Epilogo

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You've got a friend in me
If you've got troubles, I've got 'em too
There isn't anything I wouldn't do for you
We stick together and can see it through
'Cause you've got a friend in me

Yeah, you've got a friend in me

You've got a friend in me || Toy Story

Morgan Stark se sentía agotada. Mas agotada aún que luego de tener entrenamiento de Soccer tres horas consecutivas. En ese momento estaría en casa de su mejor amiga, en la pijamada que habían planeado durante semanas... pero de igual forma adoraba pasar el tiempo con Danny, el pequeño rubio ojiazul que le había robado el corazón desde que nació y pudo sostenerlo entre sus brazos con ayuda de sus Tíos.

Aún le daba risa recordar que su papá había dicho que la Tía Nat había sido abducida y en la barriga tenia un Alien que estaba comiéndole por dentro. Ella lo creyó y no durmió por semanas, temiendo tener un alien dentro también; Afortunadamente ver al pequeño bebé en el cunero había sido suficiente para eliminar sus miedos y cuando Daniel Rogers casi le destruyó el dedo indice con un apretoncito, supo que serian compañeros en muchas aventuras.

Y ese dia habían tenido demasiadas de ellas: encontraron una camada de gatitos en el cobertizo y la madre les rasguño por acercarse demasiado, Danny intentó montar a Gerald la alpaca, que ya estaba demasiado viejo, pero no lo suficiente para hacerlos correr mientras les escupía... luego intentaron concentrarse en hacer arte en los lienzos que el Tío Steve les había conseguido para sus clases de pintura, pero después de una guerra de pinturas acrílicas, los lienzos estaban en blanco y ellos de colores.

Danny Rogers era el niño más noble, pero también el más activo y ágil, debido al suero que sus padres le habían heredado. El matrimonio Stark estaba muerto sobre el sofá, luego de intentar controlar a su ahijado y haber fracasado en el intento; Entonces fue el turno de su unigénita de sacar la casta y relevarlos al menos unas horas.

Morgan ya tenía 12 años y en ocasiones anteriores ya había hecho de niñera de su primo; Esa al ser una ocasión tan especial como lo era el sexto aniversario de casados de sus padrinos, era si o si ayudarles a cuidar a su pequeño retoño, justo como cuando ellos la llevaban de paseo y le consentían de todas las formas posibles. Era el momento de regresarles un poquito de todos los buenos momentos que ellos le habían regalado a ella.

—¡Soldado!— Gritó Morgan. El niño paró en seco dejando de intentar trepar por el refrigerador para alcanzar las donas que su tia Pepper escondía de Tony. El rubio bajó al suelo y se paró firmemente, saludando con la manita en su frente a la General Stark, como solía llamarle— Hora de ir a la cama.

—Pero a penas son las nueve...—El niño hizo un puchero. La castaña sonrió, se sabía todos los trucos, ella misma había inventado varios y no había forma en que la superara.

—Y tu hora de ir a dormir es a las 8:30...

—Porfi...

—Entonces no te contaré un cuento...— Se cruzó de brazos la mayor.

El pequeño salió como un rayo, la castaña ni se molestó en correr, era inútil perseguirlo porque era tan veloz como su papá. Con pesar subió escalón por escalón, sintiendo como sus músculos gritaban por agua caliente y su cómoda cama; Cuando entró a la habitación que sus padres habían construido para el pequeñajo de los Rogers, Danny llevaba su pijama y ya estaba dentro del cubrecama, cubierto hasta el pecho y abrazando a su muñeco Iron Man favorito. Él había pedido que su habitación fuera de temática Iron Man y su padrino emocionado, se dedicó personalmente a conseguir cada cosa existente con la imagen de su alter ego impresa, incluso el papel tapiz.

Ahora la veía expectante a su momento favorito de la noche: la hora del cuento del principe hielo y la princesa llamita. Morgan aplaudió y las luces se atenuaron para que Friday empezara a mostrar las animaciones de los personajes, mientras ella relataba la historia que contaba desde bebé a su primo favorito..

—Erase una vez un príncipe que durmió por mucho mucho tiempo, hasta que un día lo encontraron en el hielo, donde viven los osos y los pingüinos...

—¡Pingüinooooos!— Exclamó extasiado. Ahora que era lo suficientemente grande a sus cortos 4 años, su padrino le había prometido regalarle un Pingüino y eso le hacia esperar con impaciencia su próximo cumpleaños.

La morena sonrió y se acurrucó junto al niño, que recostó la cabeza en su hombro para escuchar atentamente la historia, Aunque la sabía de memoria, no había noche en que no quisiera escucharla. Morgan incluso tuvo que enseñar a su Tío cada una de las partes, hasta que dejara de ser malo contando cuentos... porque Danny era público quisquilloso y solo quería escuchar la historia como iba, justo al pie de la letra...



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𝑌 𝑐𝑜𝑙𝑜𝑟𝑖́𝑛 𝑐𝑜𝑙𝑜𝑟𝑎𝑑𝑜

𝑒𝑠𝑡𝑒 𝑐𝑢𝑒𝑛𝑡𝑜... ¡𝑠𝑒 𝘩𝑎 𝑡𝑒𝑟𝑚𝑖𝑛𝑎𝑑𝑜!

𝕱𝖎𝖓

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Once upon a dream...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora