En la madrugada de un 22 de julio
La muerte y yo nos encontramos
Me dijo que si quería
Me llevaría a su lado.No lo pensé y dije que sí
Ya no había nada que perder
No había nada que temerAhí estábamos
Ella y yo
Completos extraños
Que en esa madrugada
Afinaron una alianzaSe asombró de mi decisión
Normalmente le dicen que no
Pero, ya no había nada por hacer.Si ella así lo quería
A su lado me tendría
No sé para qué preguntaba
Si en mis manos
La respuesta
No se encontrabaMe sonrió
Le sonreí
No había nada más que decir
Acepté sin chistar su fin
Pues, mi destino estaba sellado
Aunque no quisiera,
Mi vida había terminado.En un momento inesperado
Su frío aliento me envolvió
Besando mi alma resignada
Abrazando mi interiorNo me inmuté
No maldecí
No intenté huir
Tampoco interrumpirNo sabía que estaba preparada
Pero lo estabaNo había nada que temer
No había nada por hacerSolo era ella
Ahí conmigo
Cumpliendo su deberPero el beso de la muerte no culminó
Algo en ella cambió
Me miro con extrañeza
No hice más que esperar con pacienciaEntonces se alejó
Sin mirar atrás
Sin siquiera explicar
Que mi momento
No había llegado
Que quizá ella
Se había precipitadoConsternada desperté
De aquel extraño sueño
Donde la muerte y yo nos habíamos encontradoSin darme respuesta alguna
La vida regresó a su lugar
No había pesar ni desesperanza
No había remordimiento
Ni algún anheloLa muerte se había ido
La normalidad había regresado
Y mi cita con aquella fría figura
Por fin había culminadoNo era mi momento
Tampoco era el suyo
Ya nos encontraremos
En otros tiempos
En otra cita
Con la muerte misma
Cuando la vida lo decida.
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Veladas de insomnio
PoetryHay noches que se vuelven interminables, largas y tediosas noches. Donde la oscuridad se vuelve una aliada para que surja la magia. Y es en esos momentos, cuando la creatividad florece, las palabras fluyen y poco a poco van tomando una forma extraor...