IV

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Al llegar a la casa de Gilbert, él me hizo pasar

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Al llegar a la casa de Gilbert, él me hizo pasar. Fuimos directo al cuarto del señor Blythe, hacía muchísimo tiempo no lo veía.

-Querida ____, ¿cómo has estado? -se incorporó en la cama-. Pasa, siéntate.

Me senté en una silla junto a la cama de John y continuó hablando.

-Gilbert, ¿podrías hacer un té para la señorita O'Neal? -lo miró.

-Sí, padre -sonrió-. Será un placer.

-¿Y si mejor te ayudo? Podría preparar una tarta -hablé tratando de no dejar que Blythe se encargue de todo.

-Si no es molestia para ti -toció John-, adelante.

Miré preocupada a John, le iba a preguntar si estaba bien hasta que Gilbert habló.

-¿Vamos, ____?

-Sí, vamos... -salimos del cuarto-. Gilbert... ¿está todo bien con tu padre?

-Está... muy enfermo, ____ -lo miré y se le cristalizaron los ojos.

-Me duele oír eso, Gilbert, es una de las pocas personas extraordinarias que tuve el placer de conocer en esta vida -me acerqué a él-. Pase lo que pase, sabes que me tienes a mí -lo abracé y él correspondió.

-Gracias, de verdad, gracias -se limpió un par de lagrimas que se resbalaron de sus ojos-. Eres una de las únicas personas que se preocupan por su salud.

-Te lo dije, Blythe, es una persona extraordinaria -me separé de él- y tú igual -limpié un par de lagrimas que se escaparon de mis ojos sin darme cuenta-. Ahora vamos, tú tienes que hacer té y yo una tarta. Aún tenemos tiempo, son las 6:30 am.

Gilbert asintió y nos pusimos manos a la obra. A cada rato le preguntaba a Gilbert dónde estaban los ingredientes, cuando tuve todos y cada uno de ellos sobre la mesa comencé. Mientras yo hacia la masa para la tarta, Gilbert fue a cosechar un par de manzanas de su granja.
Cuando volvió, preparé las manzanas para agregarlas a la masa, y luego metí al horno el resultado. En media hora aproximadamente estaría pronta, así que fuimos de nuevo con John.

-¿Tan rápido hicieron todo? -dijo el señor Blythe con su respectivo tono, gracioso-. Son un gran equipo, jóvenes.

Gilbert y yo nos miramos y ambos nos sonrrojamos- G-Gracias, s-señor -tartamudeé.

-Cuando se casen me darán unos nietos preciosos -siguió el anciano.

-P-papá, ____ y y-yo somos amigos, nada más que eso -miró avergonzado hacia el suelo.

-Oh, claro y yo no me estoy por morir -rió.

-Señor Blythe, nunca más diga eso -me acerqué a él y lo tomé de la mano-. Usted es una persona maravillosa y va a vivir por muchísimo tiempo más.

-____, no lo podremos evitar -suspiró y luego toció-, el señor me espera -dijo refiriéndose al de arriba.

-Por eso, haremos todo lo posible para que en el tiempo que te queda seas muy feliz, ¿verdad, ____? -me miró Gilbert con los ojos vidriosos.

-Sí, claro -me levanté y abracé a Gilbert por los hombros-. No podrás librarte de nuestras estupideces tan rápido -reí.

Y sí, Gilbert y yo hacemos un buen equipo. Aunque a veces no lo soporto, me cae bien. Ambos nos miramos, estabamos demasiado cerca.

-C-creo que... tenemos que ir a fijarnos la tarta... -dije cambiando de tema y tratar de alejar a Blythe de mí.

-Mmm, sí, por supuesto -se separó de mí y salimos del cuarto.

Bajamos un par de escalones y llegamos a la cocina. Mientras que Gilbert preparaba el té, yo cortaba la tarta. Cuando teníamos todo preparado, lo colocamos en una bandeja y subimos con cuidado.
Gilbert se sentó en los pies de la cama y yo en la silla de al lado, y los tres comenzamos a desayunar.

-¿Trajiste tus cosas para la escuela, ____? -habló el señor Blythe.

-No, cuando salgamos iremos por sus cosas y luego a la escuela -respondió el joven Blythe después de darle un sorbo al té.

Luego de un rato, terminamos de desayunar y nos despedimos de John.

-Vuelve pronto, querida ____, Gilbert es más divertido cuando tú estás -le dediqué una sonrisa y salimos de la habitación dirigiéndonos a la entrada.

Bajamos de nuevo la escalera y salimos por la puerta principal.

-¿Así que eres más divertido cuando estoy yo? -levanté una ceja divertida.

-Es que usted, señorita, le da luz a mis días -respondió divertido.

-solté una carcajada- Oh, señor, ¿es eso una propuesta de matrimonio? -puse mi mano en mi pecho y suspiré.

-Si así lo quiere usted -se arrodilló frente a mí y me estiró sus manos haciendo como si sujetara una cajita-. ¿____ O'Neal, se casaría conmigo?

-No se imagina lo feliz que me hace oír eso, joven Blythe -hice que tomaba el anillo de la caja-. A mi parecer, está muy básico y clásico el anillo, pero sí,  acepto -suspiré de nuevo pero más exagerado.

Gilbert y yo nos miramos y comenzamos a reírnos a carcajadas. Teníamos la costumbre de jugar así, más cuando John nos decía que haríamos una hermosa pareja.

-Ya, vamos -lo ayudé a que se levantara-. Tenemos que ir por mis cosas y empezar un nuevo día.

-Me entusiasmaría más ir a clases y saber que el señor Phillips no estará.

-Deja de leerme la mente, Blythe, sé lo que intentas -lo miré con los ojos entrecerrados y luego sonreí.

-¿Acaso estás pensando que soy el chico más guapo de todo Avonlea en este momento? -levantó una ceja divertido

-Basta, Gilbert -puse una mano en mi pecho-, estás dañando mi privacidad -coloqué la otra mano en mi frente y suspiré.

Gilbert rió, esta vez el camino a mi casa fue menos aburrido, el silencio que nos rodeaba no era incómodo.
Entramos por la puerta trasera para que mi madre no torture a Gilbert con sus preguntas. Le dije que me esperara y subí a buscar mis cosas para la escuela, me cambié de ropa y bajé. Me despedí de mis padres; los cuales estaban asombrados de verme tan temprano, y tomé un par de tostadas, una para mí y otra para Blythe. Esto me recordaba a los viejos tiempos, cuando a penas teníamos 6 años, eramos inseparables, como uña y mugre, o calcetín y pie, bueno no tan así, pero pasábamos en la casa del otro, sino era en la mía, era en la de Gilbert.

-Adiós, señorita Janice -se despidió Gilb. Salimos fuera y siguió hablando-. Tu amiga me cae bien, es bastante simpática.

-Lo es, es genial -sonreí.

-Bueno, ¿vamos? Odio llegar tarde y creo que nos quedan unos diez o quince minutos -suspiró.

-Sí... Te ganaré -comencé a correr hacia el bosque y Gilbert me siguió-. Eres bastante lento, Blythe, pareces tortuga -reía mientras corría.

-Te alcanzaré, ya verás, ____ -tras decir eso llegó junto a mí-. Hola -dijo saludando con la mano.

Comencé a correr más rápido y él me siguió el paso, cuando estábamos por salir del bosque me agarró por la cintura y ambos caímos. Él sobre mí.

 Él sobre mí

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Ámame, Blythe || Gilbert Blythe/Lucas JadeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora