broken

maldito destino

desperté con Marcos a mi lado, los dos acurrucados en la alfombra como niños.

-Buenos días, princesa-me dijo dando un beso en mi mejilla y sonriendo con los ojos entrecerrados. Sonreí sin saber por qué, maldita sea, le amaba, le amaba mas que a cualquier cosa en este maldito mundo, solo quería sentirle a mi lado, sentir sus labios sobre mi boca y jugar a lo prohibido, simplemente le amaba. Le abracé y reí como loca, me hacía feliz tenerlo a mi lado y saber que no se iría, me sanaba las cicatrices en mis brazos y limpiaba la suciedad de mi corazón. No sabía nada del amor, puede que no o que si, no sabia si era mi alma gemela o mi futuro marido. Solo sabía lo de ese momento, que era que le amaba con locura. Con una locura de psicópata . él era mi marca de heroína y si yo era una alcohólica el era mi maldito vodzca. Él era mi único razón para seguir respirando el oxígeno que me permitía vivir, era el técnico que arreglaba mi software. Él, y solo él, me hacía vivir.. Le besé despacio y le acaricié, le susurré que le amaba, no me cansaría de decirlo.

Desayunamos juntos y luego fuimos a dar una vuelta. Me acompañó al centro comercial y jugamos con los peluches de una tienda de juguetes. Awww, se veía tan adorable con ese osito y esa cara de niño pequeño. Sonreí al tenerle tan cerca, solo para mí. Luego fuimos a un starbucks y pedimos los dos un caramel machiatto. Luego nos sentamos en una mesa y hablamos sobre el destino, se oyó la puerta abrirse y entro un chico con una chaqueta de cuero negra, era un motero. Pidió un frapuchino y se giró: Mauro.

Sonrió y me guiño un ojo con una sonrisa atrevida, le Sonreí dulce y seguí hablando con Marcos

-¿quien era ese?-dijo tenso

-un amigo-respondí indiferente

-Ya sera cosa del destino-atacó con sarcasmo, se levantó y se fue dejandome paralizada y rota. Maldito destino.