Angelical Inferno

10 † VIPERA VELENOSA

Recomendación: Este capítulo esta inspirado de alguna manera por esta canción. Les recomiendo que antes de leerlo escuchen la canción con los ojos cerrados y se dejen llevar por sus emociones. "Apashe x Cherry Lena - Feeling Good".

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Todo lo que nace eventualmente debe morir, todo lo que inicia por obra del destino debe llegar a un fin. Es el ciclo más atractivo e inevitable del que todos irónicamente tratan de escapar. Para mi suerte la muerte y yo habíamos firmado un pacto, ni ella me perseguía ni yo huía de sus garras afiladas. Se acordó que simplemente cuando fuera el momento indicado nos encontraríamos cara a cara. No le temo y ella lo sabe, eso hace todo el juego aún más interesante para ambas. Estaba segura en aquel amanecer oscuro en la ciudad del pecado de que no le temía, pero tampoco tenía prisa para que se diera nuestro encuentro. Tenía muchas almas de las cuales encargarme primero antes de dejar ir la mía al infierno. 

Aquella mañana parecía que el destino curioso había espiado mis planes y la ansiedad de conocer el porvenir lo había hecho vestir el cielo de luto. Las nubes negras y violáceas cubrían la totalidad del firmamento, no tenía pruebas pero tampoco dudas de que ese era uno de los panoramas más sombríos bajo el cual la ciudad reina de Palermo se había rendido. Estruendosos truenos armonizaban el ambiente lúgubre, y cuando un rayo poderoso partió el cielo en dos una sonrisa escapó de mis labios. Me sentía bien, malditamente bien. 

El agua tibia se deslizaba por mi piel adquiriendo un tono rojizo, podía ver como las manchas de sangre desaparecían una a una pero sabía que siempre quedarían tatuadas en mi mente. A pesar de haberlo intentado no pude contenerme, con la punta de mi dedo índice sobé mi pecho y luego conduje hasta mis labios el elixir rojo. Por alguna razón la sangre de aquellos que perecían bajo mi mando siempre tenía un sabor ácido el cual se había convertido en el capricho favorito de mi paladar. Terminé de asearme y abandoné el baño camino a mi estudio principal. 

Al entrar presioné mi palma derecha contra la pared negra de la habitación y esta automáticamente se dividió en dos, dejando ver detrás de ella quince pantallas relucientes incrustadas en el fondo real. Aún desnuda me tomé el tiempo de sentarme en el trono de cuero negro y saborear las últimas gotas de vino tinto que quedaban en mi copa. El aire violento y gélido que entraba por las ventanas acariciaba mi cuerpo y mantenía mi piel erizada. Con los ojos cerrados imaginando cosas prohibidas y una sonrisa peligrosa aún en mi rostro me deleitaba gracias a la mezcla de los truenos con la voz melodiosa de una fémina entonado Feeling Good. 

Un nuevo relámpago me hizo abrir los ojos en la cúspide de la canción, mis pezones se encontraban erizados por el éxtasis y el frío, y aún podía saborear en la punta de mi lengua la sangre del enemigo caído.  De nuevo en la realidad mediante un comando de voz activé los monitores y se hizo la magia. Los Vitale, los Giordano, los Salvatore, los Romano, todas y cada una de las quince familias oficiales que conformaban Cosa Nostra empezaron a hacer presencia en las pantallas. Ninguna con el más pequeño ápice de sospecha de que su verdugo los estaba observando desde la oscuridad, una risa silenciosa escapó de mis labios.

Nada interesante para ese momento. Realicé un acercamiento en las cámaras de la casa principal de la familia Giordano suprimiendo las imágenes del resto de las pantallas. Alessandre con su cabello ceniza desordenado y su rostro serio se encontraba en su gimnasio personal golpeando con insistencia un saco de boxeo. Se podía apreciar como aún cuando hacia ejercicio insistía en mantener sus asquerosos anillos, la sangre empezaba a brotar de sus nudillos bañando el metal precioso. Por un segundo fantaseé con que el origen del líquido carmesí fuera el cuello de mi padre y no sus manos, pero no siempre se puede obtener lo que se quiere, ¿o si?