¿Mala Suerte?

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¿Esto esta bien? Quiero decir, enamorarse de la persona que intentaba drogarte para lavarte el cerebro y hacerte regresar al lugar de muchos traumas y malos recuerdos...

Tratemos de no pensar en eso por ahora; digamos que solo fue... Mala suerte, aunque una parte de mi se siente lastimada al saber que todo fue una mentira al inicio, pero esta mentira se hizo realidad, por más tóxico que sonara. Para mi esta era la mentira más dulce que me habían dicho...

A partir de esa declaración, las cosas con Eris... Se habían vuelto mejor, ya no me mostraba esa sonrisa falsa, cada vez sus ojos brillaban más cuando sonreía y eso calentaba mi corazón. También había dejado de darme aquella droga pues los dolores de cabeza se habían ido poco a poco, lo cual, agradecí mucho.

—¿Qué comeremos? Me muero de hambre... — Lucy estaba con la mejilla pegada a la mesa cuando dijo eso. Ya eran las 2 de la tarde y aún no comíamos nada.

—No hay nada en el refrigerador... — Eris cerró la puerta de la nevera una vez comprobó que no había nada más que Dr. Pepper ahí.

—A mi no me miren — gruñi —. Yo no se hacer compras, ni si quiera sabia que comían los niños hasta que llegaste tu

—Agh... — Eris se golpeó la frente y murmuró algo por lo bajo, probablemente alguna maldición contra mi.

Después de haber declarado sus sentimientos, había dejado ver su "verdadera" personalidad: era una chica mucho más animada, algo fácil de molestar y burlona. Se podría decir que era lo opuesto a mi, así que eso hacía que nos lleváramos bien

—¿Porqué no vas y compras algo para los 3? — dijo poco después — Ya sabes, pizza, comida china, algo...

—¿Y porqué yo? — alcé una ceja

—¿Acaso quieres probar quien es más fuerte aquí? — ella cerró ambos ojos y me dedicó una sonrisa tenebrosa

Obviamente ella era más fuerte, yo solo soy cerebro aquí, ella era la fuerza bruta. Me levanté del asiento y fui a buscar la tarjeta que me habían dejado Luciel y mi cuñada cuando se fueron; seguro habré gastado mucho de este dinero entre la comida que pedíamos y la fiesta de cumpleaños de Lucy, ¿pero qué importa? Ni si quiera es mi dinero.

—Bien, bien... Vuelvo en un rato — arrastrando los pies hasta la puerta, salí de la casa.

Había mucho sol fuera, me quemaba mucho los ojos pero tenía que hacerlo, Eris me estaba obligando...

De camino a la tienda de comida más cercana me detuve frente al aparador de una tienda cualquiera, a través de este pude ver mi reflejo : mi cabello rojo cada vez se asomaba más y más entre el color blanco, obviamente tenía que hacer algo con esto pero.. ¿No sería mejor que volviera a mi viejo color? Quizás era... Una buena señal para cambiar algo, iniciar de 0.

Continúe el camino a la tienda, pero empecé a sentir escalofríos en la espalda, miré por encima de mi hombro por si era que alguien me seguia pero no era nadie, o por lo menos eso parecía.

—Debe ser mi... Imaginación — murmure para mi mismo.

Continúe avanzando hasta llegar a la tienda, pero antes de abrir la puerta de vidrio del local, pude ver el reflejo de alguien atrás mío : una cabellera rubia se asomó detrás mío y continuó su camino. Rápidamente me giré a ver de quien se trataba pero ya no estaba ahí... Solo conocía a alguien así pero... E-Es un color normal, ¿no? Rika no es la única que tiene el cabello así.

Sacudí esas ideas de mi cabeza y entré al local, había mucha fila para ordenar pero tuve que esperar, pero entre más tiempo pasaba, más me ponía ansioso, ¿y si era ella? ¿qué hacía aquí? ¿Lucy y Eris estarán bien?

Lucy y Eris...

Para cuando menos me di cuenta, mis pies ya se encontraban corriendo hacia la salida de la tienda y en camino a la casa a toda prisa.

—Que estén bien, tienen que estar bien — me murmuraba continuamente, como si esas palabras pudieran tranquilizarme cuando no era así.

Al llegar, la puerta estaba abierta. Yo entré con pasos sigilosos pues no sabía que habría dentro, pero no había nadie, ni si quiera Lucy ni Eris.

Mi corazón seguía agitado por aquel recorrido de la tienda a la casa pero lo que estaba delante mío me alteró mucho más que eso : una carta

Vuelve a casa, Saeran.
-Rika

¡Maldita sea, maldita sea! Esos malditos... Se las llevaron.

—¡Maldición! — grité y en un arrebato de ira golpeé la silla más cercana, lanzandola lejos.

Esto no podía estar pasando, después de todo lo que había hecho para evitar que me encontraran... Se las llevaron, a las únicas personas que amo

Maldigo mi mala suerte.

Tengo que volver a Mint-Eye

It Was Just A Lie?【SaeranΧReader】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora