XIII. Destrucción masiva

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Las horas se hacían eternas, estaba aburrida y cansada de esperar. La mayoría había vuelto a sus cápsulas pero yo me había negado a hacerlo. Me inquietaban las palabras de Trevor, no había terminado de convencerme eso de "necesitaban rellenar más filas y me ofrecí voluntario".

¿Qué era lo que él sabía y todos nosotros no? 

El reloj en mi pantalla marcó exactamente dos horas para llegar a Litlán. Observé detenidamente los cuernos y el extraño "cable" que colgaba tras nosotros.  Según lo que recordaba en el entrenamiento debíamos introducir la aguja de este cable en nuestra nuca para de esta manera conducir la nave con nuestra mente. Esta aguja no era enorme, era pequeña y delgada por lo que no me daba mucho temor.

Me la pasé jugueteando ansiosa los siguientes minutos, necesitaba más información y solo Trevor podía dármela. Bajé de mi nave en su busca, recorrí el lugar donde lo había visto la última vez y todo sus alrededores pero no lo encontré. Esta vez no debía darme por vencida así que seguí en su busca. 

Ya había pasado algo de tiempo y todavía no lo había encontrado, al ver mi pulsera solo faltaban algo de veinte minutos para llegar. El tiempo había pasado en vano pues no había logrado mi cometido. Una última vez decidí volver al último lugar donde lo había visto y ¡Oh Sorpresa! allí estaba. 

—Te he estado buscando Trevor, ¿donde estabas?

—No es momento de preguntas Lily, necesito que me escuches con mucha atención, al despegar las skyflys debes hacerlo al final, por ningún motivo  tomes la delantera.

—Pero ¿Por qué?, ¿Qué es lo que pasa?

—No sé como explicarlo Lily, trata de no confiar en nadie, trata de volver con vida...

—Todos aquellos que están fuera de sus skyflys vuelvan, estamos cerca del enemigo —interrumpió la voz de Josh en nuestras pulseras.

Trevor se alejó perdiéndose entre las naves, regresé a paso rápido a la mía. Introduje la aguja en mi cabeza con un poco de dolor, una imagen semitransparente se presentó en la ventana, como un holograma donde podía ver desde mis pulsos hasta en quien estaba pensando y...en ese momento era Trevor quien estaba allí plasmado.

—Desacoplamiento en diez, nueve, ocho...—Bajé el arnés de seguridad pero este se atascó en el camino—. Cinco, cuatro, tres...

Me levanté para tirar del arnés pero la nave se empezó a mover, caí apoyándome en los cuernos y sin siquiera haber podido desenganchar el despreciable arnés. Me iba en picada, descendía a una increíble velocidad ya libre en el espacio. Lo peor era que estaba pegada de espaldas al techo,la gravedad hacía que ni siquiera me pudiera mover. ¿Cómo no me había dado cuenta cuando la insignificante aguja se había soltado? 

Me estiré logrando con mucho esfuerzo alcanzar el cable y colocármelo de nuevo. En ese momento caí con fuerza al piso mientras la nave se detenía en su caída libre. Sin perder más tiempo me coloqué en la silla y redirigí de nuevo hacia donde ya varias naves se dirigían. Obedeciendo a Trevor y también por mi torpeza me quedé a ser una de las últimas naves de la flota.

—Naves desde D05 hasta la D99 por el sur, E02 hasta E80 por el norte, los demás por los flancos derecho e izquierdo —se escuchó en la pulsera proveniente de Josh.

Las naves se dividieron en cuestión de segundos, el satélite era en verdad enorme, a simple vista podía decir que era tan grande como la tierra.  

Estábamos cada vez más cerca, las primeras naves empezaron a disparar. En menos de un segundo la primera nave explotó repentinamente, las que estaban tras ella también explosionaron una a una causándonos terror.

Las demás naves empezaron a dispararse entre sí como si estuvieran poseídas. 

—¡Basta! ¡Alto! ¡Deténganse! —gritaba inútilmente Josh desesperado—. ¡Retirada!¡Retirada!

¿Qué estaba pasando?¿Acaso estábamos en una pelea con nosotros mismos?

—Lily, Lily, ¿me escuchas? —se escuchó en la pulsera.

—Trevor, ¿qué está pasando? —en mi mente recordaba a mis amigos, todos los que estaban aquí y no habían recibido la alerta de Trevor.

—Toma el control de tu nave y aléjate, es lo más seguro.

—No me importa qué sea más seguro, quiero saber que está pasando.

—No puedo decírtelo por aquí, no podemos vencerlos Lily, esto no es una guerra ni lo será, no somos más que conejillos de indias.

—¿Qué? ¿Trevor? ¡Trevor!

Intenté alejarme y retroceder pero la nave no respondía, golpeé la pantalla esperando algún milagro pero estaba en las mismas. Tomé los cuernos y solté la aguja de mi cabeza. Al instante la nave empezó a temblar, o tal vez lo hacía yo, no lo sé. Lo que sí sabía era que nunca había intentado siquiera conducir a mano una de estas máquinas y ahora lo hacía. 

Podía sentir la adrenalina recorriendo mi cuerpo, movía la nave en curvas pero al menos me alejaba de donde ya las pocas naves que quedaban estaban estallando o acabándose. 

Sin perder la coordinación intenté comunicarme con Josh o con quien sea pero nadie contestaba, muy pocas naves estaban alejándose, alrededor de una decena. Muchas de ellas al igual que yo se movían torpemente, así que suponía que estaban al volante.  

Al mirar hacia el terrorífico lugar todavía se podían observar a las desgraciadas naves en llamas, el fuego se podía ver en una expansión circular naranja y amarilla. A pesar de ello la nave nodriza seguía acercándose hacia el satélite, intacta y sin sufrir rasguño alguno. 

—¿Hola? Respondan por favor —se escuchó en la pulsera.

—Están muertos, todos están muertos y no hemos hecho nada para evitarlo —exclamó una voz femenina.

—Phillip, Phillip ¿estas ahí? ¿ Lily? —reconocía esa voz, una parte de mí se alegró al escucharlo y saber que estaba bien.

—Alex, estoy aquí —respondí pero entonces me vino a la mente aquel nombre y su dueño, Phillip también debía de estar aquí, él también debía de estar con vida.

—Phillip, amigo responde —reiteró Alex sin obtener respuesta.

—¿George?¿Lina? —preguntó la chica.

—¿Josh?¿Jonas?¿Belinda?

—Olivia, por favor responde —se escuchó el llanto de otra chica.

Todos empezaron a hablar a la vez esperando que a los que invocaban respondieran pero lamentablemente no iba a ser así. Phillip o Titán como me gustaba llamarle no respondía y en cierta manera me dolía recordarlo, tal vez porque pude haberle dicho algunas palabras que lo alertaran de que esto no era lo que todos esperaban. ¿Como iba a saber que la vez en la que nos abrazamos sería la última ves en la que lo vería?

—Trevor, tú sabías de esto ¿cierto? —pregunté sin dudarlo.



Hola bellos lectores. ¿Qué les pareció el capítulo?  

En estos capítulos se vienen muchas revelaciones, los estaré subiendo pronto.

Muchos besos y abrazos :)




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