『5』

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Al parecer alguien no puede dormir.

La luz de la luna caía sobre los preciosos ojos azules del pilar de agua, haciendo que Yukiko se confirmase una vez más lo atractivo que Tomioka es. Su corazón empezó a saltar de la emoción mientras veía al somnoliento espadachín caminar hasta su posición, estar con su amigo la hacía sentir feliz y tranquila, era un sentimiento cálido el que envolvía todo su corazón al verlo. Giyuu siempre sonreía cuando la veía y Yukiko siempre esperaría por él. Sin importar cuánto tiempo estuvieran alejados, cuántos kilómetros los separasen, los unían lazos inquebrantables.

Desde que regresé de esa misión no he dejado de tener sueños con Sabito y Makomo...—era sincera, la persona en la que más confiaba en el mundo entero estaba frente a ella—.

Yukiko, mírame.—ella obedeció, quedando cara a cara con Tomioka—.

Aquellos bellísimos ojos como el mar en los que creía perderse por momentos, estaban mirándola fijamente. Giyū era el ser más perfecto en toda la faz de la tierra, era increíblemente fuerte, tenía un autocontrol sobrehumano, sus habilidades se salían de la órbita natural, era una persona increíble y ofrecía su apoyo incondicional a cualquier momento del día. Yukiko sintió su cuerpo perder el equilibrio ante él, se acercó hasta disminuir considerablemente la distancia entre ambos, la pilar desconocía todos esos sentimientos que Tomioka provocaba en su interior. Al principio sólo era admiración y un enorme sentido de gratitud, pero ahora, ellos habían crecido. Las bromas infantiles habían dejado de cumplir su función, la atracción que sentían el uno por el otro comenzaba a materializarse cada vez con más fuerza.

Tomioka-kun...—el nombrado pasó su mirada hacia los llamativos labios de la espadachín. Yukiko era indudablemente preciosa, sus ojos grises brillaban con la misma intensidad de la luna. Un deseo arriesgado pasó por su mente...—

El cabello negro se ve muy bien en ti.

La pilar sintió un montón de mariposas esparcirse en su estómago al escuchar esas palabras, no pudo evitar sonreír de la forma en que lo hizo. Snow dejó caer su cuerpo sobre él, con el fin de recibir uno de esos abrazos que podían borrar todo lo malo de su vida y hacerla feliz en cuestión de segundos. Amaba sentir la respiración del pilar en su cuello, mientras su piel se erizaba por el contacto. Eso la hacía sentir en paz.

El aniversario de la muerte de Sabito y Makomo se acerca. Sé que es díficil de procesar, pero no podemos cambiar el pasado. Hay que enfocarse en el presente y proteger lo que nos queda, Yukiko.

¿Crees que... si hubiera entrenado más, ellos seguirían aquí?

El espadachín tomó las mejillas de Harada con cuidado, obligándola a mantener contacto visual, era difícil verla tan decaída. Desde pequeña Yukiko presentó esa mala costumbre de culparse repetidamente así misma por los errores que otras personas cometen, es algo de lo que nunca ha podido liberarse. Pero aún así, para Tomioka ella resplandece de forma proporcional al sol. Resplandecía, brillaba sin limitaciones en lo más alto del cielo y él no se sentía capaz de alcanzarla por más que eleve sus brazos. Su rostro se veía serio, al parecer se sentía triste con lo que la cazadora había dicho.

No hubo nada, nada que pudiésemos hacer para evitarlo. «Toma mi mano y caminemos juntos, viviendo por ellos».

La pilar de la nieve se apegó más al cuerpo del mayor, sus profundas palabras tenían un efecto narcótico en todo su sistema. Snow respiró levemente su olor, deseando nunca jamás sacarlo de su mente, era casi como un antídoto para su desordenada mente. La oji-gris agradeció con todo su espíritu a la vida por tener a  Tomioka aún a su lado, era claro que debía proteger al único sobreviviente, ella debía proteger a su amigo, a su compañero de aventuras, a su amor.

Daré todo lo que tengo para protegerte, Giyū. No sé qué sería de mí sí algo malo te ocurriese...

Tomioka sonrió al sentir tanta calidez, las estrellas iluminaron sobre nuestros personajes, sus corazones estaban unidos desde el día en que se conocieron. Yukiko veía en él todo lo que una vez quiso alcanzar, era su modelo a seguir, la inspiración de sus días, su pilar de apoyo, el significado del amor, él era todo. Y para Giyū, Snow no era nada más que la razón por la cual seguía luchando diariamente, ella era un ángel, una reliquia, lo más preciado que tenía. Quizás, y sólo quizás, sus pensamientos lograron conectarse con los del otro al mismo instante.

Permíteme ser tus ojos, Tomioka. Quiero enseñarte la forma en la que yo veo el mundo.

¿Estarás a mi lado por siempre, Yukiko?

Efímeros copos de nieve comenzaron a caer sobre la magnificencia del océano azul.

Por supuesto, es una promesa.

Giyū acarició el cabello de la chica que yacía en su regazo. La miró con amor, la miró como al tesoro más sagrado que tenía en su vida, la miró para no olvidar ni una pizca de los detalles de su rostro, la miró perdidamente enamorado. El pilar de agua disminuyó la distancia que había entre ambos, Yukiko cerró sus ojos al instante, irónicamente sentía más confianza hacia Tomioka que en ella misma. Un beso sonoro y lleno de dulzura rozó levemente su frente, reflejando un enorme cariño dirigido por su compañero de aventuras.

Me encantaría estar aquí contigo por mucho más tiempo.—se atrevió a hablar, apoyando su cabeza en el pecho del azabache. Acto seguido él acarició su largo cabello, felices recuerdos de la infancia empezaron a aparecer en su mente—.

Vamos a dormir, no quiero que te enfermes.—Tomioka se levantó y con sus brazos cargó el liviano cuerpo de la pilar. Ella seguía recargada sobre él como un koala, disfrutando la sensación de seguridad—.

Giyū se aseguró de bloquear la entrada a su hacienda como todos los días, luego entró a la habitación que le pertenecía a Yukiko y la acomodó entre las sábanas. La pilar había empezado a mostrar señales de sueño, bostezó un par de veces y ya mantenía los ojos cerrados, había sido un día difícil. Después de todo lo que habían pasado juntos, hoy iban a poder dormir en paz. Tomioka la miró por última vez antes de abandonar el lugar, sonrió levemente al pensar lo linda que era y lo feliz que lo hacía, se veía tan tranquila. Dispuesto a irse, sintió un leve agarre que le impedía seguir caminando, era la mano de la cazadora sobre una parte de su haori.

No te vayas...—fue lo último que pronunció, atrayendo el cuerpo del mayor sobre su futón, Tomioka sólo se dejó llevar, no tuvo voluntad para negarse—.

La chica se escondió en el pecho de Giyū, mientras intentaba encontrar la mayor cercanía posible entre sus cuerpos. Tomioka terminó de acomodar a la oji-gris bajo la tela que la protegería del frío, luego envolvió sus brazos alrededor de su cintura con mucho cuidado, intentando no despertarla. Acto seguido, entrelazó sus manos en una sola y apoyó su rostro en el espacio libre de su cuello. En medio de una nación tan conservadora, ambos se sentían cómodos y en completa confianza para dormir tan juntos, el pilar de agua sentía la respiración de Snow en su cuello, provocándole cosquillas en todo su cuerpo. Decidió recibir por completo ese sentimiento de calidez y amor que Yukiko le estaba ofreciendo, un par de segundos fueron suficientes para que ambos se reencontraran en el mundo de los sueños.

 Decidió recibir por completo ese sentimiento de calidez y amor que Yukiko le estaba ofreciendo, un par de segundos fueron suficientes para que ambos se reencontraran en el mundo de los sueños

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𝐐𝐮𝐢𝐞𝐫𝐨 𝐮𝐧 𝐆𝐢𝐲𝐮𝐮 𝐞𝐧 𝐦𝐢 𝐯𝐢𝐝𝐚 :')

𝓢𝓷𝓸𝔀 『tomioka giyuu』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora