El recuerdo de sus labios rozando los míos lograba estremecer hasta el lugar más recóndito de mi subconsciente. Podía sentir mis ojos arder como el fuego. Presenciaba en primera fila la lucha que tenía lugar en mi interior para mantener mis manos inmóviles y así evitar arrancarlos de mi rostro. Mis palmas se inquietaban con la idea vaga de poder tenerlo entre mis brazos, entre mis garras.
Maldito sea el momento en que Demon Vitale se atrevió a poner sus manos sobre mi cuerpo.
Al cerrar los ojos las distintas sensaciones se mezclaban en mi interior. Sin tener que viajar muy lejos aún recordaba con pánico sus dedos fríos apretando mi cuello. Las difusas marcas violáceas iniciaban a hacer presencia en mi piel como un sombrío mensaje que pretendía a toda costa impedirme olvidar lo que había ocurrido.
Mi teléfono sonó por última vez aquella noche.
— Atrévete a no soñar conmigo y yo me atreveré a acabar contigo Ma chérie.
¿Qué clase de monstruo tenía ahora detrás de mí?
Eliot descansaba en silencio en una esquina de la cama. La mitad derecha de su cuerpo era iluminada por la luz de la luna y parecía brillar en medio de tanta oscuridad. La tranquilidad de sus facciones me cautivaba, en verdad todo en él llegaba a resultar extremadamente atractivo. Su piel desnuda bañada por pequeñas pecas era en ese momento una invitación silenciosa para ser acariciada.
Bebí de un solo trago lo que quedaba en la copa y observé por última vez el viñedo. Liberé mi cabello de la coleta y lo dejé caer libre sobre mi espalda. Observando la luna deslicé la bata de seda por mis brazos y sentí como de un golpe impactaba el suelo. El aire frío que viajaba desde las montañas erizó mis vellos y endureció mis pezones chocolate.
Mientras ingresé con sigilo dentro de las sabanas pude escuchar como un gruñido suave escapaba de sus labios color durazno. Con movimientos torpes y bruscos Eliot secuestró mi cuerpo y yo lo dejé a su disposición. Sus brazos sostenían con fuerza mi cintura, sus piernas se enredaban con las mías y sus labios reposaban en mi cuello. Estaba atrapada, lo importante era que no tenía intenciones de huir.
Podía sentir como sus dedos adormilados jugaban con la piel sensible de mis pechos. Acariciaba mi hombro con cuidado y seguía un camino lento por mi clavícula hasta llegar al centro de mi pecho. No tardó mucho para agarrar con fuerza dentro de sus palmas mis pechos irritados. Mi cuerpo estaba a su merced y él lo sabia.
Cerré mis ojos con fuerza y lo abracé. Si algo había aprendido del tiempo que viví junto a mi primo en Francia es que cuando las personas están rotas lo que necesitan son acciones, no palabras. No sirve de nada un sonido vacío cuando existe la opción de darle una caricia al alma. Y por eso estábamos ahí, por eso no había tenido la intención de moverme ni un centímetro de aquel abrazo hasta sentir que estaba de nuevo en paz.
— Gracias por estar aquí. — Su corazón latía con más fuerza dentro de su pecho al escuchar mis palabras. Nunca obtuve una respuesta. Eliot fortaleció su agarre sobre mi cuerpo desnudo y se limitó a dormir en silencio.
Desde que tengo memoria mi padre siempre me acusó de manipular a mi primo. Lo que pocos sabían era que en realidad yo era tan suya como el mío. Esto era una relación de mutuo acuerdo, una simbiosis equilibrada que nos permitía seguir adelante. Su cercanía siempre había sido algo reconfortante.
Mi primer recuerdo asociado a su cuerpo es bastante borroso. Pero estaba segura de que antes de él no había nada, mi vida se resume a él. No soy capaz de recordar ni una sola noche donde no sean sus brazos quien apacigüen mi furia.
Eliot me tenía a mí y yo a él, eso era todo lo que poseíamos. Y cuando tienes tan poco y naces de las cenizas, creces aferrándote a eso que conoces. Era evidentemente también que él representaba mi única debilidad, pero quien esté dispuesto a amar debe saber lo que eso conlleva; todo aquel que ama se autoproclama susceptible de ser destruido por aquello que más anhela. Sin embargo, yo sabía que Eliot no sería capas de hacerme daño. Eso pensaba.
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Angelical Inferno
Novela Juvenil"Que el cielo arda en llamas y el infierno se rinda ante el frío". Los gemelos Vitale gobernaban Italia, Demon era el peligro y Ángel la tentación. Cuando Nessa Bianchi llegó a sus vidas lo último que cualquiera sospechó es que aquella diosa hecha...