Nuevo Amanecer

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Las encarnaciones de sus alas se desvanecieron en cuanto sus pies tocaron el suelo rojizo, hubo un breve silencio mientras las miradas de los soldados y las tres chicas más cercanas a Kirito quedaban fijas en ellos, aun sin salir del estado de asombro por verlos bajar desde los cielos ahora azules, por el milagro del joven de ojos oscuros.

El silencio fue roto por las lágrimas de felicidad y dos chicas corriendo a abrazar al chico que enrojecía ante las muestras de cariño — ¡Senpai!

Asuna miró la escena con sus propias mejillas coloradas y una suave sonrisa se dibujo lenta pero sinceramente, conocía y era la primera en entender los sentimientos de cariño y admiración que él despertaba en todas, las muestras de afecto pronto fueron compartidas para ambos, es que sus figuras habían traído esperanzas a su mundo.

Tenía tanto que decirle cuando volvió a mirarlo, pero sólo respiró profundo, dejándose llevar de su mano, mientras se abrían pasó a aquel estrecho donde la guerra había empezado, encontrándose ahí con los demás caballeros, incluidos entre ellos, la joven de aspecto serio, que con una sonrisa serena comunicaba el deseo del líder temporal del Dark Army, en sentar las bases de la paz con el nuevo líder del territorio humano.

Entonces todas las miradas recayeron en él; y Asuna presionó su mano como muestra de apoyo y confianza, y cómo había cambiado con los años aquel hombre que le regalaba una sonrisa segura y cómplice, no era solamente más alto, el tiempo lejano donde había sido el beater odiado quedaba en un lejano recuerdo, quedando en el aire viejo, como pequeñas palabras escritas en un libro ya cerrado, aunque todo parecía igual cuando el tacto de sus manos se presionaba de esa manera, algo en él había cambiado, y un ligero viento corrió a su espalda, elevando sus cabellos como atardecer por sobre sus dedos enlazados, que parecían una llave a lo eterno y como si aquel viento removiera el tiempo, a ella le pareció ver por un segundo el rostro del niño que conoció en el viejo castillo; y en su boca, lenta y apaciblemente, volvía a formarse esa sonrisa para él.

Rumbo a Centoria, ingresaban en una caravana y la multitud los vitoreo, como los héroes de la guerra, miles de papeles de colores danzaron con el aire a su alrededor, reconociéndolos en el acto como sus gobernantes, la diosa de la vida y el dios del cielo estrellado.

Cada persona en ese trayecto festejaba, entre admiración y felicidad por el fin de la guerra, esa que los había mantenido con alma en vilo; ella miró en dirección de su amado, sonriendo y saludando, su propia mano quedó suspendida en aquellos saludos, pero sus ojos avellana no se apartaba de él, miró varios segundos la profundidad de sus pupilas oscuras y él habló bajo, pero aún entre el bullicio lo entendió — Gracias

Pero ella no sentía que había nada que agradecer, ella lo seguiría hasta el fin del mundo, mil veces más si así él lo pidiera.

Aquel recorrido llegó a su final, había mucho por hacer, ese mundo comenzaba y tenían un deber que asumir.

Una semana había pasado desde el comienzo de la aceleración máxima, eran miles de situaciones que abordar, documentos y el inicio del Consejo del Imperio Humano, con el Principal Espadachín a su cabeza, con ella como segunda al mando.

Murmuró — Principal dono — mirando el horizonte enrojecido a través del gran ventanal de su habitación; el lujo era algo que querían evitar, pero ahora eran las personas más importantes en ese mundo y sus protectores, la mano en su pecho se apretó aún sonriendo por la mención del título del hombre que amaba y admiraba sobre todo, y al voltear hacia la gran cama de su dormitorio en el piso 30 de la gran Catedral, miró a su amado extenderle la mano desde el costado del lecho.

—Ha sido una semana larga, Asuna — habían dormido desde la primera noche ahí, juntos, ante la mención de su matrimonio en el primer mundo que compartieron a la caballero líder, Fanatio, quien con un atisbo de tristeza reflejada en sus pupilas, les informó que ese sería su hogar, ante las mejillas sonrojadas de ambos, como si de niños se tratasen.

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