Había sido una ardua pelea para Genos, el Dios del Aire había atacado, tomando forma animal, un ave específicamente. Su destreza como asesino de quienes se encargaban de contaminar el ambiente lo hacía un enemigo nivel dios, sin embargo, nadie dudaría en defender la tierra, peleando con su vida.
Para el rubio fue realmente complicado mantenerse vivo, sufriendo grandes lesiones en casi todo su cuerpo, incluso perdiendo partes vitales para pelear.
En cambio, el Héroe Saitama se había perdido en una compra de descuento en el supermercado, estuvo ahí durante al menos una hora tratando de escoger el alimento adecuado para la cena. Teniendo al fin el producto elegido, se fue caminando a casa, hasta encontrarse con el epicentro del desastre, encontrando al menor casi en su autodestrucción para defender a los ciudadanos. Rápidamente el calvo detuvo el golpe final de la misma forma, de un solo golpe. Tomó el cuerpo lastimado del chico y lo llevó él mismo hasta donde su modificador, quien lo recibió para ayudar.
Por su lado, el mayor se fue a su casa corriendo, llegando nada más que en un par de minutos, así que solo olvidó el tema y siguió su vida con normalidad. Así fue hasta que notó el vacío que dejaba el rubio en el lugar, sus constantes habladurías sobre defender el honor de su ciudad y su familia incinerados, ya lo extrañaba. Sorpresivamente en ese momento la puerta se abrió mostrando ya al menor totalmente armado y listo para una nueva pelea.- ¿Eh? Genos ¿ya estás funcionando de nuevo?
Preguntó curioso, su rostro mostraba una leve emoción que le daba la presencia del chico.