Capitulo 5

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¿Alguna vez has pensado a donde se va tu alma cuando ya no estas mas en la fas de la tierra viviendo tu día a día como siempre?

Seguramente te han platicado cosas terribles del inframundo, un hombre de cabello en llamas, ojos grandes, dientes filosos y ¡Oh! A veces cuernos y una cola ¿Qué no?

¿Qué pasaría si te digo que el inframundo no es nada de eso?, ¿Qué pasaría si te dijera que las probabilidades de que termines en un lugar tan malo como el que te han contado son muy limitadas si es que haces tu trabajo bien en la tierra?

Te cambie tu perspectiva, ¿A que no?

El inframundo es un lugar muy extenso, esta dividido en diferentes secciones como el Tártaro, (Donde deberías desear nunca estar) el tártaro era uno de los lugares mas temidos del inframundo, en el habitaban las almas mas injustas y criminales despreciables capaces de hacer las aberraciones mas grandes de la tierra (Cabe mencionar que en el tártaro también albergaban los titanes pero en un lugar aun mas oscuro y profundo) seguido del tártaro estaban los campos de asfódelos, donde habitaban las almas que no cometían grandes crímenes, las almas ordinarias, era un lugar oscuro. Los campos elíseos ¡Oh! Los campos elíseos era el lugar donde habitaban las almas de los héroes y personas justas y honestas, en este lugar había alegría constante y estaban lo suficiente alejados del tártaro y los campos asfódelos para estar seguro. El inframundo estaba dividido por grandes y diferentes ríos, gracias a ellos podías ser transportado según al destino que los jueces Eaco, Minos y Radamanto dispusieran para ti, pero para que esto sucediera primero tenias que viajar con el barquero Caronte donde como pago deberías ofrecerle una moneda, si no corrías con suerte y te enterraban sin la moneda te tendrías que ver obligado a vagar por la orilla del rio durante cien años, una vez cruzando el rio con el barquero el lindo cerbero te recibiría en las entradas del palacio de Hades.

Cerbero, ¿Cómo describir a cerbero?
Imagínate un perro, si, un pitbull, un pitbull grande y con sus orejas puntiagudas como les gusta mostrarlos en la tierra, al costo del dolor del pobre animal, un pitbull de orejas afiladas y molesto, muy molesto, como si hubieran matado a su amo y lo tuvieran amarrado sin poder salvarlo, ¿Ya te lo imaginas? Ahora imagínate con tres cabezas, si, tres cabezas muy molestas tan molestas que salivan todo el tiempo y sus ojos parecen estar incendiados en fuego.

El palacio de Hades es oscuro y frio, es gigante y tiene múltiples habitaciones y grandes escaleras en forma de caracol que parecen no tener fin, teniendo tantas habitaciones la única que es mas recurrente es la sala del trono de Hades, en esa sala suele reposar la mayoría del tiempo, esperando que lleguen las almas a las que ha convertido esclavos y que son sus trabajadores para que le mantengan al tanto de que es lo que sucede en diferentes lugares del inframundo, es un dios, si, pero no le apetece estar de aquí para haya revisando si esta todo en orden, para eso es el rey.

Aunque por mucho tiempo (en verdad, mucho) no le ha parecido la idea de compartir su palacio con las Moiras es un requisito al que se ha visto obligado por parte de su gran hermano Zeus.

Las Moiras son tres mujeres, las tres son hermanas y son las encargadas del destino de cada alma en la tierra, Cloto hilaba la hebra de vida con una rueca y un huso, Laquesis era quien media con su vara la longitud de la vida, Atropos era quien cortaba el hilo de la vida y elegia la forma en que moría cada hombre de la tierra.

Las Moiras nunca salían de su habitación al menos que fueran asuntos que sabían que en verdad eran relevantes hacia Hades, una noche en la que Hades escuchaba las plegarias de un esclavo pidiéndole que le permitiera cruzar a los campos asfódelos, que ya no quería revisar el tártaro, que era un lugar horrible, Hades lo miraba con cansancio, la mayoría de las almas se mantenían en su forma de humanos hasta que su alma era consumida por completo en los ríos, eso sucedía cuando Hades estaba lo suficiente fastidiado de ellos y con un solo chasquido de dedos los mandaba al rio Aqueronte, no es como si el pudiera cambiar su destino en realidad, el solo se encargaba de repartir a donde iría cada uno, el no tenia el poder en sus manos de cambiarlo (Y no es como si la culpa lo persiguiera), el estruendo de la puerta de su sala de trono arrastrándose por el piso gris lo hizo levantar la vista, ¿Quién se atrevía a entrar así a su sala? Con un chasquido de los dedos del dios el esclavo guardo silencio, tres mujeres altar, pálidas como la nieve del invierno y de largos cabellos cobrizos vistiendo túnicas blancas aparecieron frente a él.

Fatum  ▸Larry Stylinson ▸AuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora