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Abrí los ojos con dificultad intentando enfocar la vista para saber dónde me encontraba. Recorrí el lugar con mis ojos y me di cuenta de que me hallaba en una tienda. Intentaba recodar que había sucedido cuando sentí como alguien posaba su mano en mi hombro, al voltear vi a Gaby.

--- ¿Estás bien? Me preocupaste mucho – Dijo con sus ojos empañados en lágrimas.

---- Sí, eso creo – Musite mientras sostenía mi cabeza, tenía un pequeño dolor.

Estaba a punto de preguntar qué había pasado cuando recordé todo de golpe. La señora que había sido atropellada, los gritos de la chica que intento ayudarla, todos los que se encontraban pasando un lindo día que habían empezado a correr por sus vidas. Todo me cayó como un balde de agua helada encima. De repente me di cuenta de un detalle que me preocupo.

--- ¿¡Donde está Daniel!? – Grite asustada. Gaby puso su mano en mi boca advirtiéndome con la mirada que hiciera silencio y me tranquilizara.

--- Tranquila, él está bien. Está en el segundo piso escuchando las noticias con el dueño del lugar – Susurro mientras quitaba su mano de mi boca –. Me asustaste mucho, Elena – Dijo suspirando –. Pensé que ya habías superado ese miedo.

--- Si... yo también lo creí. ¿Qué fue lo que paso allá afuera? – Pregunté.

--- No lo sé, según las noticias tiene que ver con ese virus, pero no han informado más nada. Lo único útil que dijeron fue que debíamos quedarnos en casa y no salir por ningún motivo.

Gaby empezó a jugar con sus dedos notablemente nerviosa. Aquello no pasó desapercibido por mí. Por algún motivo tuve una muy mala sensación

--- ¿Qué pasa? ¿Hay algo que no me has dicho? – Cuestione ansiosa.

--- Este... y-yo... – Ella comenzó a titubear, lo que hizo que mi ansiedad aumentara –. P-por las noticias d-dijeron q-que el lugar m-más afectado fue un hospital... – Hizo una pausa antes de terminar –. Es el hospital donde trabaja tu madre, Elena – Soltó.

Sentí como si toda la sangre de mi cuerpo fuera drenada al escuchar aquello. De no encontrarme sentada hubiese caído al suelo.

--- ¿Q-qué? – Pronuncie con dificultad. Sentía que en cualquier momento me desmayaría.

--- También... t-tu mamá te estuvo llamando... como no contestaste te dejo un mensaje... – Musito mientras me entregaba mi celular –. Se calló de tu bolsillo cuando Daniel te recostó aquí – Explico cuando vio mi mirada confusa –. Y-yo te daré privacidad, estaré en las escaleras – Dijo mientras se levantaba y me dejaba sola.

Mire mi teléfono por unos segundos mientras me debatía mentalmente si debía ver el mensaje de mi mamá. Tenía miedo de que le hubiera pasado algo. Respire profundo y decidí leer el mensaje.

Madre:

Hija, quiero que sepas que te amo mucho. Desde que naciste y te tuve en mis brazos por primera vez fuiste la luz de mis ojos. Perdóname si estuve ausente los últimos años. Te amo tanto...

Cuando termina de leer el mensaje las lágrimas se deslizaban por mis mejillas. ¿Había perdido a mi madre? ¿Ese mensaje era su despedida hacia mí? No, no podía ser cierto. No podía perder a mi mamá, ella era mi única familia.

--- No, no, no – Caí de rodillas al piso. Me dolía el pecho y no lograba respirar adecuadamente –. M-mamá n-no – Tome mi teléfono he intente llamarla. Nada. Su celular estaba apagado.

--- Elena... lo lamento tanto – Murmuro Gaby mientras se agachaba y me abrazaba con fuerza. Ella también estaba llorando.

No le conteste, el nudo en mi garganta me impedía hablar. Solo correspondí a su abrazo mientras lloraba. Ella solo me daba caricias en el cabello y susurraba algunas palabras para tranquilizarme.

InfectadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora