5. Visita.

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Los Vicuña están de buen humor...


Javi conducía, en silencio, hacia el escondite de los Vicuña. Los otros no decían nada tampoco. Tanto Laura como Sergio notaban la decepción y el enfado en la cara de Javi, seguramente por el episodio que había tenido lugar minutos antes. Mientras, Rafa vigilaba el puerto y Marco se había vuelto a su casa. A Javi le acompañaban Laura, Sergio y José Antonio. Marta, por su parte, se había ido a su casa a descansar, totalmente harta de la conducta rebelde de algunos. Se había propuesto buscar datos sobre la misteriosa chica del puerto basándose en las cosas que conocían de ella.


―Utiliza Internet. Toda web de criaturas extrañas sirve para encontrar algo―le había propuesto Javi. Y eso se disponía a hacer ella. Y mientras, los otros cuatro habían decidido ir a la boca del lobo. Aunque la boca del lobo no lo era tanto debido a que Serafín había prometido que ninguno de ellos tocaría un solo pelo de la cabeza a los humanos de ADICT.


El escondite de los Vicuña había peranecido imperturbable desde la última vez que les habían visitado. Félix y Casimiro esperaban en la entrada, junto con una vampira de pelo negro y largo que los chicos no habían visto nunca.


―La verdad es que Margarita nunca se equivoca― decía Félix―. Sus dones premonitorios me siguen divirtiendo aún ahora. Viene una visita comestible, decía...


―Déjate de milongas, Félix―dijo Javi, con desdén―. Venimos en son de paz. Me parece que no hace falta que os lo diga.


―Ja. Una lástima―decía Casimiro, irónico, con sus ojos de color rojo sangre fijos en Laura―. Yo contaba ya con poder convertiros ya.


―Bueno... ¿Hay aquí alguien con la suficiente autoridad para hablar con nosotros? ―preguntó Sergio entonces, dándoselas de importante.


―Ooooooh. Aquí está el Rey de España―dijo José Antonio, mirando a Sergio con aires despectivos, mientras que Félix y Casimiro esbozaban una sonrisa―. Tú sigue así, que como se cabreen nos linchan...


―No vamos a hacerlo― una cantarina voz femenina se dejó oír. Las miradas de los cuatro chicos humanos vislumbraron a Blanca, la compañera de Serafín, que acababa de llegar al vestíbulo, tan impresionante como siempre.


―Vaya. Ya era hora―dijo Sergio―. Muy buenas, señorita.


―Los chicos humanos. Vaya. Qué sorpresa. La verdad es que no os esperábamos. Bueno, Marga sí, en realidad. ¿A qué debemos vuestra visita? ―preguntó Blanca.


―Nada bueno, sin duda―murmuró Félix, que sabía a la perfección qué pasaba por las mentes de todos en ese momento.


―Oh, ¡cállate ya, visionario!― exclamó Javi―. Siempre tienes que estar igual. Veamos... ¿qué me dirías si te cuento que hemos encontrado unas estelas cántabras que pretendía robar una tía muy rara que hipnotiza con la voz?


Blanca puso cara rara. Miró a Margarita, a Félix y a Casimiro, que tenían miradas de preocupación.

ADICT II: TornadoWhere stories live. Discover now