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Daegu estaba cada vez más cerca, pero para ambos jóvenes el llegar ponía sus nervios alerta

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Daegu estaba cada vez más cerca, pero para ambos jóvenes el llegar ponía sus nervios alerta. Hanna debía de alguna manera encontar a su padre y Beomgyu enfrentar a sus padres y representantes por haber estado de fiesta en Seúl. El joven posaba una vez más su mirada en su silenciosa acompañante, quería agradecer de alguna manera el que le haya dejado tomar el asiento que estaba predispuesto para la mascota que ahora él llevaba en sus piernas hace media hora.

Lo que le llamaba la atención de la femina no era su buena presencia, pues tenía que aceptar que fea no era algo que la describa, lo que rondaba en la cabeza de Beomgyu era lo apagada de su mirada. La había visto enojado e incluso tomando venganza por el teatro que armó, pero una vez sentados y de camino a Daegu la mirada de aquella chica no hacía más que transmitir tristeza, o eso era lo que percibía al estar sentado con ella por tan extensas horas.

Los sentimientos que alojaban en el corazón de Hanna no eran los más alentadores. El silencio y la vista lograron que su cerebro comenzara a recapitular momentos con su madre. Sus ojos estaban cristalizados por las lágrimas, tan solo pensar un momento en la mujer que la trajo al mundo tocaba cada fibra sensible en ella. La sonrisa que jamás volvería a ver, su voz... El sentimiento era el mismo a semanas de su partida. Tal vez era el momento de tomar en cuenta el consejo que el cura le había dado.

"Mantén tu mente distraída, cuando alguien pasa por momentos difíciles lo peor es pensar excivamente en ellos porque llegarán a agobiarte y destruirte mentalmente..."

¿Acaso era posible? Esa era la pregunta que rondaba en la cabeza de Hanna al verse una vez más romperse por su pérdida.

Una lágrima caía por su mejilla derecha mientras su mirada seguía fija en la ventana del bus. El simple ruido de su nariz puso en alerta a su acompañante, quien terminaba de confirmar que algo no estaba bien con ella. Sin pensarlo mucho comenzó a buscar en su pequeño maletín algo para poder limpiar su rostro que hasta el momento se mantuvo estático.

Cuidadosamente, Beomgyu se acercó al rostro la chica y con suma cuidado limpió aquella lágrima. Esto tomó de sorpresa a Hanna, ya que dió un pequeño salto cuando sintió aquella tela en su piel. Beomgyu le tendió el pañuelo un poco incómodo, pues no sabía el porque de su tristeza y la forma en que se conocieron no ayudaba mucho, eso lo tenía claro.

De un momento a otro la chica rompió en llanto, pues aquel acto no hizo más que romper la capa de fuerza que le quedaba. El sollozo el audible en el lugar y esto puso a Beomgyu más nervioso pues no sabía el porque de su reacción. De alguna manera, el verla en ese estado logró que él sienta una punzada en el corazón. La veía tan...desprotegida que solo quería abrazarla y reconfortarla, algo que no hizo.

Tranquila, tranquila —pronunciaba Beom de manera casi inaudible— Pensarán que te estoy haciendo llorar, por favor calmate ¿si? —el castaño simulaba una sonrisa y daba palmaditas en el hombro de la chica que no paraba de llorar, pero ahora con un volumen más bajo— Todo estará bien..

FAST HEART ¦ CHOI BEOMGYUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora