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No podía decir que buscaba algo serio, pero tampoco quería que me botaran como si fuera desechable, por lo que trataría de guardar la calma durante la velada.

— Bienvenida. — Me decía mientras abría la puerta de su departamento que se encontraba en quién sabe qué piso de la altísima torre en la que estábamos.—

— Cielos. — Fue la mejor palabra que salió de mi boca— Increíble vista. —

— Sí, no puedo quejarme. – "Obvio no puedes, deberías estar loco para hacerlo" Reclamé mentalmente. —

— Dame tu abrigo, lo guardaré. — Quitó mi abrigo con mucha delicadeza y paso me daba un beso en la mejilla, no podía evitar preguntarme si esto era real, si todo lo que el estaba haciendo era real, era simplemente demasiado bueno para ser verdad. —

— Gracias. — sonreí. — 

— No eres tan callada siempre ¿O sí? — preguntaba de nuevo, la verdad era que no, me costaba entablar una conversación con desconocidos pero una vez entrando en confianza, no paraba de hablar, solo me encontraba abrumada con tanto y me daba un poco de ansiedad la situación. —

— No. —solté una pequeña y casi inaudible risa. —

— Pondré Música ¿Te parece? — Sonreí y asentí, mientras caminaba por la sala inmensa y me pegaba a uno de los cristales para ver hacia abajo. — Dios. — sentí un poco de vértigo y regresé a los sillones. —


Una melodía reconocida por mis oídos comenzaba a sonar, soy un alma vieja, por diferentes cuestiones la música de los 80s me encantaba.

— Buena elección. — guiñé un ojo. —

— Otro punto a tu favor, conoces de buena música. —

— No sabía que era una competencia. — alardeé. —  ¿Cuál es el premio? — se paraba frente a mi

— Yo. — coqueto contestaba. —

— ¿Nada más? — bromeé y reí un poco— Estoy dentro. —

Reía por mi última frase, la cual había dicho de lo más espontánea.

— Tengo que decirte algo. — hice una mueca, seguro eran malas noticias, seguro tenían novia.—

—Te escucho. —

— No entiendo cómo, ni en qué momento creamos este... — me señalaba a mi y luego  el — ¿Vínculo? si podría llamarse así, pero lo he disfrutado, no puedo dejar de pensar en lo mucho que río a tu lado o en tus encantadores y expresivos ojos... —

— Nos hemos visto 3 veces. — Dije y luego reí, pude ver como se desanimaba un poco. — pero descuida se de lo que hablas, parezco adolescente mirando mi celular cada vez que recibo un mensaje tuyo y me sonrojo a cada rato, sin mencionar lo mal que me ponen tus besos. —

Sonrió.

— Estamos de acuerdo que es una gran conexión. — asentí. — Me gustas Renné y yo ya no estoy para dejar pasar mucho el tiempo o andar con rodeos. —

"BREATH TAKING" La única y pequeña neurona que me quedaba estaba tratando de no sofocarse. 

— Cálmate anciano. — Me burlé. — nadie tiene la vida comprada, así que debemos vivir la vida al máximo siempre. —aseguré. — Sería mentira si dijera que no me gustas, porque me encantas de hecho... — Callé. —

— ¿Pero? —

— Nuestras vidas son demasiado diferentes, a veces olvido en que día vivo, me levanto tarde más de lo que debería porque me desvelo pintando, a veces no salgo de mi estudio más que para comer en una semana, soy un desastre, mira el orden de este lugar, por Dios solo mírate el abdomen.—

Soltó una carcajada inmensa, yo me quedé viéndolo, hablaba en serio, yo comía comida rápida los días en los que la inspiración me pegaba o a veces no paraba de hablar cuando tenía tiempo.
El dominaba un imperio enorme, que exigía disciplina máxima, que si bien yo tenía en otras áreas, no sabía que tan fácil sería empatar tiempos.
— Me gustas de eso no hay duda.— dije con una sonrisa— y supongo que puedo dejar que fluya todo.
No estaba para nada acostumbrada a eso.
— ¿Crees que no podré seguirte El Paso? — directo, me gusta. —
— si demuestras que puedes seguirme El Paso mientras bailamos esta canción....— parecía película perfectamente planeada.—
— Te vas a sorprender. — aseguró y luego me ofreció su mano para empezar el baile.—


Luego de intentar recrear la escena de Dirty Dancing y casi morir en el intento, terminamos recostados en la alfombra de su sala.
— Me gusta que las cosas sean tan espontáneas.— dije viendo al techo.—
— ¿Te darás una oportunidad para conocer a este humilde pero guapísimo empresario? — reí fuerte.
— Ahí va tu humildad. — reímos ambos muy divertidos. — Un trato es un trato, bailaste como todo un profesional—
Era verdad, no había paso que no pudiera seguir, tenía ritmo, porte y una excelente condición.
RODRIGO H.
Luego de un apasionado encuentro en mi camioneta y una sesión extra de cardio en el día bailando a su lado, había logrado que volviera a salir conmigo, tenía razón en lo diferentes que eran nuestras vidas, desde nuestros trabajos hasta estilos y hábitos, pero como le dije, no estaba en en edad de no decir las cosas o de limitarme, si bien no sabía que tan serias serían las cosas, entendía perfecto que ella y yo buscábamos estabilidad y el miedo a no encontrarla era latente.
— Para el día hoy, yo preparé nuestra cena.— le sonreía y la invitaba a pasar a la cocina.—-
— Si así serán todas nuestras citas, adelante. — soltó una carcajada—

Me gustaba observar sus gestos, sus movimientos, era increíblemente sexy y tierna, no entendía como una misma persona podría ser ambas cosas.
— ¿Estás ahí? — interrumpía mis pensamientos. —
— Si, disculpa.— le respondía. — ¿Que decías? —
— Que necesito pasar al baño.— sonreía —
— Claro, mira camina derecho y luego sube las escaleras, la primera puerta. — indiqué.

Me parecía encantadora, cada cosa en ella, su sonrisa, su cuerpo, sus tatuajes.

The Opposite.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora