Alexandra se encontraba en el aeropuerto ayudando a su madre a ordenar algunas bolsas de frituras en su local. Su madre trabajaba en un 7-eleven y Alexandra la acompañaba todos los días para ganarse un poco de dinero. Después de ordenar aquellas bolsas, empezó a limpiar las ventanas. Mientras lo hacía, pudo ver a un chico que se le hizo conocido, esa cara la había visto en algún lado.
—¿Christopher? —se preguntó a si misma para luego dejar el trapo en el mostrador
¿Qué estaría haciendo aquel chico, solo y en un aeropuerto? Alexandra tenía que darse cuenta
—¿A dónde vas? —preguntó su madre pero su hija no la escuchó.
Alexandra pasaba esquivando a la gente que estaba a su alrededor mientras iba en busca de aquel chico. Al llegar con él, respiró profundo se decidió hablar con él. Aunque era el chico que le robó a su novio, tenía que averiguar que hacían en ese lugar y cómo llegó ahí.
—Disculpa, Christopher ¿cierto?
—Emm ¿Quién eres? —preguntó con un poco de temor.
—Soy Alexandra, la chica que te ayudó hace días a volver a tu casa
Christopher recordó aquella dulce voz y la imagen de la chica de puntas moradas se le dibujo en su mente. Estaba salvado.
—¡Ayúdame, ayúdame! —buscaba la mano de la chica mientras susurraba aquella palabra, pidiendo auxilio
—¿Qué pasa? —se preocupó
—Viene por mi, viene por mi —repitió con desesperación— mi papá viene por mi.
Alexandra recordó todo lo que Zabdiel alguna vez le dijo. El padre de Christopher era un peligro para él y en cualquier momento podría aparecer para llevarselo, creo que el momento había llegado. En eso, Martín, el padre de Christopher, salió del baño y se dirigió a la banca donde estaría su hijo espérandolo. Nadie sabía que lo había secuestrado y en el aeropuerto no había nadie quien lo pudiera detener y reconocer al pequeño. Bueno, eso era lo que pensaba.
—¿Christopher? —se preguntó al ver que no había nadie en la banca— ¡Mi hijo! ¡Robaron a mi hijo! ¡Guardias!
Aquel hombre causó un alboroto llamando la atención de las personas que estaban por ahí hasta llegar con los guardias para avisarle de que alguien había tomado a su hijo y que checaran las cámaras de seguridad. Christopher estaba en el 7-eleven escondido en una bodega junto con Alexandra.
—Tranquilo, él no te encontrara aquí. Toma agua para que te calmes —le dio la botella ya abierta y Christopher tomó un poco
—Ten hija —entró su madre entregandole su teléfono—para que les llames a un familiar y vengan por él
—Mamá hay que llevarlo nosotras a su casa
—No podemos hija, los guardias cerraron las puertas del aeropuerto y ya lo estan buscando —avisó su madre
—Mierda
—No quiero irme con mi papá, no dejen que me lleve —pidió entre sollozos
—Trata de tranquilizarte, le marcaré a tu hermana para que traigan a la policía y arresten a tu padre
Christopher asentía sin dejar de preocuparse y sentirse angustiado.
Por otro lado, estaba Jade en su casa junto con Zabdiel intentando buscar una explicación del porque Christopher no estaba en casa. Sonó el teléfono de Jade y contestó
—¿Bueno?... oh dios mío... si ahí estaremos —colgó
—¿Lo encontraron? —preguntó Zabdiel con preocupación
—Sí y hay que llevar la policía.
Le llamaron a la policía quienes ya sabían de la fuga del padre de Jade y fueron junto a los chicos hacia el aeropuerto. Al llegar, pidieron que les abriera la puerta y gracias a que era la policía los dejaron entrar al igual que los chicos.
Martín al ver a la policía y a Jade empezó a correr para poder escapar.
—¡Cierren las puertas! ¡No dejen que se escape! ¡Es un asesino! —gritó Jade señalando a su padre quien corrió a toda velocidad.
Hasta que los guardias lo atraparon y se lo llevaron a la policía quienes lo esposaron para luego llevarlo a la patrulla. Alexandra quien salía del local junto con Christopher, Zabdiel los miro y corrio hacia ellos seguido por Jade.
—¡Christopher! —exclamó de felicidad
—¡Zabdiel! —se abrazaron
Luego llegó Jade y también abrazó a su hermano mientras lágrimas recorrían sus rostros. Estaban juntos de nuevo y ahora nada ni nadie podría separarlos.
—Gracias —le dijo Zabdiel a su ex
—No hay de que —le sonrió.
[.....]
—Familiares del paciente Veléz Muñoz —habló el doctor saliendo del cuarto y Jade y Zabdiel se levantaron — vengan para quitarle la venda al chico.
Por fin se había llegado el día de la operación para que Christopher recuperara la vista. Había llegado el momento de ver el resultado de la operación y Jade y Zabdiel tenían que estar presentes. Aunque había la posibilidad de que la operación no funcionara.
—¿Cómo te sientes? —preguntó Jade al entrar al cuarto
—Bien aunque algo desesperado. Quiero que me quiten la venda ¡Ya!
El doctor sonrió y con ayuda de la enfermera empezó a quitarle la venda de los ojos. A finalizar el doctor le pidió que abriera los ojos. Christopher con mucha dificultad abrió los ojos poco a poco mientras parpadeaba un poco.
—No veo... —susurró con tristeza
Y la esperanza de Jade y Zabdiel se fueron a la mierda
—No veo mi pastel que me prometieron ¿Dónde está mi pastel mentirosos? —empezó a reírse mientras que Zabdiel y Jade lo miraban sin entender
—Entonces ¿Ves o no ves?
—¡Claro que si veo, tontito!
Y los 3 se abrazaron.
Jade se quedó con la custodía de Christopher. Alexandra se fue a estudiar a los Ángeles y conoció a un chico llamado Demian quien la ama mucho. Richard regresó a la ciudad y se reencontró con su amigo. Martín está en la cárcel pagando su condena al igual que Esteban quien quedó paralitico gracias al accidente.
Y ahora, Christopher es feliz a lado de Zabdiel y después de unos años ahora viven juntos con un perro pequeño al igual que un gato que adoptaron como si fueran sus hijos. Ahora son adultos y se aman demasiado pero para Zabdiel, Christopher seguirá siendo un bebé porque Christopher siempre dice:
—¡Estoy chiquito!
FIN.
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ᴇsᴛᴏʏ ᴄʜɪǫᴜɪᴛᴏ | ᴄʜʀɪsᴅɪᴇʟ
De TodoA Zabdiel no le agrada tener que mudarse.Dejar su antigua ciudad, sus amigos y a su novia por la culpa del nuevo trabajo de su mamá lo tiene molesto. Y aún más molesto se pondrá cuando conozca a su nuevo vecino, Christopher quien es un chico "raro"...