17.

702 87 3
                                    


La desesperación había invadido a Sesshumaru, sabía perfectamente que Aome no se iría sin antes aclarar las cosas con el, ella estaba muy convencida de vivir a su lado, por ése motivo era fácil deducir que ella no se había ido por su cuenta, era claro que alguien se la había llevado.
El peliplata conocía su casa como la palma de su mano, su abuelo la había mandado construir y el mismo le había enseñado al peliplata cada pasadizo secreto que ahí había, recordaba claramente cuando le dijo que eran para emergencias, el más largo de esos pasadizos llegaba a unos cien metros fuera de su propiedad, seguramente por ahí era por dónde se habían llevado a la azabache, pero la pregunta del millón era ¿Quien más sabía sobre dichos pasadizos?

— Fue Kagura — dijo Inuyasha a sus hermanos que se habían reunido para organizarse para la búsqueda de Aome — en una de sus visitas le hablé sobre los pasadizos, en su momento no creí que fuera un error pues al fin y al cabo ella era tu prometida.

— No te culpes Inuyasha, ninguno de nosotros hubiera sospechado que ella hubiera podido tomar represalias contra la familia — dijo Miroku.

Sesshumaru se dió la vuelta dispuesto a salir — ¿A dónde vas? — preguntó Inuyasha.

— Tengo que ir a hablar con Kagura, estoy seguro que ella sabe en dónde tienen a Aome — dijo abriendo la puerta.

— Iré contigo — se ofreció Miroku.

— No — dijo Inuyasha poniéndose de pie — Yo iré con el, por favor cuida de Kikio.

— ¿Estás seguro Inuyasha?

— Si, si Kagura intenta negar saber sobre los pasadizos yo estaré ahí apoyando a nuestro hermano.

— Solo hay que darnos prisa, cuánto antes sepa quién se llevó a Aome será más fácil salvarla.

Sesshumaru e Inuyasha montaron sus caballos y salieron a toda prisa rumbo a la casa de Kagura, tenían una pequeña esperanza de encontrar a la azabache. Sesshumaru se encontró seguro que Naraku se la había llevado, no era una casualidad que Aome lo hubiera visto, seguramente se encontraba en Londres con la única intención de llevarse a la azabache.

— Solo espero que Kagura nos de la información que necesitamos — decía Inuyasha.

— Recuerdas que Aome nos dijo que Naraku estaba con una mujer — habló Sesshumaru.

— Si, pero también dijo que estaba de espaldas.

— Kagura era la única que tenía razones para ayudar a Naraku — dijo Sesshumaru — después de hablar con ella será solo cuestión de tiempo para recuperar a Aome.

Sesshumaru tocaba con demasiada insistencia la puerta de la casa de Kagura, la desesperación se había apoderado de el, la puerta se abrió un poco, un hombre de unos treinta años abrió la puerta, una sonrisa se formó en el rostro de ese hombre.

— Sesshumaru, amigo cuánto tiempo sin verte no sabía que habías regresado — dijo con alegría Houyo, era el hermano mayor de Kagura y también había sido un buen amigo de Sesshumaru antes de que este fuera con el ejército.

— Necesito ver a Kagura — dijo el peliplata olvidando por completo los modales, pero a quién le importarían los modales cundo la mujer que amas se encuentra en problemas— ¿Se encuentra en casa?

Houyo se sorprendió un poco, Sesshumaru nunca había estado de acuerdo con su compromiso, por lo que era muy raro que de pronto viniera a buscar a su hermana.

— Hace poco acaba de regresar — contestó Houyo — pero pasen iré a llamarla.

Sesshumaru e Inuyasha entraron y esperaron en la sala de la casa en lo que Houyo iba a buscar a Kagura, apenas había avanzado un poco Sesshumaru comenzó a seguirlo, estaba cien por ciento seguro de que si Kagura había tenido algo que ver con la desaparición de Aome se negaría a verlo, por lo que no estaba dispuesto a esperar a que ella bajara, sería mejor que él fuera a buscarla. Houyo siguió avanzando Sesshumaru cuidaba muy bien el sonido de sus pasos para no ser descubierto.

NINGUNA COMO TÚ. (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora