Confusión

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Regresé a casa pensando en todo lo que sucedió hoy. Sinceramente, no sé qué pensar. Yo me estoy enamorando de Gerardo, pero no sé si él de mí. No quiero hacerme ilusiones por lo de hoy, quizás solo me quiere como una amiga. Cuando entré por la puerta olvidé decirle a Sofía que teníamos que comprar mi celular.

-¡Sofía! ¿Iremos a comprar mi celular?
-¿Por qué no me lo recordaste en el camino? Pero bueno, toma un baño y luego vamos.
-Está bien.

Busqué un bonito atuendo y me metí a bañar. Cuando salí, Sofía me había preparado un delicioso plato de pasta. Este es uno de mis platos preferidos. Tomé asiento y comí como si no hubiera visto un plato de comida en cinco años. Terminé y nos fuimos a comprar mi celular al centro comercial. Llegamos al quiosco y Sofía me dijo que eligiera el teléfono que quisiera. No sé si soy muy exagerada, pero quiero el teléfono inteligente más costoso. Un "iPhone 6".

-¿Podías elegir algo menos costoso?
-Dijiste que eligiera el que yo quisiera.
-Bien, tonta, te lo compraré. Espero que hagas buen uso de él.
-Sin duda alguna.

Estaba feliz, era la primera vez que tenía un celular tan costoso. La primera vez que alguien cuida de mí tan bien como lo hace Sofía. Mis padres no les importaba mucho lo que yo quisiera. Por lo general, ni siquiera me llevaban con frencuencia al centro comercial. Ellos tampoco me daban mucho cariño, por eso es que soy un poco reservada con mis sentimientos. El amor en el hogar es muy importante, y yo no tuve la suerte de tenerlo. Le di un gran abrazo a Sofía dándole las gracias, ella se puso muy contenta. Nosotras ya éramos como hermanas. Llegamos a casa y yo realmente estaba muy cansada. Tomé otro baño y rápido me acosté a dormir. Al día siguiente, me levanté lista para otro día agotador de clases. Llegué a la escuela y Gerardo me estaba esperando en la entrada. No podía creer que verdaderamente, estuviera ahí esperando por mí. Fui directamente a saludarlo, pero se me cruzó Joel justamente frente a mí.

-Hola, ¿cómo estás?
-Bien, ¿y tú, Joel?
-Bien. ¿Quieres acompañarme a desayunar?

Gerardo lucía molesto, podía notarlo desde un avión si era posible. Era mejor despachar a Joel e irme con Gerardo.

-Lo siento, tengo que compartir con mi amigo. Sabes que ayer no pude compartir con él. Luego podemos hablar en el salón, si deseas.
-Está bien, no hay problema. ¡Nos vemos!

Me acerqué a Gerardo y le di un enorme abrazo. Él estaba feliz, deseo saber el por qué de tanta felicidad.

-¿Por qué tan feliz?
-Porque no te quedaste con él y decidiste venir adonde mí.
-Tonto, ¿seguirás con tus celos?
-No son celos, solo decía. ¿Quieres desayunar algo?
-Por supuesto, tengo hambre.

Fuimos a una cafetería que quedaba cerca de la escuela. Gerardo compró un desayuno para ambos.

-Tengo un celular, por fin.
-¿SÍ? Vamos, apunta mi número.
-Vamos, dámelo.

Apunté su número, era el segundo contacto que tenía. Claro, el primero era el de Sofía.

-Oye, Ana, estaba pensando en algo.
-¿En qué?
-Puedes buscar a tu familia y amigos por las redes sociales.
-Es una buena idea, pero quiero empezar desde cero. Por ahora quiero estar tranquila y sin saber de ellos.
-¿Segura de eso?
-Segura.
-Bueno, ya es hora de entrar al salón.
-Sí, vámonos.

Entré al salón y tomé asiento al lado de Joel. Él me recibió con una enorme sonrisa. Este chico era muy dulce. Le conté que ya tenía celular, él me dio su número. Era un avance, ya tenía tres contactos en mi nuevo celular. Pasaron las horas y ya era tiempo de almorzar. Salí de mi salón y ahí estaba Gerardo, esperándome. Sin duda alguna, estaba emocionada de pasar tiempo con él. Siento que no puedo esperar, que necesito estar a su lado. Almorzamos e hicimos muchos chistes juntos. Cuando era hora de entrar al salón, me llevó a un pasillo donde prácticamente los salones están en desuso. Los nervios se apoderaron de mí. Me sostuvo por la cintura y me besó locamente, no pude detenerlo. Las ganas de ambos se reflejaron en cada respiración, fue hermoso.

AnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora