𝓢𝓷𝓸𝔀 『tomioka giyuu』

『8』

-¡Me alegra que todo haya terminado bien!-exclamó la pilar de nieve al dejar caer su cuerpo sobre el futón de la habitación en la que se encontraban, mientras miraba el techo. Después de todo, lo único que había quedado era el susto del sueño al que Tomioka había sido arrastrado-.

Yukiko levantó su mirada confundida al no recibir respuesta por parte de Giyuu, fue más extraño cuando él tenía su mirada perdida sin decir ni una sola palabra. La atención del pilar estaba en un detalle no tan pequeño, Snow siguió la dirección a la que los ojos azules de Giyuu apuntaban. Después del combate, la espadachín había olvidado por completo la grieta en la parte de arriba de su ropa, por la cual se hacía visible parte de su vistosa delantera. Sus mejillas empezaron a arder a fuego vivo cuando fue consciente de lo que justamente estaba ocurriendo, se sintió apenada, pero no mencionó nada fuera de lugar.

-Has crecido mucho.-fue lo único que salió de sus labios en medio de ese silencio incómodo, él tenía intenciones de hacerla sentir avergonzada, ya que ella era bastante tímida. Snow tapó parte de su cuerpo con el haori blanco mientras intentaba dejar de ser un tomate-.

-No me mires así-le regañó, pero las risas empezaron a delatarla. El contrario también empezó a reír, la situación pasó de ser incómoda, a tener un ambiente ameno en cuestión de segundos-.

-Vamos a dormir ahora, esto es un esfuerzo sobrehumano...-susurró en voz baja, mientras dejaba sus equipajes a un lado de la habitación que compartirían. Yukiko no alcanzó a escuchar lo que dijo, por el contrario, se dedicó a abrazar a su amigo y sentirse plenamente feliz de estar juntos una noche más-.

-Te quiero, Tomioka...-fue lo último que dijo antes de poco a poco caer dormida. Se había esforzado mucho hoy intentando proteger y combatir al mismo tiempo, el más alto se sentía sumamente agradecido con ella. Él sonrió al escuchar esas dulces palabras salir de sus labios, su corazón latía tan fuerte que tenía miedo de despertarla, afortunadamente eso no sucedió-.

«Ella es mi familia ahora, Tsutako. Estoy seguro que tú la envíaste a mi vida, Gracias, onee-san».

-¿Por qué te convertiste en pilar, Harada-chan?-la mencionada se giró para responder la pregunta de su compañera Mitsuri, la cual, se encontraba muy interesada desde el momento que ambos llegaron a la sede. Tomioka y Yukiko habían terminado de encender la fogata bajo esa noche estrellada, así que la espadachín no podía ignorar la pregunta de la de cabello de colores, el pilar de agua entrelazó sus manos bajo su haori para que Snow se sintiera más confiada-.

-Giyuu y yo somos amigos desde hace mucho tiempo, ambos entrenamos juntos con el ex-pilar de agua Urokodaki Sakonji. Yo aprendí la respiración de nieve y el manejo de la espada gracias a mi primer maestro, pero él sufría de una grave enfermedad influenciada por la vejez, no le quedaba mucho tiempo de vida...

«Tadashi-sensei...».

Mitsuri la miró con lástima, tan solo con ver la expresión del rostro de Yukiko podías notar todo el dolor que sentía al hablar de su infancia y el efecto que traía recoger todos esos recuerdos monótonos pero a la vez felices. Tomioka se acercó un poco más a ella y acarició levemente su cabello con su mirada neutra, él definitivamente la hacía sentir más tranquila, más liviana, más feliz.

-Luego de muchas cosas, acabé en el hogar de Urokodaki-san con Tomioka y otros aprendices, poco a poco se convirtieron en más que una simple amistad para mí. Luego, cuando llegó el momento de presentarse en la Selección Final, yo tuve que quedarme en el dojo a seguir practicando, aún era muy débil a comparación de los demás, no logré conseguirlo a tiempo.

-Debió ser muy duro para ti.-la espadachín tenía la mirada pegada al suelo, con una expresión indefinida sobre su rostro-.

-Fue mucho más que difícil, nunca olvidaré ese sentimiento de impotencia y dolor.-suspiró levemente, miró a Tomioka y él seguía ahí, apoyándola sin necesidad de decir ni la más mínima palabra-.

-¡Me alegra que haya podido conseguirlo, Harada-chan!-la oji-gris sonrió agradecida por las palabras de la pilar del amor-.

-Realmente conocí los límites de la fuerza humana, me esforcé tanto para intentar compensar el tiempo perdido que descuidé muchas cosas y cometí muchos errores, pero aquí estoy.-volvió a sonreír, sintiendo el viento correr através de su cuerpo-.

Tomioka cerró levemente sus ojos, disfrutando de esa tranquilidad que le transmitía sentir a Yukiko a su lado. Después de todo, él era la persona más cercana a la chica del haori blanco, él tenía grabado en su mente su historia, nunca la olvidaría.

-Me convertí en pilar porque quiero proteger con mis propias manos y habilidades. Quiero que este sea un mundo en el que los niños puedan sonreír sin preocupaciones, sin miedo. De verdad deseo que si existe la posibilidad, todos ellos ignoren lo efímera que es la vida, que puedan mirar al cielo y sentirse libres, como las estrellas.

-Eres tan cálida, Yukiko...-la nombrada regresó su mirada a Mitsuri, la cual, estaba llorando a cántaros por sus palabras. La más baja se sintió ligeramente avergonzada, pero intentó consolarla. La pilar del amor se sintió cegada por lo brillante y pura que era el alma de su compañera con ese corazón siempre dispuesto a ayudar. Una fuente de esperanza.-

-Cálida y fría, al mismo tiempo.-añadió Tomioka para sí mismo, con sus ojos aún cerrados. Yukiko se veía alarmada-.

-¡Mitsuri-chan no llores!-la oji-gris intentó detener las lágrimas de la del cabello colorido, sin conseguirlo-.

-¿Qué le hicieron a Kanroji?-el pilar de agua se levantó antes de que el recién llegado pilar de la serpiente intentase atacar a su amiga-.

-¡Iguro-san, waaa! Quiero ser como Harada-chan...-comenzó a decir la pilar del amor, los mocos salían de su nariz, pero así se veía aún más adorable-.

«En este mundo sólo existe una persona tan brillante como las estrellas, tan fuerte como el hielo y tan cálida como el sol. Sólo una...»

Y esa eres tú.

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