GUARDIANES DEL DESTINO III

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A la mañana siguiente esperaba a Brenda en la puerta de su casa como de costumbre. Había llegado con Miguel a un acuerdo, dedicaría parte de mi tiempo a buscar a sus amigos, es decir durante las tardes ya que a la mañana debía asistir a clases o comenzarían a sospechar, las únicas personas que deseaba proteger eran mi madre y mi amiga de la infancia.

Podía sentir la impaciencia de Miguel pero me mantenía firme en mi determinación; Brenda salió de casa  como de costumbre mi respiración se entrecortó unos instantes. Era hermosa, recorrí su esbelto cuerpo con la mirada mientras mi corazón se aceleraba.

“Dile lo que sientes por ella” me sugirió Miguel, fruncí el ceño ya que era molesto saber que no tenía privacidad ni para mis propios pensamientos. “Lamento las molestias que te estoy causando Uriel” dijo al cabo de unos momentos. “No es tu culpa, ya me acostumbraré” respondí con mi mente.

—¿Qué te pasa hoy que estás tan callado? — dijo Brenda interrumpiendo nuestra conversación. Debía actuar como siempre si quería mantener el secreto. 

— Estoy cansado, es todo — contesté evasivamente
Llegamos al colegio. La mañana transcurrió como siempre, sin novedades y pronto acabó.

Al salir del colegio me disculpe con Brenda ya que tenía que llegar pronto a casa para dejar la mochila y comenzar el recorrido que nos llevaría a Miguel y a mí al rescate de Rafael y Gabriel.

— Tengo asuntos que atender Brenda — dije algo nervioso — Lo siento pero debo irme
—Bien, nos veremos luego — contestó ella

Llegue a casa, mamá seguía en el trabajo, deje la mochila en mi cuarto y pique algo de la heladera. Media hora después Salí en busca de Rafael. Miguel estaba más impaciente que antes pero comprendía   mis necesidades.

El Bosque Prohibido estaba algo alejado del macrocentro, sitio donde acostumbraba a frecuentar. Tuve que tomar dos colectivos para llegar.

A medida que nos íbamos acercando mi corazón latía con mayor intensidad debido al nerviosismo que me invadía. Ya había visto lo que era capaz de hacer Ariel y la sola idea de tener que enfrentarme a él nuevamente era suficiente para que mi corazón explote debido a su transformación en un tambor.

“Cálmate Uriel y confía en mi” decía Miguel “No dejaré que te lastime”.

— Pero el cuerpo es mío — objeté –Si lo daña sentiré el dolor aunque no lo desees 
— No porque en ese caso seguiré con el control — dijo Miguel  —  Creeme amigo, no permitiré que te dañe.

Aquello consiguió calmarme más de lo que imaginé, llegamos al lugar deseado: la entrada al bosque prohibido. Estaba justo frente nuestro.

El colectivo siguió su curso dejándonos totalmente solos. Dos columnas adornaban la entrada  y un arco las unía dándole un aspecto de antigüedad y magia.

Varios Cupidos adornaban el arco en su totalidad, el lugar estaba cercado por gruesos y altos arbustos. El viento circulaba con mayor intensidad
- Bien andando -  me dije a mi mismo al tiempo que nos adentramos en el interior de aquel desolado y tenebroso lugar.

Se llamaba “Bosque Prohibido” por las muertes que sucedieron años atrás, más los desaparecidos que tras tanto buscar los dieron por muertos. Aquel en verdad era un sitio peligroso, Miguel tomó el control dejándome a mí en un recóndito sitio de mi cuerpo a salvo pero sin reprimir mi conciencia así podría ser testigo de lo que sucedía.
El viento iba aumentando su silbido a medida que nos adentrábamos en el bosque espectral. Imágenes fantasmagóricas iban apareciendo por doquier  a medida que la luz del día se iba extinguiendo debido a la espesa vegetación del lugar; los mismos árboles impedían la entrada de la luz solar.
Los seres que aparecían tenían formas humanas pero eran transparentes, un tono gris plateado los envolvía. De diversas edades y de ambos sexos de varias épocas, todos seguían allí atrapados sin poder salir.  Sus almas permanecían encerradas en aquel lugar invadido de sombras. El mismo bosque poseía dones sobrenaturales maléficos que los capturaron, los asesinaron y ahora los mantenía a todos atrapados allí. Parecía que esa era la clave de todo, este bosque absorbía la energía vital de las almas de los que perecieron hace tiempo atrás.
A medida que nos adentrábamos las almas de aquellos desdichados iban apareciendo ante nosotros, sus expresiones mostraban la desesperación que sentían por ser libres otra vez y ver la luz.”Ayúdanos” “ no nos dejes aquí” “nos están torturando continuamente” “ el bosque es traicionero, tengan cuidado”

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