O11.

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Rodrigo H.

Cambié el playlist mientras llevaba a Renné a tomar un delicioso y relajante baño, ambos lo merecíamos, al llegar al baño la bajé y puse a llenar la bañera, añadí un par de sales, bombas relajantes y tomé del pequeño estante las dos copas que estaban ahí, destapé el vino que había colocado especialmente para esta ocasión en el aparador del vestidor y nos serví. 

Renné estaba callada observándome cuidadosamente, admito que las veces que lo hacía, me moría de curiosidad por saber que pasaba por su cabeza, la notaba tan concentrada que me intrigaba aún más.

— El agua está lista preciosa. — le dije mientras sacaba la mano de la bañera, quité mis calzoncillos y los dejé a un lado, ella seguía observando cuidadosamente. — 

—¿Siempre eres tan encantador? — empezó a quitar su ropa interior poco a poco, primero el sujetador y lo lanzó hacia mi divertida. — puedes conservarlo como regalo. — río. — 

— ¿Estás segura? — contesté. — Yo encantado de guardar esta pieza tan especial. — ella ahora reía junto conmigo, se quitaba las pantaletas y repetía la acción anterior, las lanzaba hacia mi—

Poco a poco metía su cuerpo a la bañera, despacio, como si hiciera una especie de baile al ritmo de la música. 

Le entregué su copa y ahora estaba listo para brindar por lo que el futuro nos deparara. 

— Por más citas como esta. — dijo sin esperar que hablara. — 

— Por más citas como esta. — estreché la copa — Y por el futuro. — volví a alzarla. — 

— Por nuestro futuro. — corrigió y debo admitir que sin duda me gustaba la palabra nuestro. —

—¿Cuándo tienes que regresar a México? — pregunté dejándola recargar su espalda en mi pecho. —

—3 días. — contestó. — ¿Tú? — 

— Puedo regresar mañana o en 3 días, depende. — Dejaba al aire la oración. —

—¿De qué? — 

— De que quieras que regresemos juntos. — Erguía su cuerpo y volteaba a verme, podía notar la expresión de sorpresa en su rostro. —

— ¿Juntos?— preguntaba. — ¿Tu y yo viajando juntos? — Al parecer el anonimato era lo de ella—

—Podemos volar separados si gustas. — dije sin interés. — 

— ¡No! — dijo rápido. — Es que, no había procesado bien tu propuesta, lo siento. — me veía un poco apenada. — 

— ¿Te incomodaría que te vieran conmigo? — pregunté directo. —

— Esa es una pregunta para ti, eres el rey del anonimato y misterio. — Dijo muy segura. — pero no, no me incomodaría en absoluto. —

— Bien, a mi tampoco, soy cuidadoso solo porque no quiero que después molesten a la persona con la que salgo, a veces la gente puede ser un poco abrumadora. — confesé. —  y sé que no te gustan las multitudes, ni en persona, ni en redes. — 

— En poco tiempo sabes mucho de mi. — sonreía y se aceraba para besar delicadamente mis labios. — 

— Aún me pregunto qué fue lo que hiciste conmigo en tan poco tiempo. — le dije sin despegarme de ella. — 

— Esa pregunta debí hacerla yo. — replicó. — Aunque entiendo que cayeras rendido ante mis encantos.— río delicadamente y me miró fijamente — Me gustas mucho Rodrigo, tanto que nublas un poco mi pensamiento. — hizo su cuerpo para atrás. — 

Un poco después se acercó a mi, para besarme de una forma diferente a las anteriores, parecía que había desatado algo en ella, mucha pasión, ahora estaba encima mío. 

— ¿Asumirás las consecuencias de lo que estás haciendo? — Dije tomándola de los hombros. — 

— No tienes idea. — Quitó mis manos de su cuerpo y puso la suya en mi cuello, apretando con un poco de fuerza, lograba que me excitara demasiado. — 

Sentí su mano en mi miembro erecto y gemí un poco, luego con calma, lo introdujo dentro de ella, calidez instantánea. 

— ¿Te gusta? — ahora ella me hablaba, sin duda estaba encantado. — 

— Me encanta. — le respondí con la respiración entrecortada. — No pares. — ordené. —

— No lo haré cariño. — Me miraba y guiñaba un ojo, yo recargué mi cabeza en el borde de la tina y dejé que ella siguiera apretando con su mano mi cuello, movía su cadera al ritmo perfecto, ni tan rápido, ni tan despacio, ese intermedio que puede hacerte retorcer del placer. — Mírame. —

Ordenaba y yo obedecía. 

No necesitábamos decir algo, nuestros suspiros y gemidos decían absolutamente todo, ella comenzó a moverse más rápido lo cual hacía que sintiera que iba a explotar, era como si tocara el cielo y el infierno al mismo tiempo, no quería acabar, pero ella paró, sin decirme nada. 

— No dejaré que termines aún. — su mirada tan decidida y penetrante causaba cierto escalofrío en mi cuerpo, excitante. —

Recogió muy bien su cabello y se sumergió en el bañera, sentí de pronto sus labios perfectos recorrer cuidadosamente mi miembro, una experiencia muy diferente, pero una sensación increíble, sin más sentí como ella dominaba el acto y yo solo me dejaba guiar, solo me concentré en lo bien que se sentía. 

No estuvo mucho tiempo sumergida pues la tomé de la perfecta coleta que había hecho y fui muy cuidadoso para jalarla hacia mi. 

— No quiero terminar aún. — ella sonrió. — Ponte de espaldas, es mi turno. — exigí — 

Ella de nuevo obedeció y sin mucho rodeo, penetré su cuerpo, ella gimió al inicio, comencé a subir el ritmo y pude notar que ambos estábamos concentrados en alcanzar el clímax en ese momento, por lo que continúe con ese ritmo y así fue como por tercera vez hizo que terminara completamente satisfecho. 

— si seguimos así, vas a matarme. — le dije riendo. — 

— Tu condición es excelente, es imposible. — aseguró y sonrió. — 

¡Holaaaa! les dejo una actualización más, mañana sin falta dejaré uno más largo. 

espero que les guste!! 

The Opposite.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora