''''I will remain in your consciousness''''

08

Pov's

Abrió sus ojos lentamente, podía visualizar su alrededor algo borroso, aún no se acostumbra a la luz que traspasaba sus pupilas. Se removió, buscando un cuerpo en especial, desconcertado tocó el lugar vacío. Abrió sus ojos completamente, mientras llevaba una mano a sus ojos para frotarlos y despertar ya.

Se sentó en la cama, mirando vacío a un lado de su cama y de igual manera la habitación, sus labios formaron un puchero, demostrando lo decepcionado que estaba.
Rusia se había ido.
En gran parte se esperaba eso, pero por otra pensaba que se quedaría con él hasta el amanecer. ¿Por qué pensaba eso? ¿Por qué? Esas preguntas rondaban en México.

Bostezo, cerrando sus ojitos por la acción y pequeñas gotitas salían de su rostro. La puerta fue abierta, pero al mexicano poco le importaba, hasta que su vista se dirigió aquella voz.

—Méx.

Rusia.

Hace unos horas antes había salido de la habitación de México, me quedé dormido con él. Ah, qué rayos hice.
Después de haberle visto dormir, yo igual caí rendido y no me importaba estar en esa situación comprometedora, solo quería dormir junto su cuerpo, que me transmitía tanta paz y tranquilidad, joder.

Al amanecer, me dí cuenta de lo qué hice así que salí de la habitación, claro México dormía como un tronco así que deduje que no se daría cuenta.
Me refugie en mi oficina, aún no era hora para entrar al trabajo así que de decidí dormir un rato.

Desperté, me dolía el cuerpo por estar durmiendo en un sofá. Ya era costumbre hacerlo, pero mi cuerpo no se acostumbraba del todo. Por la hora que desperté, supongo que dormí suficiente; bostece mientras tallaba mis ojos, me levanté de mi cómodo lugar de dormir y me dirigí al baño, sí tenía baño propio en mi oficina. Lujos que se da uno por ser dueño del hospital.

Me lavé la cara, al estar dentro. Busqué con la mirada mi cepillo de dientes y la pasta, las tomé con ambas manos mientras echaba un poco en el cepillo.
A veces me quedaba hasta tarde en el hospital y el sueño era demasiado, así que para mí era mejor quedarme en la oficina y dormir ahí, con el paso del tiempo me instalé pues ya que la mayoría de veces, en una época determinada no salía del hospital. Tengo algunos cosas mías aquí, en el baño y oficina.

Terminé de asearme brevemente, me saqué el rostro y las manos, sacando desodorantes y camisetas de un cajón que se hallaba ahí.
Me saqué la camiseta que tenía puesto, la bata igual y me coloqué la nueva y limpia, sin antes haberme puesto desodorante y algo de perfume. Me peiné, disimulando algo nuevo en mí.

Ya casi era hora de la visita de los pacientes y la más importante la de México, sus padres vendrán y mi ser estaba nervioso. ¿Por qué?
Salí del baño, dirigiéndome a mi escritorio y tomando las cosas necesarias para el día. Desde luego no podían faltar mis lentes.

Y así, salí también de mi oficina, sin antes asegurarla. Me encaminé a la recepción, daría órdenes para el día de hoy.
Llegué minutos después, apoyándome en el escritorio que estaba levemente alto.

—Ya saben qué hacer. Hoy es día de visitas familiar, cada paciente estará vigilado por un guardia y serán 30 minutos de visita. ¿Sí?

Sentencie, quitándome rápidamente de ese lugar pero me detuve al recordarlo algo más.

—ah, y después de la visita de los padres de México. Por favor, hagan un cambio de habitación; ustedes ya saben en dónde.