CAPÍTULO DOCE

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"Te quiero tanto. Tú lo sientes, ¿verdad?
No está en las palabras, no tiene nada que ver con decirlo,
con buscarle nombres. Dime que lo sientes,
que no te lo explicas pero que lo sientes, ahora."

(Julio Cortázar)

A la mañana siguiente Prem observó al hombre dormido a su lado. Se sentía vacío por dentro, quizás tenia a la misma persona en su cama, era P'Boun, pero el extrañaba a una persona que no existía, a ese Boun que le daba un beso en la frente cada vez que lo dejaba en casa, ese P'Boun que le dijo que lo amaba, el mismo chico que tomó de su mano bajo las mesas de la sala de clases..., no podía seguir esperando que volviera, él no lo haría, el Boun que tenía en su cama solo quería sexo, Noppanut Guntachai nunca lo amaría, nunca recordaría la promesa que le hizo.

- ¿Te sientes bien? – Ambos sabían que no.

- Si, iré a darme una ducha. – Cuando Prem salió de la cama, pudo ver las marcas rojas en sus brazos, lo había arrastrado sin importarle la delicadeza de su piel, lo vio alejarse, pero no hizo nada por retenerlo, hacerlo provocaría que todo se derrumbara entre los dos, tenía que pedir perdón, no quería perderlo.

- ¿Quieres decir que aceptó el trato sin siquiera ver la presentación? – Dijo Prem asombrado, eso significaba que podía ir pensando en mudarse.

- Así es señor, esta tarde el señor Abatti envío el contrato y ya podemos comenzar a construir el centro de salud, dijo que esperaba que usted estuviera allí la próxima semana. – Su gerente hablaba muy emocionado del nuevo proyecto.

- Comienza a preparar todo, te espero en la tarde para afinar los detalles. – Cuando le cortó, su corazón se sintió más angustiado que antes, solo le quedaba una semana, se estaba muriendo lentamente, pero no tenía otra opción, a veces desaparecer de la vida de la persona que uno ama es lo mejor, sobre todo cuando esa persona no siente lo mismo.

Noppa escuchó atento desde la otra habitación, después de todo Prem seguía con la firme decisión de irse lejos, no sabía que pensar de la situación, si tan solo pudiese recordar lo que pasó hace ocho años, algo le decía que Prem mentía, él recordaba un beso robado, recordaba su sonrisa..., cada vez que intentaba pensar en ello un fuerte dolor de cabeza se lo impedía.

- ¿Estás bien?, luces algo pálido. – Prem entró en la habitación todavía envuelto en una bata, después de tomar esa ducha.

- Si, es solo un ligero dolor de cabeza...

- ¿Quieres que vallamos a la clínica? – Se veía preocupado, Noppa sonrió, después de todo no era solo sexo ¿verdad?

- ¿Estás preocupado? 

- No..., ¿Quién dijo?, puedes recostarte si quieres, no saldré hoy, mi gerente vendrá aquí. – Noppa ya lo sabía, de modo que asintió.

- Dejaré a Kao contigo, yo tengo algo que hacer. – El jefe Rojo había llamado por que al parecer "el chino" había aceptado una visita y también trataría de ver a su madre.

- Está bien, aunque no creo que sea necesario, ya has visto que no ha pasado nada, creo que esa persona solo quería asustarme.

- Casi te mata Prem, no creo que solo intentara asustarte, de todas formas, es mejor que estés acompañado.

- Como prefieras. – dijo indiferente.

Después del registro habitual, Noppa esperó en la sala de visitas, "el chino" había estado preso desde el secuestro de Prem, el jefe de la policía había fallecido en una cama del hospital después que le dieran en indulto por padecer de cáncer terminal, en cuanto al juez Sain continuaba prófugo, aunque la Interpol seguía su pista en Colombia. A Noppa le había estado dando vueltas ese caso y si el atentado que sufrió Prem tenía que ver con ello ¿y si Sain trataba de vengarse?, de sobra sabía que los narcos nunca dejaban un asunto pendiente.

CORAZÓN ENCUBIERTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora