11:11, make a wish.

Capítulo 7

Me desperté en una cama desconocida. Estaba desorientada, no sabía donde estaba ni que había pasado. Lo último que recordaba era estar en el salón de la casa de Mike viendo una película. Las tripas me rugían y entonces recordé que no había comido nada desde prácticamente el desayuno, así que me decidí a salir de esa habitación desconocida para buscar comida.

Cuando salí de la habitación la realidad me golpeó. Seguía en la casa de Mike. ¿Y el resto? ¿Ashton se había ido sin mi? Más le vale que no. Cuando encontré las escaleras bajé y me dirigí a la cocina. No me había percatado de que aun era de noche hasta que miré el reloj de la cocina que marcaba las 3:23 de la madrugada. Miré a mi alrededor en busca de algo para comer, pero cuando no vi nada me puse a rebuscar mas a fondo, miré en la nevera pero no estaba lo que yo buscaba, luego miré en el microondas y ¡bingo! encontré los pocos trozos que habían sobrado de la pizza. Cogí uno y me senté en la isleta de la cocina a comérmelo a mi ritmo tranquilo, como siempre.

 “¿Ahora sí que comes?” una voz me sobresaltó y pegué un brinco en mi asiento haciendo que la pizza se me cayera de las manos y al plato. Me giré para ver al propietario de esa voz, aunque ya supiese a quien pertenecía.

“¿Pero se puede saber a ti que coño te pasa?” le grité susurrando “¿Siempre tienes que ir dándome sustos por las cocinas o qué?” no dijo nada, solo me miraba. Resoplé y volví a coger mi porción de pizza para darle otro de mis bocados. Pasaron unos minutos en los que ninguno de los dos dijo nada, él solo me miraba, cosa que me incomodaba. “¿Qué?” dije en un tono muy borde “¿Qué miras?”

 Se separó del marco de la puerta y se adentró en la cocina cerrándola. “¿Qué haces despierta?” ignoró mis preguntas.

 “Comer. Creo que es bastante obvio.”

 “¿Y por qué no has comido antes, entonces?”

 “No es asunto tuyo, eso para empezar. Y ¿que más te da cuando como y dejo de comer?” este niño era muuuuuy insoportable y me estaba quitando las pocas ganas de comer que tenía.

 “Es mía.” ¿pero este es tonto?

 “¿Qué?”

 “La sudadera. Es mía.” lo miré con cara de pocos amigos. Me levanté de la silla dispuesta a subirme otra vez a la habitación en la que había dormido antes mientras quitaba la sudadera.

 “Toma. Aquí la tienes. Toda tuya.” la dejé caer en el suelo delante de sus narices, cosa que por como apretó la mandíbula figuré que no le gustó mucho. Ups. Acto seguido subí las escaleras e intenté encontrar la misma habitación en la que me había despertado hacía unos minutos. Por suerte fue la primera puerta que abrí. Me tiré en la cama y me tapé con las sábanas. Tardé un rato en volverme a dormir. Escuché unos pasos por el pasillo unos minutos después de que yo me hubiera metido en la cama y supuse que era Luke yendo a otra habitación de la casa cuando oí mi puerta abrirse. Me sobresalté y cerré los ojos rápidamente haciéndome la dormida, gracias a dios que estaba de espaldas a la puerta. Noté como se acercaban a la cama. De repente me cubrieron con lo que parecía ser una manta. y un olor a colonia me inundó las fosas nasales, su colonia. “Me gusta más como te queda a ti.” susurró. Seguramente pensaría que estaba dormida. Acto seguido se fue cerrando delicadamente la puerta. Yo me incorporé en la cama y me quedé mirando su sudadera gris para después ponérmela. Me costó un poco dormirme de nuevo, ya que me había desvelado con todo esto pero creo que fue sobre las 3:40 que volví a caer en un profundo sueño.

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 Cuando nos despertamos desayunamos juntos y nos fuimos todos a las dos horas, más o menos. Cuando llegamos a la casa de Ashton no había nadie en casa. Ashton fue a darse una ducha y yo fui a por mi ordenador a mi habitación, para luego volver a bajar a la cocina y sentarme en una de las butacas de la isleta de la cocina. Abrí el ordenador y me metí en skype para en seguida recibir un mensaje de Ana y África que decía “llamada grupal. ya.”.