CAPÍTULO 1.

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Línea, punto, línea. ¿Lo entiendes?

(...)

Estúpida la persona que creó las alarmas. Estúpida la persona que aceptó que las distribuyeran. Estúpida yo que compre una.

4:15 am.

Pero bueno, así comenzamos otra tortura llamada día de vida.

Froto mi cara con las manos, aún acostada. La alarma sigue sonando como si hubiese un incendio.

-CALLATE MALDITA PORQUERÍA - La azoto contra la pared y... Sí, se rompió.

He comprado tres en el mes, y creo que serán cuatro. Aunque no sé por qué las sigo comprando si las romperé.

Me pongo de pie y camino a la ducha, no sin antes preparar ropa del armario. No me esfuerzo en conseguir algo llamativo, todo simple. Como mi vida, casi.

Me meto a la ducha y no me muevo, dejó que el agua resbale por mi cuerpo pegando mi alborotada cabellera a la espalda. Comienzo a frotarme, aplicarme todo y salir con la toalla enredada en el cuerpo.

Me pongo mis prendas, desenredo mi cabello oscuro y lo dejó suelto. Me pongo mis Converse y salgo de la habitación.

Bajo las escaleras, todo silencioso, como siempre. Desde hace doce años.

¿Qué es esto?

Mira mamá.

Brenda, no te muevas mucho. Papá va manejando.

Oh, lo siento.

¿Que? ¿¡Cómo haces eso!? ¡Detenlo!

No sé cómo.

¡Mark, cuidado!

¡Mami!

Cierro los ojos con fuerza y me dirijo a la cocina. Preparo la cafetera y saco una taza, le agrego lo necesario y espero a que se caliente el agua.

-Somos tu y yo - Le digo a el bote con agua del mármol, el foco desconectado junto a él y la manzana flotando sobre ambos.

Efectivamente, querida Brenda.

Cierro los ojos y suelto un suspiro para aligerar la ira, pero eso solo la aumenta.

Brenda, ellos no pudieron...

Y grito. Grito porque mi mundo se está acabando...

Porque ya se acabó. Porque mis padres están muertos. Porque ahora estoy sola. Porque fue mi culpa... Porque yo los mate.

Ni una lagrima toca mis ojos, pero por dentro lloro como nunca. O como siempre.

Las cosas a mí alrededor se comienzan a levantar en el aire y yo grito aún más. La luz parpadea ante mi ira y el agua de la cafetera se comienza a levantar y chapotear en la pequeña taza de vidrio. Pequeñas partes de mi cuerpo se transparentan. Todo es un caos.

- ¡Para ya!

Todo dentro de mi cabeza comienza a dar vueltas y mis pupilas se dilatan. Caigo al suelo sobre mis piernas y mis gritos cesan, el agua de la cafetera chapotea un poco más.

Línea, punto, línea. Escucha Brenda, Escucha.

- ¿Qué es lo que necesitas?- Digo en un susurro moribundo -Ya déjame en paz, ¡Maldita sea!

Me pongo de pie y un mareo me ataca haciéndome retroceder un par de pasos. Suelto un sonido entre un grito y un gruñido.

Miro el reloj y vuelvo a gruñir. Tengo diez minutos para llegar a la escuela. Tomo mi móvil y salgo disparada afuera.

Estando en la acera camino al instituto me doy un tiempo de divagar en mi mente.

- ¡¿Dónde están!?

No, mejor escuchare música, buena idea. Me coloco los audífonos y pongo sesión aleatoria. La voz de Conan Gray suena en mis oídos y me relaja de inmediato. No pierdo tiempo y subo todo el volumen.

Me voy caminando y cantando en mi mente hasta llegar a el instituto. Plantada frente al gran portón negro y sonrío. A mamá le hubiese gustado verme aquí. Traerme hasta la entrada y cuando yo le reclamase que ya estaba grande, ella diría que le importaba una shit porque ella nunca supo que significaba. Luego mi padre le diría que tengo razón pero que no lo aceptaría aunque lo acabase de hacer.

Por ti, mamá.

Por ti, papá.

Suelto un suspiro y entro al instituto. Nuevo ciclo. No pienso hacer amigos, no sabiendo que no tengo control total de mis... ¿Poderes? ¿Dotaciones? ¿Experimentaciones? No tengo idea de que son pero no tengo ganas de descubrirlo ni usarlos.

Por esas razones no quiero amigos, toda mi vida me he esforzado por ocultarlos y no pienso sacarlos a la luz. Aunque a veces me imagino mi vida teniendo amigos locos o un novio cariñoso, o tal vez un BadBoy... Nah, muy cliché.

Si la gente pudiese conocerme sabrían la clase de persona que soy, que no soy tan fría en realidad, que me gusta la compañía. Pero tengo que ser fría, y ya me acostumbre a estar sola.

Avanzo entre los pasillos buscando el número de aula que está en la inscripción. Aquí está. Entro y busco el pupitre más alejado. Al llegar dejo la mochila en el suelo y me siento. La misma canción sigue sonando en mi cabeza y me digo a mi misma que la escucharía hasta el final de mis días.

El timbre suena y los alumnos empiezan a entrar, me cubro la cabeza con el gorro del buso negro para ocultar los audífonos y bajo un poco el volumen para escuchar al profesor. Entra y da indicaciones de apuntar sus datos, ruedo los ojos y saco una libreta y un lapicero.

Dirijo mi vista a la blanca pizarra y comienzo a copiar. Vuelvo a levantar la vista para copiar lo último pero mi mirada choca con la de una chica de una estatura promedio con unos grandes ojos verdes y unos pequeños labios rosados. Tiene aspecto de estar desorientada, creo que es de nuevo ingreso.

Su rostro se me hace familiar de alguna forma, pero no lo pienso mucho y aparto la mirada.

Vuelvo a mirar el pizarrón y copio lo final, entonces cierro los apuntes y me recargo en el respaldo del banco. Me permito analizar algunas personas.

Frente a mi hay un chico rubio que parece ser alto por su posición incómoda en el banco, está riendo junto a un chico con cabello azabache y ojos miel. Este tiene un rostro atractivo, pero no para mí.

A mi lado está la chica de ojos verdes, ella solo está observando algo entre sus manos con el ceño fruncido y una pequeña sonrisa que casi no se nota.

Y yo, estoy aburrida como una mula. Cambio la canción pero no encuentro nada que me satisfaga así que opto por retirarme los auriculares y dejarlos en el bolsillo de mi jean.

Entonces la cagada se aplasta...

Las luces del aula comienzan a parpadear con fuerza. Se apaga, se enciende. Se apaga, se enciende. Se apaga, se enciende.

- ¡Detente maldición!- Susurro mirando las bombillas.

Tienes que escuchar Brenda, escucha. Mira las luces, todo tiene un ritmo, todo.

- ¿Y eso que significa?- Vuelvo a susurrar apretando los dientes.

Todo tiene un ritmo.

Pequeñas vías de electricidad corren por las paredes y rodean todo hasta llegar a mi banca, aprieto los ojos con fuerza y trato de controlarlo pero no funcionan. Las luces se apagan por completo.

Entonces se vuelve a encender un par de segundos, vuelve a apagarse. Vuelve a encenderse apenas unos milisegundos y después repite la primera acción. Se termina por apagar por completo y las bombillas explotan, se escuchan pequeños gritos agudos.

Vuelvo a la realidad y me percato de los murmullos y bromas que han estado haciendo los alumnos, pero estoy demasiado abrumada para poner exacta atención.

Tomo mis cosas y salgo disparada fuera del salón. Necesito liberarme un poco.











Fin del primer capítulo.
1210 Palabras.

PRINCESAS DE ZUFIAUR| Guerra De Poderes. [EN CURSO✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora