Sangré de Ninfa

La Daga

Acarició el filo de la daga con mis dedos, imagino la sangre brotando como una fuente eterna.

Pero en ese momento su mirada viene a mi mente, sus dedos se sienten en mi piel y mis labios aún perciben los suyos.

Esas sensaciones apagan el fuego de ira que hay en mi corazón.

Pongo la daga en la caja, y decido por un momento enfocarme en el amor.

Voy de vuelta a el museo para poder decirle todo lo que siento, pero siento algo que me enferma, nunca me había sentido de esta forma.

Siento que mi corazón se desgarra, como si muriera lentamente y por primera vez me desvanezco en el frío pavimento.

Al despertar me encuentro rodeada de una multitud y una paramedico que intenta hacerme hablar.

Escucho sus susurros...

-ella es preciosa

-parece un ángel

-es tan hermosa lastima q este enferma.

No comprendo ninguna de sus palabras hasta que me veo reflejada en un auto.

Mi poder de inhibición se había desactivado, ahora entendía a la gente.

Me veían como realmente era, cuando vi que empezaron, a sacar sus celulares para intentar tomar fotos me acurruque rápidamente en la paramedico.

-No temas...( me dijo la mujer con voz dulce) dispersence que la joven necesita aire...(se quito su chamarra, me la puso en la cabeza y me ayudó a entrar a la ambulancia)

No tenía la fuerza para hacer que me olvidarán...

¿Por qué estaba tan débil?

¿Por qué sentía tantas ganas de llorar?

¿Por qué este dolor era como una daga en el corazón?

-¿señorita tiene a alguien a quien podamos llamar?

En ese momento sentí como si no pudiera confiar en Alek.

-a nadie, mi padre acaba de morir hace unos días...

-pobre pequeña (la paramedico me miró con compasión)

-solo déjeme ir a casa por favor, estaré bien, solo fue un desmayo por estrés...

Ella no tuvo más opción que dejarme ir.

Al llegar a casa, entre a la pintura y me refugie entre mis sábanas.

Mis lágrimas fluyeron sin cezar, mi corazón estaba roto pero lo peor es que desconocía el motivo.