O12

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Un rayo de luz se asomaba por la ventana y daba justamente en mi cara, odiaba con todas mis fuerzas que eso pasara, sobre todo cuando me había desvelado.
Abrí los ojos como pude y traté de encontrar alguna persiana, botón o lo que fuera para desaparecer el sol.
— ¿Renné? — atrapada.— ¿Qué haces?
— lo siento, el sol me estaba dando en la cara y no quise molestarte.— fracasé en mi último intento, por lo que regresé a la cama y me senté.
— Lindo Outfit.— tomé las sabanas de inmediato y tapé mi cuerpo que únicamente tenía ropa interior encima. —
— Gajes del oficio de no traer pijama en el bolso.—
Objeté
— No me molestaría amanecer con esta vista todos los días.— me sonrojé —
—No siempre despierto así eh.— dije riendo—pero acepto que me veo muy bien.—
Antes que continuara, besó fugazmente mis labios y se levantó de la cama.
— ¿Te parece si desayunamos? — me dijo sonriente- si quieres después puedo llevarte a tu hotel.
— Esa es una excelente idea, podría presentarte a Alice formalmente. — sugerí. —
— Esto es serio entonces.— se burló—
— Pensarás que es broma pero, Alice tiene el súper poder de ahuyentar cualquier cita o posible cita que pudiera tener, así que, te lo he advertido, se bueno con ella. — Parecía divertido ante mi comentario.

Lo perdí de vista pues había dejado la habitación, yo solo me concentré en buscar mi ropa de nuevo para usarla, pero me vi atrapada en el enorme clóset de Rodrigo. 

Cada sección terriblemente ordenada, era placentero para la vista ver tantas cosas en extremo orden, mi clóset cabía 4 veces aquí o más, eso era deprimente, pensé

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Cada sección terriblemente ordenada, era placentero para la vista ver tantas cosas en extremo orden, mi clóset cabía 4 veces aquí o más, eso era deprimente, pensé. 

— veamos, debe haber algo aquí que pueda usar, algo cómodo. — empezaba a hablar sola mientras admiraba todo lo que había ahí, hasta que encontré algo que podía funcionar. —


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La tomé rápido y la puse sobre mi cuerpo casi desnudo, tomé mis botas y abandoné esa habitación de ensueño. 

Escuchaba a Rodrigo hablar así que traté de no hacer mucho ruido e ir con precaución, no estaba muy segura si había alguien más con el o no. 

me detuve y esperé detrás de una de las paredes previas a la cocina y, si, ya sé que no es correcto escuchar detrás de las paredes, pero digamos que no quería encontrarme con nadie a estas horas.


— Entendido, necesito que me envíes la agenda de los próximos 3 días actualizada, en el momento que la tengas por favor. — Lo vi con el teléfono en la mano, parado junto a la barra de la cocina viendo la ciudad. — Pide que tengan el jet listo para el miércoles, gracias. — 

Retiraba el celular de su oreja y continuaba preparando el desayuno tan fitness que hacía que me cuestionara si me llenaría. 

Me dispuse a aparecer y de inmediato una sonrisa adornaba su rostro. 

— Conozco esa sudadera. — alzaba una ceja. 

— Necesitaba algo más cómodo que mi vestido. — alcé mi vestido que estaba en mis manos junto con mis botas. — 

— Adelante, puedes quedártela. — 

— Eso esperaba. — reí después de mi comentario y me senté frente a el. —  ¿Qué es todo esto? — 

— Bueno creí que nos serviría desayunar algo ligero el día de hoy, después de todo lo que comimos, un poco de ensalada. — señalaba. — huevos con espinacas y si quieres fruta, puedo sacarla. — sugería. — 

— Creo que así estoy bien. — sonreí. — ¿Haces esto todos los días? — 

— ¿Cocinar? No, admito que lo estoy haciendo porque pedí que nadie nos molestara el día de hoy.— por primera vez notaba un poco de color en las mejillas de este hombre. — 

— Me siento muy halagada. — tomé un tenedor y piqué la ensalada que básicamente era lechuga, lechuga y más lechuga.  —

Un silencio se hizo entre ambos y al parecer a ninguno le molestaba, lo cual era agradable. 

— Quiero comentarte que, si aún quieres que regresemos a México juntos, me tendrás para ti sola estos tres días. — "¡¿QUÉ?!" Pensé y de la sorpresa un pedazo de lechuga se atoraba en mi garganta. — 

— Wow. — fue lo único que salió de mi boca, aunque reaccioné a tiempo para no hacer sentir mal a Rodrigo. — Perfecto. — solté. — 

— ¿Segura? — Volvía a preguntar, supongo que el atragantarme con la comida justo cuando daba la noticia que parecía maravillosa, no era algo que indicara que estaba contenta. — 

— Si, es solo que... — Pausé. — Después de cada exposición, Alice y yo nos damos un día para ambas, para platicar de como nos sentimos, de todo lo que pasó en la semana y hoy es ese día—

Hice una mueca esperando que lo entendiera.

— Entiendo. — sonreía. — Hagamos esto, iré dejarte, conoceré a Alice y cuando estés desocupada me mandas un mensaje, me servirá para ponerme al corriente con un par de reuniones que dejé pendientes. — Lo tomaba muy bien ¿Así es salir con un adulto? —

— Me parece perfecto. —contesté feliz. — Necesito encontrar un Spa bueno aquí, era mi tarea y de lo único que tenía que encargarme y no lo hice. — confesé. — 

— Dime a qué hora estarán listas y le diré a Pablo que pase por ustedes ¿Te agrada la idea? Conozco el lugar perfecto para ustedes dos. —Yo entrecerraba los ojos indicando duda. —

— Diré que sí solo porque me estás salvando de 10 minutos de reclamos ininterrumpidos. — 

— Me estoy arrepintiendo con la idea de conocer a Alice. — Hacía una mueca. — 

— Descuida, puede parecer un poco ruda, pero es buena chica. — reí. — es 10 años mayor que yo, digamos que me cuida como lo harían mis padres. — 

— ¿Y tus padres? — pregunta dura. —

— Mi mamá en México celebrando mis triunfos junto con mi hermano. — reí. — Mi padre murió poco antes de iniciar con el proyecto de las exposiciones, 2 años exactamente. — Un nudo en la garganta aparecía.— Mi pieza favorita, esa que no te gustó,  la pinté para el. — 

— Entonces fue una buena inversión regresarla a ti. — estábamos frente a frente en la barra, acarició mi mejilla y besó mi frente. — Me alegra que no pusieras objeción alguna para quedártela. —

— Gracias. — le dedicaba una diminuta sonrisa, pues aunque habían pasado dos años, aún dolía mucho su ausencia. — 

—No hay de que bonita, todo sea por verte sonreír. — sentía ese calor absurdo en mis mejillas, que a veces odiaba. — Me encanta cuando te sonrojas. — parecía que había apretado un botón cuando sentí toda la cara ardiendo, el color tomate había llegado a mi cara. — 

— Vamos terminemos de desayunar. — dije ignorando su comentario, trataba de calmar mis hormonas y mis nervios. — 

HOLAA  DE NUEVO!!! les dejo esta pequeña actualización.

ojalá les guste. 



The Opposite.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora