ᑭՏYᑕᕼO ᘜᑌՏTᗩᗷO

Capítulo 4

Gustabo se despertó sin ganas de trabajar aquel día. Estaba harto de siempre la misma rutina y sabía que hoy debía trabajar si o si, ya que no tenían nada que hablar con Emilio. Gustabo cogió su teléfono y marco el número de su mejor amigo:
—Horacioo, cara naboo- dijo riendo-.
—Qué pasa Gusnabo.
—Horacio, hoy no me encuentro muy bien, ¿puedes decirle al viejo de crépito que hoy no puedo ir a trabajar?
—Claro, no te preocupes, me da pena que me dejes solito pero cuando salga de servicio voy a tu casa eh.
—De acuerdo, nos vemos guapo.
El rubio colgó y tiró su teléfono al sofá dirigiéndose al altavoz que tenía en su salón. Lo encendió y puso la emisora de Spainrp que, a su suerte estaba sonando '' La mayonesa''. Gustabo bailó y bailó, dando vueltas por toda su casa recordando los viejos tiempos hasta que escucho el timbre de su casa sonar.

Gustabo abrió los ojos como platos al ver de quién se trataba a través de la mira. Tan rápido como pudo apagó la radio y se puso una camiseta de la cual carecía acercándose de nuevo a la puerta abriéndola dejando ver su persona al sujeto que se encontraba en el exterior.

—Hola super- dijo tornando la voz a un tono más tristón y de cansancio, haciendo así creer que estaba mal-.
—Gustabo eres un puto anormal- dijo Jack Conway con una expresión seria-.
—¿Pero qué he hecho ya?
—¿Qué qué has hecho? ¿Te crees que soy gilipollas o qué? Hace una milésima de segundo se escuchaba la radio a toda hostia y que casualidad que cuando he tocado el timbre, ya no se escucha, déjame entrar y hablamos, porque esto me lo tienes que explicar Gustabín.
Gustabo se apartó de la puerta dejando entrar al superintendente.

—Vale si, es verdad, no estoy malo, pero no tenía ni puta gana de ir a trabajar.
—Pero que puta excusa es esa Gustabo, que te crees, ¿Qué yo siempre quiero ir a trabajar a verle la cara a cuatro pares de mariconettis? Pues no joder, claro que no, pero es tu puto trabajo y para cobrar debes trabajar- dijo poniéndole énfasis a la última palabra-.
Gustabo se quedó callado mirando al suelo, estaba apretando su mandíbula, mordiendose la lengua con tal de no contestar o hacer algo que no quería al superintendente.
—¿No me vas a decir nada, capullo?
—¿Que quiere que le diga? Ya le he dicho la razón por la que no quiero ir, estaba cansado de trabajo y no me apetecía ir hoy, lo siento, no volverá a ocurrir. ¿Ya? ¿Contento?
—Gustabo, ¿Estas bien? ¿Por qué no  ir a trabajar?
— y dale, que te he dicho que estoy cansado de trabajar, de atender putas denuncias, ¿por un día que no voy me va a sancionar? ¿Me va a pegar con la porra? Total si ya se ha convertido en algo diario
— Vale Gustabo, comprendo tu irritación, no pasa nada, haremos como que de verdad has estado enfermo y ya está, pero no lo consiento otra vez más, a la próxima a la puta calle, ¿De acuerdo?
—Vale - dijo el de los ojos azules, ahora sonriendo pues había conseguido de nuevo, no tener ninguna sanción-.

Justo cuando Conway iba a salir de casa de Gustabo, se escucho una voz por la radio.
—Aquí subinspector Dan, he recibido una bala en la costilla y me cuesta respirar, me retiro al hospital lo antes posible.
—10-4 Dan ve con 10-3 lo que sea avisa por aquí- contesto el superintendente-.
A Gustabo se le abrieron los ojos como platos al escuchar la voz de su compañero de vida magullado y le arrebató del hombro la radio al superintendente hablando algo nervioso y preocupado.
—Aquí subinspector Fred, Dan, ¿Me escuchas?
—¿Fred? Si, te escucho- Horacio hablaba cansado y con quejidos por el medio-.
—Voy yo también al hospital, tranquilo que no te pasará nada y si te pasa, los pecadores pagarán su merecido.
—Cómo te quiero Fred,- Dijo Horacio aún sin perder la sonrisa entrando por la puerta del hospital- ya estoy en el hospital, tranquilo no me pasará nada.
—Si te pasa algo el que te mata soy yo- se escucho a Horacio reír y seguidamente su radio apagarse-.

El superintendente miro extrañado a Gustabo pues nada más fue un disparo a la zona cercana al pulmón cuando otras veces él mismo había sufrido disparos cerca de la zona del corazón o cabeza.
—¿Por que has actuado así? Es tan sólo un disparo superficial, tu has sufrido incluso heridas peores.
—¿Y que importa eso? Horacio puede estar en peligro igualmente y yo no dejaré que eso ocurra.
—parece que Horacio es muy importante para ti. Pero, ¿Hay algún motivo principal por el cual te compartes así?
Gustabo miró a Jack durante unos segundos, se quedó callado y acto seguido salió por la puerta cogiendo su coche dirigiéndose al hospital. Jack no se quedó atrás, pero este no iba por Horacio, sino perseguía a Gustabo ya que este le debía la respuesta de la pregunta formulada anteriormente.