Dejé el cuadro en su lugar y esperé lo peor. Al girar vi el rostro de la hermanastra de Agustín.
Me quedé estupefacta, ella se mantuvo en su lugar con un semblante distinto al que mantenía cuando estabamos abajo. Tenía sus brazos cruzados sobre su pecho y una ceja un poco más elevada.
Esperé a que dijera algo, pero simplemente empezó a rodearme con aires de superioridad y me sentí intimidada. Fue hacia la cama y se sentó manteniando su espalda erguida con una postura igual de fina que momentos atrás.
—Es lindo, ¿no? —preguntó sin mirar a un lugar específico.
—¿A qué te referís?
—Agustín, digo, es millonario y lindo físicamente —soltó. Inmediatamente entendí su insinuación.
—No soy una interesada —contesté ya perdiendo la amabilidad, ofendida.
—No estaría tan segura —retractó. La miré de mala gana, esperando a que continuara. —Probablemente sos una empleadita que llegó hace poco, fingiste simpatía, porque es obvio que encanto natural no tenés y conquistaste a mi hermano.
Cerré los puños de la impotencia que se acumulaba en mi interior.
—Ahora, lo que todavía no entiendo es cómo mi hermano cedió. Siempre las deja, al menos desde Malena —prosiguió —. Creo que fue la mejor que tuvo, pero ninguna está a su altura.
—Si sólo vas a criticarme, me voy —contesté con la intención de abandonar la refinada habitación.
—No tan rápido. A menos que quieras que le cuenta a Agustín que te quedaste detrás de la puerta escuchando una conversación ajena —me señaló con el dedo —, qué mal, Carolina. Eso no se hace —comentó en tono burlesco.
Abrí los ojos bruscamente, me había escuchado; no entendía cómo, si me había encargado de revisar y asegurarme de que nadie anduviese cerca.
Ella notó mi sorpresa.
—Conozco esta casa más que a mí misma, por supuesto que te vi —soltó —. Ahora, si no querés que esto llegue a manos de tu amorcito, vas a ser mi informante. Si te negás a hacer cualquier mínima cosa que te pida, Agustín se enterará de que no sólo lo espiaste, sino que también estás informando a alguien más sobre él.
Me sorprendió su hostilidad. Si actitud se contrastaba terriblemente con la que me encontré en la sala, sólo minutos atrás. Incluso su rostro cambiaba, algunas de sus facciones lucían más rigurosas debido a su expresión poco simpática.
Me miró esperando una respuesta, no sabía que hacer: me sentía sobre la espada y la pared. No podía ir a contarle a Agustín porque eso implicaría revelar que lo estuve espiando mientras conversaba con su padre, pero si aceptaba, debía volverme una informante de esa horrible mujer. Debía encontrar la forma de salvarme, pero hasta entonces...
—Está bien. Acepto —contesté firmemente, con la mirada en alto.
Me sentía mal, engañosa y decepcionada de mí misma, pero no podía perder lo que había empezado con Agustín. No quería perjudicarlo, pero quería descubrir qué era lo que estaba tramando con su padre y surgió una curiosidad en mí que no iba a poder saciar
Ella me miró con satisfacción al haber conseguido lo que pretendía, pero su rostro cambió drásticamente cuando miró hacia atrás, sus facciones volvieron a ser más agradables y fingió una sonrisa que podría engañar a cualquiera.
—Hermanito, qué bueno que viniste, estábamos conociéndonos —comentó en un muy animado tono.
—¿En mi habitación? —preguntó desentendido.
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Superando el pasado | Aguslina
Fanfic"No podía ser, había decidido luchar por esta amistad, dejando de lado mis sentimientos, y pasó esto, entendí que la suerte no estaba de mi lado." La vida de Carolina cambió drásticamente, y en parte se sentía culpable de ese cambio. Malena, s...