𝓢𝓷𝓸𝔀 『tomioka giyuu』

『7』

—Giyuu, ¿Por qué estás despierto?—preguntó sonriéndole al somnoliento niño. Aquella mujer de haori rosa, cabello negro y ojos azules como el mismísimo cielo abrazó al pequeño entre sus brazos—.

—Tsutako-onee-san, no puedo dormir.—le avisó, con lágrimas cayendo por sus mejillas. Una horrible pesadilla le hizo no querer volver a descansar, se sentía tan asustado que no podía resistirlo. El menor de la familia Tomioka abrazó a su hermana y se aferró a ella con fuerza, ella sonrió levemente mientras intentaba calmarlo—.

—No tienes nada que temer, Giyuu. Siempre estaré aquí para ti.—el de ojos zafiro se acomodó en el regazo de su hermana, ella tarareaba una dulce armonía que lo hacía sentir más tranquilo—.

Ella era su refugio, la única persona que a pesar de ser un niño frágil y asustadizo, siempre estaba a su lado. Levantó su vista y le devolvió la sonrisa a su hermana Tsutako, de verdad se sentía más calmado sólo con escuchar su dulce voz. Cada vez que  tenía una pesadilla, corría tanto como podía y una gran paz lo invadía cuando encontraba a su hermana, era la solución para todo lo malo que lo rodeaba. La luz al final del camino, el azul de su océano.

—Giyuu, mañana me casaré e iremos a vivir con mi prometido, nos esperan muchas aventuras juntos.—un pequeño brillo cruzó por sus ojos, mientras observaba el cielo de esa inolvidable noche estrellada—.

—¡Onee-san, mañana es el gran día!—le respondió, con una sonrisa de mejilla a mejilla—.

—Lo más importante para mí es tu felicidad. Quiero que seas tan feliz y brillante como las estrellas, lo deseo con todas mis fuerzas...

«Hasta que la tragedia llegó a sus vidas, acabando con la paz».

El pilar de agua regresó en sí, todo había sido un efímero recuerdo de su mente. Tomioka se sentía liviano, tan liviano como las olas del mar, su cuerpo fluía en la inmensidad de un vacío infinito. Sentía sus mejillas arder, las lágrimas empezaron a dejar rastro en todo su rostro, todos esos recuerdos aún seguían quemándolo por dentro, en lo más profundo de su ser. Cuánto extrañaba la voz llena de cariño de su hermana mayor, quien lo había protegido hasta el último de sus suspiros.

Todo le resultaba confuso hasta que la vió, vió la sonrisa de su difunta hermana aparecer ante él. Tsutako lo miraba con orgullo y amor, siempre con esa gran amabilidad en todo su delicado rostro. Tomioka intentó alcanzarla, más su cuerpo no funcionó en conjunto, ese dolor punzante comenzó a golpear en su corazón. Los recuerdos de su infancia lo hacían sentir miserable, débil e indefenso.

—Estoy tan orgullosa de ti. Me hubiera gustado estar ahí reconociendo tus esfuerzos por ser más fuerte y más feliz cada día... Pero, me siento tranquila al saber que alguien lo está haciendo por mí, ¡Envíale un saludo de mi parte, Giyuu!

«Ella...»

—Te sugiero que lo sueltes en este instante o te mataré.—escupió con un semblante serio, pero a la vez tranquilo, como Urokodaki-san le había enseñado. La mirada fuerte de la pilar hizo temblar a la demonio, sin embargo, esta no tenía intenciones de ceder—.

—Está soñando.—susurró levemente aquella mujer, mientras acariciaba la cabellera del inconsciente pilar de agua delicadamente—.

Yukiko tragó fuerte, apretaba con tanta fuerza su espada que sus uñas se incrustaban en la palma de su mano. Una vena sobresalía de su frente al ver como esa mujer demonio con la piel pálida acariciaba el rostro de Tomioka. Al parecer había podido atraparlo en un sueño, así que iba a ser complicado el rescate. El demonio había atraído a Snow hasta un lago casi que congelado no muy lejos del barranco, en el cual, ambas estaban dispuestas a pelear. La cazadora estaba planeando una estrategia mientras que se centraba en Giyuu, él estaba vivo porque salía viento frío de sus labios producto de la respiración, la espadachín sintió un poco de alivio. Pero como no conocía las habilidades de ese demonio, no debía dudar en atacarla con su respiración antes de perder el control.

—Aliento de nieve, primera postura: prismas de hielo.—musitó con lentitud, almacenando la cantidad necesaria de oxígeno en sus pulmones, al mismo tiempo intensificó el agarre sobre la empuñadura de su espada—.

El demonio de la montaña no tuvo tiempo de reaccionar cuando el brillante filo de esa arma giró sobre sus pupilas, afortunadamente Snow no apuntaba hacia su cuello, la prioridad era rescatar al pilar de agua de esa técnica de sangre. Ella se acercó lo suficiente para apoyar el cuerpo de Giyū sobre el suyo propio, luego saltó tan lejos como pudo, pero las afiladas garras de esa mujer cortaron su uniforme. Todo pasó muy rápido, Harada regresó a su ubicación inicial en posición de ataque, mientras Giyu seguía apoyado en su espalda, claramente la velocidad de la oji-gris se vería afectada por eso.

—Eres rápida.—comentó la demonio, mientras reía levemente. Yukiko se las había arreglado para recuperar a Tomioka en un segundo, a pesar de que su uniforme de cazadora acabara con una grieta profunda sobre la tela. Un mal movimiento y eso habría sido letal para la vida de ambos—.

Su compañero hizo un ruido extraño, así que la pilar envolvió el cuerpo del chico con su haori y luego midió su temperatura corporal, hacía tanto frío que una persona no acostumbrada al clima podía morir de hipotermia. La demonio se enfureció al ver como la espadachín ignoraba su presencia, corrió hacia ella velozmente con el único propósito de asesinarla y quedarse con el cuerpo del contrario.

La del aliento de hielo no logró responder, el tiempo se detuvo cuando una espada diferente cortó impecablemente la mano que yacía a milímetros del rostro de Yukiko. La pilar se giró hacia su amigo y de un momento a otro, él había recuperado la compostura para salvarla de un posible grave accidente. Una felicidad la invadió al ver la expresión seria de Tomioka parado frente a ella, con su espada a un costado de su rostro, él había podido regresar de ese transe sin saber cómo ni cuándo.