar a los chicles con sabor a mora azul por haber sido la razón de que el chico de ojos verdes y él tuvieran una cita.

•[🍇]•

Historias de tienda de
barrio😔✌

Les dejé a un Luke Chibi. Alta obsesión que le tengo, ahí el dato

MukeCash Stories | OS'sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora