Estaba harta de escuchar siempre el mismo sermón, sus padres eran buenas personas pero había momentos en los que realmente se pasaban. Esa tarde era uno de esos momentos, ella los respetaba pero no toleraba un instante más oír sus continuos reclamos.
El matrimonio. Todo giraba en torno a ese tema; ella era conciente de que debía casarse tarde o temprano pero jamás lo haría con aquel que sus padres eligieron. ¿Por qué tenía que ser esposa de semejante patán? El jóven Miguel era demasiado perfecto y eso la hizo sospechar.
Lo siguió, bajo un buen disfraz y así pudo contemplar su otra cara. Miguel era un libertino y aquello no estaba dispuesta a tolerar en un marido. Sin embargo sus padres nada quisieron escuchar, pero ella tampoco lo haría.
— Te casarás con él — dijo su padre duramente — Ya no aceptaré negativas.
— Antes prefiero estar muerta padre — contestó la muchacha — Hablo muy en serio.
— Hija por favor — intervino su madre — Piensa en lo que dices, tu padre y yo solo queremos tu felicidad.
— Extraña forma de demostrarlo porque no lo parece — la muchacha estaba alterada ya que las palabras de sus padres no coincidían con sus echos
— Con el tiempo nos entenderás — exclamo el padre agotado — Informaré a Miguel sobre mí decisión. Serás su prometida
— ¡Y yo me iré lejos de aquí! —gritando aquello la joven huyó de la sala y la casa rumbo al descampado dejando a sus padres solos y preocupados.
Afuera la tormenta comenzaba a desatarse pero la muchacha no le dió importancia ya que solo deseaba alejarse de ellos porque no la comprendían.
Lloraba de furia y frustración mientras corría alejándose de la casa. Sus negros cabellos húmedos se pegaban a su cabeza , cuello y rostro. La lluvia helada la abrazaba con sus fríos y húmedos dedos.
Un relámpago retumbó en el lugar estremeciendo la tierra. Una luz intensa iluminó un sector del descampado lugar para desaparecer al instante siguiente.
Ella tuvo la certeza de que algo había caído en ese sitio y como su curiosidad siempre dominó a su razón, fue a investigar aunque su corazón latía con gran intensidad en su adolorido pecho.
Sus largos vestidos de pegaban a sus piernas enredándose y dificultandole la caminata aunque ella no permitió que nada interrumpiese su trayecto.
Cuando estuvo a escasos metros vió en el suelo a una figura iluminada por una pálida luz. La noche había caído y la tormenta se intensificaba con el viento que parecía querer detenerla a toda costa.
Cuando estuvo lo suficientemente cerca contempló al ser más extraño y hermoso que sus ojos podían captar. Un jóven de rubia cabellera, blanca piel iluminada por una luz que salía del interior de su propio cuerpo, yacía boca abajo inmóvil.
Llevaba una capa azúl que cubría parte de su musculoso cuerpo pero lo que a ella la asombró fue ver que de su espalda nacían grandes alas blancas que en esos momentos permanecían desparramadas hacia sus costados.
— ¿Un ángel? — murmuró ella y elevó la vista hacia el firmamento en busca de respuestas. Pero solo pudo ver la lluvia caer y aquel oscuro cielo. Volvió a contemplarlo asombrada, el extraño parecía muerto.
Sus blancas alas iban apagando aquel destello que circulaba por ellas hasta extinguirse por completo. Luego siguió por su cuerpo hasta que esa luz dejó de reflejarse y brillar.
¿Qué era aquel que yacía en el jardín de su propiedad? ¿De dónde vino? ¿Un ángel tal vez?
— ¿Eres un ángel? — repitió en voz alta mientras de acercaba vacilante — ¿Víves aún? — Cuando estuvo lo suficientemente cerca de acuclilló a su lado y acarició su dorada cabellera. En ese momento lo vió respirar y alejó su mano como si se hubiese quemado — Está vivo — Miró a su alrededor en busca de testigos pero no encontró a nadie. Estaba sola.
ESTÁS LEYENDO
Guardianes Del Destino Y Otros Cuentos
FantasiaEl Tiempo, el Destino. Y una lucha mortal por sobrevivir en un mundo envuelto en caos. El amor, única salvación, yace ignorado en un rincón del cosmos. Algunos buscan lo inencontrable pero están condenados a vagar por las calles siendo invisibles...