No era consciente de lo que hacía

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Hola chicos y chicas. Subo este capítulo porque algunos amigos me dicen que siga escribiendo. Después de este no si seguiré publicando porque veo 774 visitas pero nadie comenta ni vota ni hace nada. Cada dia me desmotivo mas y me desilusiono. Me duele saber que a casi nadie le interesa mi historia porque tengo 13 años y esperaba poder dar un paso en mi sueño. Besos.

Me desperté en una habitación azul, en una cama color mar con dosel azul claro, las paredes turquesa y muebles blancos, tenía estanterías con Cds y libros y había una silla con vestidos amontonados, encima de una encimera había un conjunto de vaqueros y camiseta holgada con un posit que decía: para ti. Supongo que se referiría a mi, ya que solo estaba yo en el cuarto. Cogí los jeans y me los puse, me quedaban algo grandes pero eran cómodos, me puse la camiseta granate y los tacones de ayer. Me miré en el espejo, el rímel estaba por mi cara y mis ojos cansados, estaba sonrojada. Me limpié el maquillaje de la noche anterior. Eran las 7 de la mañana, me quedaba tiempo para ir al instituto. Bajé al salón y vi a Lia y a Marcos sentados en un sofá viejo marrón.

-¿Que tal te encuentras, cielo?-me dijo lía

-bien, gracias-la verdad es que estaba algo mareada y no recordaba nada, pero era igual, miré a Marcos y le sonreí como pude, él apartó la mirada y fue a la cocina.

-echaron algo en tu bebida, y te desmayaste-me explicó lia con voz tranquila

-ah, bueno, ahora estoy bien-estaba confundida ¿Qué había hecho? ¿por qué Marcos me trataba de esa manera?

-Salí de la casa de Lía y fui a la mía a ponerme unas vans. Vi la moto aparcada al lado de mi casa, sentía impotencia y esta vez la adrenalina subía con más fuerza y ansiaba salir al exterior. Me monté en ella, pisé el acelerador y rompí todas las normas que pude. Aparqué derrapando en el aparcamiento del instituto. Y bajé de mi pequeño mounstro rápidamente, unos chicos se me quedaron mirando y silbaron con descaro, alcé el dedo del medio y segui caminando hacia mi sala mientras ellos reían haciéndose los gallitos, tenía ganas de gritar, pero no podia. Llegué a

la clase y tomé asiento, después de un rato llegó Marcos y se sentó con brusquedad. No habló en toda la mañana. Al salir del instituto le vi caminando hacia la puerta de entrada.

-¡Marcos, espera!-frenó en seco y esperó. Corrí hacia donde él y me puse enfrente de él para que no escapase-¿qué te ocurre?

-¿Que qué me ocurre? ¿que te ocurre a ti? Ayer estabas besandote con ese tío enfrente mía

-No era consciente de lo que hacía ¡me drogaron!-chille enojada

-nunca eres consciente de lo que haces, el primer día y ya te veo pegada a otro

-No fue mi intencion-se me empezo a quebrar la voz

-eres la misma andrea imprudente que el primer día

-no lo volveré a hacer-dije en un susurro, me sentía mal por esa fiesta, no debí aceptar la bebida. Se me escapó una lágrima, me sentía débil y en cualquier momento comenzaría a llorar como psicópata. Entonces Marcos abrió los brazos y me acogió en ellos, lloré en su pecho desconsoladamente y le di pequeños besos de arrepentimiento, aspire su olor y me relajé, dejé que el dolor se escapase de mí, que saliera para no volver. Comimos juntos, en un día normal habría reido y habría hecho tonterías, pero hoy estaba sin fuerzas, apenas comí y volví a sentir la necesidad de dañar mis muñecas, pero no lo haría, no lo haría por Marcos.

Luego Marcos vino a mi casa, y vimos una película tomando helado de vainilla. Hoy era Viernes y había otra fiesta, pero era más radical así que Marcos se quedó en mi casa. Luego me abrazó y nos quedamos dormidos en el suelo del salón, me sentía protegida estando con él, lo que no sabía es que lo necesitaría demasiado más adelante...

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