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*Daniel*

No puedo creer que estoy haciendo esto.

Ya me encontraba en la azotea del edificio al lado de la tienda, llegar hasta aquí no fue tan complicado como lo creí. Estaba agachado observando hacia la ventana de la tienda, esperando a que Gaby me diera la señal.

Pase unos minutos así hasta que vi a Gaby haciéndome señas. Era el momento de actuar.

--- ¡HEY! – Grite, irguiéndome de mi anterior posición – ¡Por aquí! ¡Vengan! – Mis gritos hicieron que esas personas empezaran a acercarse al edificio donde estaba, dándole a Elena el momento perfecto para salir.

Todo está yendo de acuerdo al plan.

Mientras continuaba haciendo mi parte vi que Elena logró abrir las puertas del auto y le hizo señas a Gaby y al señor Carlos para que subieran rápido. Luego ella entró y cerraron las puertas con cuidado de no hacer ruido, solo dejaron la puerta de atrás entreabierta para que yo al volver entrara sin arriesgarme por más tiempo.

Ahora que los tres estaban seguros en el auto tenía que regresar.

Me agache y comencé a gatear por todo el techo de ese lugar, tenía que ingeniármelas para que ellos no me vieran cuando saltara al techo de la tienda. Cuando llegue al borde de la azotea vi una vara de metal y tuve una idea.

Tome la vara de metal y la lance con toda la fuerza que tenía hacia el lado contrario de la tienda para alejarlos y de esa forma que no me vieran. Por suerte mi plan funciono y se empezaron a alejar.

Cuando me asegure de que era seguro, me levante rápido y después de tomar impulso salte hacia el techo de la tienda. Al caer me raspe un poco los brazos y me hice un pequeño corte en la mano, pero nada grave. Comencé a gatear de nuevo hasta llegar a la puerta, cuando entre a la tienda camine rápido hasta llegar al primer piso. Estaba tan apresurado por llegar al auto que no revise antes de salir.

Grave error.

Justo al salir una chica infectada me vio y se me lanzo encima. Intento morder mis brazos, pero gracias a las protecciones improvisadas que me había colocado no lo logró. Pero era más fuerte que yo, y cada segundo que pasaba se me hacía más y más difícil mantenerla alejada de mi rostro.

Cuando estaba a centímetros de mi cara sentí como alguien me la quitaba de encima y me ayudaba a levantarme. Era el señor Carlos.

--- ¡Corre! – Grito mientras me tomaba del brazo.

Solo en ese momento me di cuenta que, gracias a mis forcejeos con la chica, había generado mucho ruido y ahora seis infectados corrían hacia nosotros.

Llegamos hasta el auto y Elena al encenderlo, causo que más de esas personas vinieran hasta donde nos encontrábamos por el sonido. Me subí lo más rápido que pude y cerré la puerta; sin embargo, el señor Carlos no tuvo tanta suerte y antes de lograr cerrar la puerta un infectado le mordió la mano.

Elena no espero ni un segundo más, puso en marcha al auto tan rápido como este se lo permitía y nos alejamos de ese lugar. En la vía solo se hallaban esas personas, que al ver el auto, corrían intentando alcanzarlo.

--- ¡Mierda, mierda y más mierda! – Grito Elena cuando al desviar la mirada por un momento, vio la herida del señor Carlos, y como esta no paraba de sangrar.

Gaby y yo nos miramos con creciente pánico, ya sabíamos lo que le pasaba a los que eran mordidos. El señor Carlos estaba sudando mucho e hiperventilando, no sabíamos si era por el miedo de saber lo que le pasaría o si eran síntomas.

--- ¿Voy a morir? – Pregunto él, observando su mano malherida.

Mis amigas y yo nos quedamos callados, ya conocíamos la respuesta a esa pregunta.

--- Lo lamento – Hable rompiendo el horrible silencio que se había formado –. Esto es mi culpa. Si hubiera mirado antes de salir esto no hubiese pasado. Yo-

--- Cállate, idiota – Me interrumpió Elena –. Esto no es culpa de nadie – Dijo con voz firme.

--- Tu amiga tiene razón, muchacho. No es tu culpa ni es la mía. No te culpes por esto ¿de acuerdo? – Me pidió el señor Carlos.

Yo solo asentí con tristeza.

***

Después de unos 15 minutos logramos alejarnos lo suficiente de las personas infectadas. Gaby y yo estábamos alertas en todo momento del señor Carlos, no podíamos bajar la guardia sabiendo que fue mordido. Afortunadamente él seguía siendo él.

Elena se estaciono en un lugar que parecía estar solitario. Ella y yo nos bajamos del auto y ayudamos al señor Carlos a salir, ya que no podía sostenerse a sí mismo.

--- Hay que sentarlo aquí – Mencione. Elena solo asintió.

--- Gracias por preocuparse por mí – Dijo el señor Carlos con mucho esfuerzo –. No debieron arriesgarse tanto, pude dejar de ser yo en cualquier momento y ponerlos en peligro –

--- No agradezca – Le respondió mi amiga –. No podíamos dejarlo abandonado en ese lugar. Nos salvó la vida al abrirnos la puerta de su tienda. Esto era lo mínimo que podíamos hacer por usted –

--- Gracias – Susurro apenas, intentando sonreírnos –. Ya pueden irse. No se arriesguen más –

Ambos asentimos y comenzamos a caminar hacia el auto, donde Gaby nos esperaba.

Al subirnos Elena no tardo más y puso el auto en marcha. Vi por el espejo retrovisor como el señor Carlos se hacía cada vez más lejano, hasta que finalmente desapareció de mi vista.


































Hola ¿Cómo están? ¡Espero que bien!

Vaya, ¿yo actualizando en menos de un mes? ¿En menos de una semana? Pidan un deseo que esto es un milagro xd

Del 1 al 10 ¿Qué tan predecible era la muerte del señor Carlos? xd

¡Gracias por leer! Si te gusto dale Eso me motivaría a seguir escribiendo c:

Atte. Beatriz Molina

InfectadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora