Superando el pasado | Aguslina

Capítulo 9 | Ilusiones

Él continuó besándome durante unos momentos más, hasta que sentí la necesidad de aire, por lo que apoyé mis manos en su pecho y me alejé unos centímetros respirando profundamente, cuando sentí mi respiración más calmada levanté mi vista y observé su rostro; me miraba con deseo, sus labios estaban más rojos debido a nuestro besos, y en su mirada había algo encendido. Por primera vez en mucho tiempo, me sentí deseada.

Lo agarré del cuello de su camisa con rapidez y esta vez yo tomé la iniciativa de besarlo, pero a los pocos segundos alejó su rostro del mío y me susurró levemente al oído:

-Larguémonos de acá.

Sentí mi corazón acelerarse, lo miré directo a los ojos y asentí levemente con mi cabeza.

Esa noche la pasión se apoderó de nosotros, mi deseo de tener mi momento con Agustín finalmente se había cumplido. Esa noche, finalmente comprendí que todavía tenía esperanzas, podría ayudarlo a sanar la pérdida de Malena y que algún día llegaría a amarme con la misma intensidad que ella.

. . .

A la mañana siguiente, desperté lo suficientemente temprano como para observarlo dormir plácidamente, sus largas pestañas se veían tan magníficas desde ese ángulo y entre sus labios resaltaba un leve suspiro.

Lo observé durante unos minutos para finalmente levantarme de la cómoda cama en la que me encontraba. La habitación de Agustín era gigante, y tenía una vista fascinante hacia el mar, me quedé apreciándolo unos momentos hasta que sentí la puerta golpear. Me coloqué lo que encontré más a mi alcance, que era la camisa de Agustín y caminé hacia la puerta, abriéndola con inseguridad por la situación en la que me encontraba. Para mi suerte, era una simpática muchacha que llevaba el desayuno a la habitación. Lo dejó y se retiró saludándome amablemente.

Fui a despertarlo pese a que se veía tan tranquilamente dormido, no sabía que tenía planeado hacer nuestro último día antes de dormir y ya no era tan temprano. Moví levemente su hombro con una pequeña sonrisa inevitable en mi rostro. Él fue abriendo sus ojos con lentitud, adaptándose a la luz y abrió sus ojos al verme, lo que generó una pequeña inseguridad en mi.

-¿Qué pasó anoche? -preguntó con voz ronca.

Lo miré ofendida.

-¿No te acordás de nada? -fruncí el ceño. Él negó con la cabeza.

Bajé la vista, me sentía realmente ofendida, todo lo de anoche lo hizo porque ¿estaba borracho? Me levanté rápidamente y comencé a buscar mi ropa.

-Esperá, Caro -volteé en su dirección. -Estoy empezando a recordar.

Lo miré esperando a que continúe. Mi serio semblante no cambiaba.

-Sabía que no debía traerte -susurró

-¿Qué? ¿De verdad estás diciendo eso, Agustín? Vos fuiste quien me buscó, no me vengas con que ahora todo fue un error, no podés jugar así con la gente.

-Caro, sabés que te respeto mucho, pero no podemos superar la profesionalidad, lo de ayer claramente fue un error, ninguno de los dos estaba cuerdo. -me miró de nuevo con esa falsa frialdad que había en sus ojos.

Comencé a vestirme con rapidez, intentando taparme lo más posible.

-Otra vez me vas a dejar ilusionarme y después hacer tu jugada. Al parecer no cambiás.

Al terminar comencé a caminar hacia la puerta, sentía las lágrimas acumulándose en mis ojos, pero no lloraría frente a él, no esta vez.

-Hey... -giré, su rostro se notaba más vulnerable y quería decirme algo, pero cerró sus ojos por un segundo y luego soltó- En veinte minutos te espero abajo. Todavía queda algo más que hacer de la investigación.