Una decisión difícil

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Efectivamente, desperté en Efara, logré completar la misión. Fue más fácil de lo que pensé. Ahora solo tengo que terminar las otras y listo, volveré a la Tierra. Supongo que Sofía debe estar impresionada. Quiero continuar las misiones, así que, mejor me levanto de esta cama. Caminando por el pasillo veo todo apagado, una oscuridad fuera de lo normal. ¿Y sofía? ¿Dónde está?
-¡SOFÍA! ¡SOFÍA! ¡SOFÍA!
Pero, nadie me responde, esto es un poco desesperante. Me pregunto, ¿qué pasó aquí? No lo sé, pero hay que averiguarlo. Revisé toda la casa, pero no hay ni un solo rastro de ella. A pesar de que no la llevo conociendo mucho tiempo, me preocupa. Sin pensarlo, tomé las llaves del auto y me fui en busca de Sofía. Miré por todas partes, y nada. Me sentía súper preocupada, desesperada. Así que opté por llamar a la policía y reportar su desaparición. Desgraciadamente, ellos no podían hacer nada, y yo, tampoco sabía cuánto tiempo ella llevaba de desaparecida. Ya que no tengo amigos, ni a nadie que conozca aquí, decidí mantener la calma y regresar a casa. De camino a casa me dio un apetito, fuera de lo normal. ¿Con qué dinero iba a comprar comida? Mejor veré si hay algo en casa. De momento, mientras iba manejando, un auto por poco me choca. Bajé el cristal, molesta y le grité:
-¡CUIDADO! ¿No sabes manejar o qué?
No sé quién iba manejando, era de noche, solo sé que se detuvo. ¿Por qué se detuvo? Y de repente se baja y cae al suelo. Realmente me impresionó, decidí bajarme de el auto a ver qué sucedía. Era un chico, un chico que se desmayó y parecía estar herido. Me acerqué a ofrecerle mi ayuda, realmente, me dio muchísima pena.
-¿En qué puedo ayudarte? ¿Te llevo a un hospital?
-¡TODOS MORIREMOS! ¡TODOOOOOOS!
-¿Qué? ¿De qué hablas?
Y eso fue todo lo que dijo, porque luego se quedó dormido, no dijo ni una sola palabra más. Sofía decía que en Efara, las personas son distintas, que no existen almas malignas. No debería hacer esto, pero me lo llevaré a casa, y que se vaya cuando despierte. Lo monté en mi auto, su peso era increíble para mí. Su auto se quedaría ahí, al menos tomé sus llaves. Cuando llegué, todavía Sofía no estaba por ninguna parte. Al chico, lo acosté en el sofá de la sala y le coloqué una manta para el frío. Tantas cosas en mi cabeza, no me dejaban pensar. Pero definitivamente, tenía que comer primero. Por suerte, habían cosas para hacerme un buen emparedado. Cuando terminé, me senté en la sala a observar al chico. Realmente era muy bonito, aunque fuera atrevido pensar eso mientras él estaba desmayado y herido. Fui al baño, en busca de algo que me ayudara a curar la herida del chico. Encontré justamente lo que necesitaba. Pensé que el alcohol lo despertaría de golpe, pero no, no lo despertó. Me sentía bien al saber que había ayudado a alguien. Que yo recuerde, nunca había sido tan amable. Me senté a su lado para observar de cerca sus facciones. Pelo castaño, piel no muy blanca ni muy oscura, alto y delgado. Era hermoso, un extraño hermoso. Pasaron unas horas, y en mi mente no podía parar de pensar en la desaparición de Sofía. Ya me sentía muy agotada, así que decidí tomar un baño e irme a dormir. Por fin, en la cama, sentí que estas últimas horas fueron muy agotadoras. Y por alguna extraña razón, sigo dudando si quedarme aquí o ir a la Tierra. Odio admitirlo, pero me siento más a gusto aquí que en mi propio hogar. ¿Me podré quedar aquí sin ningún problema? Es la decisión más difícil que he tenido que tomar en mi vida.

AnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora