Poco a poco el suceso de aquella noche fue pasando a un grato recuerdo y luego a casi ser olvidado, sin tanto tiempo por los viajes de ciudad en ciudad, algunas negociaciones internas con compradores externos a las galerías o subastas, creación de más contenido no solo para las futuras exposiciones, también para mis redes sociales, la fotografía que día a día tomaba un rol muy importante, no había tiempo alguno para recordar o vivir de sueños que no fueran mi trabajo, lo sé, que flojera, pero mi vida ahora no tenía espacio para ningún otro pensamiento.
Playa del Carmen.
Cuarto montaje.
Mes #4.
— Todo está listo Renné. — Alice mi segunda madre, encargada de cerrar los tratos de ventas y más, me llamaba para que diera la última revisión al lugar. —
— Me encanta, todo se ve cálido, no hace calor, no hay distractores, el lugar es amplio, la sala privada realmente es privada. — enfaticé privada, ya que la subasta anterior no tuvimos la privacidad necesaria y algunos compradores terminaron saliendo. —
— Excelente, entonces todo listo, ve a comer algo y regresa puntual por favor. — ordenaba. —
— Si mamá. – giré con una mueca, sabía que odiaba que la llamara así. –
— ¿Sí? — Su falta de respuesta me obligó a regresarme y pude notar que estaba al teléfono, por lo que decidí husmear.
— ¿Con quién desea hablar? No se encuentra disponible, puede dejar un mensaje conmigo. —
Tan linda como siempre, seguro algún comprador.
—No puedo darle más datos, le pido entienda. —
notaba su poca falta de paciencia, había mucho trabajo y muy pocas manos algunas veces para ayudar, le hice un par de señas pidiéndole que me entregara el teléfono, no importaba si me atrasaba.
— Permítame. — Quitó el teléfono de su oído y extendió su brazo, entregando así el aparato. —
— Hola buenas tardes, soy Renné. — Contesté esperando la respuesta del otro lado. —
— Tienes una colaboradora muy malhumorada. — ¿Podría de verdad ser el? ¿Qué estaba pasando? — ¿Renné?
— ¿Rodrigo? — a penas audible musité. – ¿Cómo es que tienes este número? —
— En la pintura que compré viene una tarjeta con tu número de contacto y correo electrónico. — "Claro, qué estúpida" pensé. —
— Claro, como pude olvidarlo. — divagué.
— Tengo entendido que hay otra subasta el día de hoy en Playa del Carmen ¿Es correcto? — este hombre pronunciaba cada palabra de una forma que hasta una ecuación matemática sonaría sexy, me agobiaba. —
—Así es, 10 Pm en punto. — directa y sin nerviosismo, me repetía eso cada vez que pensaba en hablar. —
— Perfecto, Nos vemos ahí. — No pude decir ni una sola palabra más pues ya había cortado la llamada, ni siquiera estaba entendiendo que estaba pasando. —
— ¿Supiste qué quería el cliente? Demasiado quisquilloso ¿No crees? — Yo solo no ataba ni desataba. — ¡Renné! — gritó —
— Perdón, envíame ese número a mi celular, hablaste con el empresario más deseado de México y ni te enteraste. — Presumí —
— ¿CON CARLOS SLIM? — subía de tono de nuevo y yo solo fruncí el ceño. —
— Queda claro que cada generación tiene sus gustos. — Me burlé, ella tan solo era 10 años mayor que yo. —
Salí de la galería directo a la pequeña casa que estaba rentando, las facilidades del bendito Airbnb eran maravillosas, tenía toda la privacidad que requería para pintar, escribir, leer, todo lo que quisiera y no tenía que ver a más gente de la que era necesaria.
Tenía un poco de tiempo para mi sola, así que invertiría un poco en mi imagen más que otras veces, así que comencé a buscar todo tipo de ropa entre lo que traía en mi maleta, lo ya acomodado en el clóset y solo esperaba encontrar algo lo suficientemente elegante pero atrevido para asistir a la apertura y la subasta.
Por el calor comprendía que no invertiría demasiado en mi maquillaje pues, no quería parecer que me derretía, por más bueno que fuera el maquillaje no quería ningún fallo en las fotos de la inauguración o en la subasta.
Seguiréeee actualizando.
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The Opposite.
FanfictionLa vida de una artista plástica cambia de pronto, al reencontrarse con un comprador de arte que la visitó en su primera exposición.