Llegando al Aeropuerto, Jorge la recibe.
-¡Será mejor que tengas una buena excusa, Jorge Luis Pila! (soltó cuando fue a buscarla al aeropuerto de Cancún).
-¡Dame un abrazo! (demandó él, bloqueándole el paso cuando Aracely se dirigía a buscar sus maletas al área designada).
-¿Qué...? (se vio cortada cuando Jorge la abrazó).
-Rodéame el cuello con los brazos.
-Me gustaría ponerte una cuerda... ¡Jorge!
Le costó describir una sensación que la dejó aturdida y que la invadió al encontrarse envuelta en una abrazo de oso con la cabeza apoyada contra su musculoso pecho. Ella intento liberarse pero se vio impedida por la fuerza masculina de Jorge.
-Actúa como si me hubieras echado mucho de menos (le indicó Jorge en un susurro al oído). Nos están mirando.
-¡En tu caso sin duda te vigilan los loqueros! (le dijo, insistiendo en querer soltarse de Jorge). ¡Jorge, déjame! ¿Estás loco?
-Maldita sea, Aracely (siseó, rozándole el cuello). Sígueme. Actúa como si me hubieras echado de menos. ¡Pon algo de convicción! (le pidió)
-Lo único en lo que voy a poner convicción es en mi rodilla, cuando te golpee en la entrepierna. Ahora... (la mano que tenía en la nuca le echó la cabeza hacia atrás, dejando que al menos pudiera verle la cara). ¿Te importaría decirme...? (ni siquiera tuvo tiempo de terminar antes de que la tapara la boca con la suya).
Así como no era nada halagador para el ego de Jorge que una mujer se quedara petrificada en sus brazos, se consoló pensando que sólo se trataba de Aracely, y que al menos había dejado de retorcerse. Lo único que le quedaba era esperar que estuviera demasiado aturdida por su conducta como para empujarlo y abofetearlo en cuanto la soltara, porque eso arruinaría su historia y cualquier posibilidad de asegurarse la transacción y el negocio con Prol.
Y pensaba soltarla... en cualquier momento.
Sólo prolongaba el instante porque sabía que Frank y Elizabeth Prol, en especial Elizabeth, los estarían observando. El futuro inmediato de Coronel Resort Corporation dependía de un beso... era su responsabilidad hacer que pareciera convincente. Se comportaba así para exclusivo beneficio de su audiencia, no se trataba de nada personal, se recordó mientras sus labios saboreaban el gusto asombrosamente placentero del lápiz de labios de Aracely.
Su altruista dedicación a favor de los mejores intereses de la compañía se vieron frenados por una insistente presión en sus hombros, por lo que alzó la cabeza despacio y abrió los ojos para contemplar unos ojos grandes y abiertos que lo miraban sorprendidos y atónitos. En realidad, en ese momento se tornaron un verde más oscuro; jamás había visto que los ojos de Aracely adquirieran esa profundidad de tono.
-Jorge... (Calló para respirar hondo).
Él hizo lo mismo, irritado al descubrir que el estrés de enfrentarse los siguientes minutos a Aracely y a los esposos Prol le perturbaba la respiración. Por lo general Jorge se crecía ante la presión de cualquier situación. Miró por encima del hombro y descubrió que Frank Prol y su voluptuosa tercera esposa se acercaban a ellos.
-Aracely (se apresuró a explicar, asiéndole la hermosa y desconcertada cara), necesito que sigas todo lo que diga. El futuro de la compañía depende de ello (al percibir una negativa en el modo en que iba a enarcar las cejas, agarró la esbelta mano izquierda de ella en la suya más grande y se volvió con una radiante sonrisa). Frank, Elizabeth Prol (acercó aún más a Aracely a su lado), me gustaría presentarles a mi esposa Aracely.
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