Capítulo 8 | Viaje

72 6 3
                                    


—¿Y ese idiota?

—Mi jefe. —contesté rapidamente. No sabía por qué, pero sentí la necesidad de ocultar el hecho de que ya lo conocía.

—Muy simpático por suerte. —habló con sarcasmo.

A veces no entendía las actitudes de Agustín, intentaba alejarme pero después quería que lo acompañara. Y otras veces era grosero y trataba mal a quien sea. Realmente era imposible entenderlo.

Con Gabriel fuimos a almorzar a un restaurante, estaba nerviosa porque nunca podría encontrar el momento indicado para contarle que me iría de viaje con mi jefe, mañana mismo.

Cuando no aguanté más, interrumpí a Gabriel que estaba contándome animadamente lo bien que lucía su motocicleta después de lustrarla.

—Me voy de viaje, mañana.

Gabriel frunció el ceño, callándose de repente.

—¿Qué? ¿Cómo?

—Es por trabajo, debo ir con mi jefe.

—¿Y te eligió a vos? Parecía que te odiaba.

Sólo hice una mueca, no había manera de explicarle sin contar que ya lo conocía.

—Está bien Caro, es tu responsabilidad, estoy orgulloso de vos. —me sonrió. —Espero que no te aburras con ese amargado.

Si supieras, pensé.

La verdad, no sabría cómo denominar mi relación con Gabriel, fuimos amigos por un tiempo, hasta que empezaron a pasar cosas entre nosotros, pero no sabía exactamente qué éramos. Él siempre fue paciente conmigo, sabía que él quería tener una relación estable, pero después de lo de Agustín, quedé demasiado confundida como para empezar una relación, por lo que si Gabriel me pidiera ser algo, no estaba segura de poder aceptar. Tal vez hace unos días, habría aceptado, pero ahora lo veía muy lejano.

Al volver a casa, preparé un café y comencé a escoger la ropa que me llevaría, sólo eran unos días, pero allá el clima es normalmente muy agradable, por lo que tendría que llevar ropa de verano.

A la mañana siguiente, desperté apresurada, ya que no escuché la primera alarma y debíamos salir a primera hora en la mañana. Desayuné rápidamente y cuando sentí la bocina del auto de Agustín, salí disparada con mi valija en la mano.

Al llegar al aeropuerto comencé a sentir nervios, desde que pasó lo de Malena, no había vuelto a viajar y sentía que mi corazón iba a salir de mi pecho en cualquier momento.

Agustín había permanecido callado desde que subí a su auto, apenas había hecho algún que otro comentario, pero al notar mis nervios me dirigió una leve sonrisa, creo que es lo máximo que he conseguido desde que nos volvimos a ver.

Cuando subimos al avión noté que había reservado asientos en primera clase, la comodidad era impresionante.

Las horas de vuelo las sentí muy cortas, la mayor parte la pasé durmiendo, no había mucho más que hacer; pero cuando estábamos por aterrizar y desperté, noté que tenía mi cabeza apoyada en el hombro de Agustín, cuando me giré a mirarlo, él estaba profundamente dormido, se veía tan hermoso durmiendo, su rostro relajado y pacífico, además de que se veía tan cómodo conmigo a su lado, que por un momento deseé que despierto también se sintiera así, pero recordé la seriedad que lo absorbía en todo momento.

—Agustín, estamos por aterrizar. —sobé levemente su hombro para despertarlo. Éste levantó la cabeza, desorientado por un momento, hasta que al parecer recordó estar viajando. Sólo asintió y giró su cabeza hacia la ventanilla. Yo aproveché los últimos minutos para reacomodarme el cabello y verme medianamente decente para luego prepararme para la bajada.

Superando el pasado | AguslinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora