Capítulo 24.

1.5K 229 264
                                    

El fin de lo que nunca empezó
[2\3]

Narra Horacio Pérez.

Gustabo quería una sopa instantánea y como buen hermano, estaba llendo al minimarket a comprar, solo quería consentirlo en todo, no me gustaba verlo triste.

Llegué y me extrañó no ver a nuestro amigo Fred, en su lugar, había un viejo muy extraño, me dió una mala sensación.

Busqué por varios pasillos la sopita y no la encontraba, hasta que por fin vi una y se encontraba muy al fondo de expositor, tuve que meter todo mi brazo para sacarla.

Comencé a buscar otras cosas, aprovechando el viaje, prácticamente el refrigerador estaba vacío.

Cuando estaba eligiendo que verduras llevar, sentí ruido y me fijé que habían llegado unos policías a la tienda, no le di importancia.

Cuando llevaba mis cosas para pagar, los oficiales seguían ahí y me miraban fijamente, no pude negar que me sentí algo incómodo.

Tomé mis bolsitas y me dispuse a salir, cuando suena la alarma de la tienda y me sobresalté.

—¿Con qué robando eh? —El policía se me acercó y sacó un.. ¿Chocolate? de mi bolsillo, quedé sorprendido, yo en ningún momento tomé eso.

—Oficiales, yo no robé eso, ni lo tomé, se los juro. —Puse mis manos en modo de paz.

—Sí, si lo que digas, ahora mismo nos iremos a comisaría. —Me empujaron fuertemente con el ventanal de la tienda para esposarme, tenía la disposición de ir y aclarar todo esto.

Me metieron muy bruscamente al Z y partimos como un rayo hacía la institución.

—Oye.. yo te conozco —Abrí los ojos sorprendido. —Tú eres el maricon que andaba detrás del comisario.

—Claro, es él —Su compañero me miró a través del espejo. —Putos enfermos de mierda, deberían morirse todos.

—"¿Me gustas, te gusto?" —Cuando escuché eso mi corazón se quebró un poco, ¿Cómo todos se habían enterado de eso?

Estacionaron bruscamente que me golpeé fuerte con el asiento, me sacaron del auto y fuimos caminando hacía recepción, lo raro fue que pasamos directamente a un interrogatorio.

—Muy bien marica, ¿Por qué robaste ese chocolate? —Su voz me estaba intimidado pero no podía mostrar debilidad ante sus insultos.

—Yo no robé nada —Di un pequeño suspiro. —No sé cómo llegó ese chocolate a mi bolsillo.

—¿Cómo no sabes cómo llegó? —Los dos policías comenzaron a reír a carcajadas. —No me digas.. ¿La homosexualidad también borra la memoria?

—La homosexualidad no es una enfermedad. —Dije en un susurro, estos policías ya me estaban cansando.

—¿Qué dijiste? ¡A ver si tienes huevos y dilo más alto! —Me retó uno de ellos.

—¡La homosexualidad no es una enferme... —Un golpe de porra se estrelló en mi cara y me hizo tambalearme.

—¡Eres una puta escoria y más encima ladrón! —Sus jodidas palabras no me podían afectar, tengo que mostrarme fuerte, lo tengo que hacer. —¿Ahora eres mudo? ¡Habla! —No respondí, no quería caer en su juego, ahora volví a sentir otro golpe en la cara, esta vez había sido su puño.

Protestante •Intendenteplay•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora