Alma Indomable

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No había aves surcando el firmamento, solamente una hilera ensombreciendo desde cumbres en ruinas, exhaló el aire de su boca con dificultad; tembló un instante, y volvió sus ojos a las almas que con aquel gesto cuidaba, no se iba a dejar doblegar.


Un dolor tan profundo atravesó completamente su cuerpo cubierto de rojo intenso en cada rincón, pero aun así permaneció firme, sin quejarse, solo un simple sonido que pareció un suspiro del viento, mientras los ojos asombrados y llenos de lágrimas miraban en su dirección, era difícil interpretar el sentir de los soldados en el campo, había miedo, rabia, pena e incluso una interminable lástima por la figura mancillada de la mujer que había descendido del cielo la noche anterior, tan hermosa y poderosa como la diosa, pero tan inmensamente humana mientras el líquido teñido del mismo color del cielo seguía fluyendo a través de sus múltiples heridas.


Pero ahí seguía, de pie, si ella no era la diosa de la vida, todos los presentes podrían asegurar que no existiría otra, una orden resonó en sus oídos con fuerza, oyéndose más en sus corazones invadidos de miles de emociones, la joven que al hablar expulsaba la sangre desde su boca, les ordenaba retraerse — ¡Atrinchérense! — volvió a gritar — Los cubriré... — y qué fuerza de esa voz emanaba, esperanzadora.


Había roto uno de los extremos de la lanza que atravesaba dolorosamente su estómago, para luego deslizar fuera de su cuerpo el resto del metal sobrante, un silencio ensordecedor navegó por el aire.


El alma de esa mujer que insistía en no ser llamada diosa, tenía un poder inquebrantable, uno que invadía las propias almas de los presentes en el campo, ¿cómo podía seguir en pie con tales heridas?


Los cortos segundos pasaron sintiéndose eternos, antes que los soldados acataran las órdenes dadas, ella los comandaba; elevó su espada y les dio la espalda, aún manchada, la figura imponía algo que hervía en sus pechos, apretaban los puños y se movían, aquellos caballeros de armaduras carmesí, parecieron dudar algunos breves momentos, antes de volver al ataque.


Pero ella no movió un solo pie atrás, avanzó como un destello rojo intenso, matando sin piedad y rápidamente con el filo de su espada, cruelmente era su deber proteger esas almas reales.


¿Qué es mi sufrimiento, si puedo proteger esas bellas vidas reales?


Firme en su corazón se grababa una y otra vez la premisa, solamente caería cuando su corazón lo hiciera y entonces aferrándose a eso, seguiría eternamente de pie; respiró entrecortadamente varios segundos, y en su visión borrosa volvía a mirar en el horizonte la legión carmesí, desenvainando sus espadas y avanzando.


Mientras a sus pies, el viscoso líquido que miraba como prueba de la cruenta guerra, una masacre disfrazada de un juego, sus ojos de atardecer se nublaron con lágrimas, era impotencia; pero debía seguir, tenía que hacerlo, la persona que más amaba estaba tras ella, impedido de moverse; y ella debía resguardar el mundo que él amaba.


Desconociendo que en la oscuridad donde él se encontraba, sentía su dolor, desesperadamente tratando de alcanzarla, claro que él amaba ese mundo, pero dentro de su corazón, aun en penumbras, la única luz cálida que no se había apagado, era esa que la amaba a ella.


Empuño su espada, que reflejó la luz del día, tan pura, la bella imagen teñida en sangre, como una oda a la valentía y al umbral del dolor, con yagas abiertas, con lágrimas en la comisura de sus ojos, pero a la vez, brillaba como ese destello de esperanza que salvaría ese mundo.


Aunque ni ella misma pudiese creerlo cuando nuevas luces comenzaron a caer desde los cielos rojos; ¿Acaso podría con más?, parecía una burla, había declarado seguir eternamente firme defendiendo el frente, y ante ella, como agua fría calando sus huesos — ¿más?


La angustia podía mirarse en su semblante embarrado, rasgado, sus cejas arrugadas y su boca tensa, tirando las esquinas de sus labios, pero su vacilación duró un breve segundo, apretó en sus puños su espada y mantuvo firme sus hombros.


Lucharía, contra todos, por ese mundo... por él...


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Nota: Bien, esto es mi pataleo, un drabble que busca sacar algo de todo lo que Asuna hizo y que en el anime no han hecho honor; serán varios en distintos sentidos, y es un desahogo de mi musa, no me presten tanta atención, solamente necesito mi descarga xD

Gracias por leer a quien pase y nos leemos pronto!

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